Descubierta por Cabrillo
y habitada por “Kumeyaay”,
donde nació California
de belleza sin igual.
Por las calles de San Diego
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a diario camino yo,
con el corazón pendiente
de lo que hay en derredor.
Veo cosas maravillosas
que embellecen el confín,
como la playa y el mar
con brillante tono añil.
El zoológico tan grande
y el bello Parque Balboa,
con su fuente y sus museos
que han ido formando historia.
Gran diversidad de escuelas
donde se educan alumnos,
con diferentes edades
de todas partes del mundo.
El puente de Coronado
bajo el cielo y sobre el mar,
donde transitan los autos
que inquietos vienen y van.
Los barcos en “Seaport Village”
que acarician la marea,
como aquellos blancos cisnes
cuando de otras tierras llegan.
Al mundo desde San Diego
muestran sus alas gigantes,
los más modernos aviones
cargados de tripulantes.
El tren que va por las vías
con su vaivén cotidiano,
a cuestas mil sueños lleva
amores y desengaños.
Desde el tranvía se divisan
maravillosos murales,
en las paredes del barrio
con coloridos mensajes.
Ahí está el Parque Chicano
histórico y cultural,
fiel símbolo de San Diego
y de la raza de Aztlán.
Por las calles va la gente
muy temprano a trabajar,
impregnados de ilusiones
que un día esperan lograr.
En algunas de las calles
de esta grandiosa ciudad,
hay grupos de personas
sin dinero y sin hogar.
En esta ciudad divina
hay gente rica y muy pobre,
pero todos orgullosos
de ser de esta tierra noble.
Unos ríen y otros lloran
como todo ser humano,
dentro de ellos hay historias
que al vivir van dibujando.
Es San Diego como el cielo
a donde muchos quieren ir,
por veredas y por mar,
avión y ferrocarril.
Los Ángeles está al Norte
del Condado de San Diego,
al Este Valle Imperial
y arriba un hermoso cielo.
Tijuana se encuentra al Sur
y el Pacífico al Oeste,
por donde se oculta el sol
con el rostro muy sonriente.
En esta tierra he vivido
la mayor parte de vida,
aquí crecieron mis hijos
y construí mi familia.
Ya de ustedes me despido
entre versos y poemas,
desde este lugar hermoso
que es la ciudad de San Diego.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California
(De su libro Amor al Amanecer)