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miércoles, octubre 2, 2024
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Que se aclare tragedia de Tlahuelilpan

Lic. Andrés Manuel López Obrador

Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos

Presente.-

 

Señor Presidente, una vez más el pueblo de México se encuentra consternado y sumido en el pesar por la muerte, hasta hoy 21 de enero de 2019, de 91 personas, y en estado de salud grave otras 52, debido a los trágicos acontecimientos acaecidos en la población de Tlahuelilpan, Hidalgo. Solidarios con los deudos de los fallecidos, hacemos patente nuestro sentido pésame y expresamos nuestros mejores oficios por la pronta y satisfactoria recuperación de los heridos.

De nueva cuenta se abre, la aún sin sanar, herida en nuestros corazones, por los trágicos y lamentables hechos que en el pasado nos conmovieron y enlutaron, como fue el caso de la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, y la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero. En estos dos casos, que en sí eran evitables, jamás se atendió el clamor social de Justicia, pues la sensibilidad gubernamental nunca permitió conocer la verdad de los fatídicos hechos, ni así, lograr el castigo de los responsables de tan dolorosos episodios.

Atendiendo a la impunidad referida, elevamos la voz para exigir al gobierno que usted preside, que en este caso que ha dejado devastados a los seres queridos de nuestros hermanos Hidalguenses, por aquellos fallecidos en condiciones por demás aterradoras, que la verdad de los hechos no pase a ser exculpatoria como sucedió en Sonora; o histórica, como lo fue en Guerrero, y sea una verdad oportuna y objetiva, y se haga justicia sobre las personas de los responsables, sean estos delincuentes, autoridades o funcionarios públicos.

En conferencia de prensa, Sr. Presidente, usted se comprometió a que las instituciones federales realizarán una investigación profunda para determinar cuáles fueron las causas que originaron los hechos. Las causas que provocaron aquel infierno terrenal son ampliamente conocidas, fue la perforación ilícita del ducto para robar su contenido, investigación que no requiere de grandes pesquisas para arribar a la conclusión, esa parte de la verdad es de sobra conocida. Sin embargo, la parte de la verdad que no es conocida, es la incógnita que surge del hecho de que su administración, por boca suya, estaba comprometida frontalmente en una lucha sin tregua para evitar el ultraje a los ductos de Pemex, inclusive, dio usted a saber que se destacaban 8 mil miembros del ejército para vigilar permanentemente la integridad de estos activos nacionales, indicando además, que la Fuerza Aérea Mexicana, también participaría en esta vigilancia.

En los cuarenta y ocho días de su gobierno, en esa localidad de Tlahuelilpan, se ha perforado delictivamente en tres ocasiones el ducto, lo que a todas luces hace ver que esa era una zona de alta probabilidad de robo de combustible, por lo que debió ser prioridad el resguardo militar del área. Sin embargo, según versión del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, cuando se da la violación al ducto, es personal de la empresa quien avisó al Ejército de los hechos en proceso.

La detección del atraco da pie a la movilización y traslado de la tropa al lugar de los hechos, pero el contingente militar, al ver la avanzada  de la turba, se repliega y se parapeta como simple espectador, siendo que su presencia y destacamento llevaban como propósito evitar el atraco.

En su comunicado de eventos, usted aclara que la actitud del Ejército fue correcta y oportuna, cuando su cometido era resguardar el patrimonio nacional y evitar así el atraco que se estaba llevando a cabo. Todos sabemos que el militar, por decisión  autónoma no se repliega y que el soldado muere en línea de fuego, por ello es preciso que el pueblo de México sea informado de quién fue el responsable en dar la orden de retiro del contingente de los veinticinco elementos de la tropa que arribó al lugar, porque quien haya sido incurrió en negligencia criminal. De haberse pertrechado los militares en el área, el encontronazo con la turba local nunca hubiese llevado a un exterminio masivo, de las dimensiones mismas que provocó su retiro. El soldado sabe cómo y está capacitado para detener una avanzada de personas desarmadas sin temer ultimar a nadie.

En varios estados del país, con marcada incomodidad para la población, se provocó un desabasto de combustibles, bajo la premisa de que ello era imperativo para poder reparar varios oleoductos y evitar como consecuencia el pernicioso y continuo robo de hidrocarburos, particularmente en la línea de suministro que corre de Tuxpan, Veracruz, a la refinería de Tula, Hidalgo, misma que dejó de operar por algunos días pero que fue reabierta cuando se completaron los trabajos de rehabilitación. La fatídica noche de los sucesos.

En declaraciones ante la prensa, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, informó que se trataba de una toma clandestina antigua, en tanto el Director de Pemex, Octavio Romero, en el mismo acto, aseguró que se trataba de una toma nueva. Si se trataba de una toma existente con anterioridad, entonces el ducto nunca fue reparado y el Secretario de Seguridad debió haber ordenado la vigilancia permanente en la zona, o, si se trataba de una toma nueva, entonces el Ejército no estaba cumpliendo con su encomienda de vigilancia y prevención en los términos de la disposición presidencial.

La verdad de lo sucedido tiene que ser conocida de inmediato, y la justicia tiene que prevalecer en beneficio de los deudos de las víctimas de aquella noche infernal.

Lo único cierto hasta hoy, es que hubo noventa y un muertos, más de lo necesario en un incidente que pudo ser evitado. Y lo que deseamos los mexicanos conocer es la verdad de lo que llevó a esta tragedia. Alguien le está mintiendo, Sr. Presidente, pero como usted se ha convertido en el vocero de su gobierno, entonces su palabra es la que queda en entredicho. Este trágico episodio no es atribuible a Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, o Peña, esta cruz pesa sobre los hombros de su administración, denos la verdad y hágase justicia, caiga quien caiga.

 

Atentamente,

Álvaro Villagrán Ochoa

Causa Constitucionalista Mexicana, A.C.

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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