Hace tiempo que he buscado al individuo totalmente moral o ético, tanto en su vida cotidiana como en su vida profesional. Dentro de la familia existe un patrón de comportamientos que se transmiten a hijos; o sea que, como vemos a nuestros ancestros, a nuestros maestros, a vecinos o personas que nos rodean en la sociedad: somos. Yo pido a todos que seamos éticos; así como se nos pide a los médicos. Pero si carecemos de moralidad familiar nunca vamos a ejercer una medicina como los cánones nos exigen, por ello hago un llamado a todos los profesionistas: abogados, contadores sociólogos, políticos, comerciantes, funcionarios públicos, maestros, herreros, plomeros, carpinteros, mecánicos, en fin, a toda la población.
Ahora que en México los necesitamos para entrar en una nueva era de estabilidad. Pero si no ejercemos nuestra moralidad nada podremos avanzar, pese a que la amoralidad también exista, puesto que, de igual manera, ésta última se enseña; en la familia, en las aulas, en los comercios, en los funcionarios. Por esto pido el alto a la amoralidad o a la corrupción, aunque sean difíciles de tratar, porque el camino son la perversión y la cárcel, aunque a veces se logre escabullir.
México necesita de gente con valores éticos, en todos los sentidos, así que no dejemos que nos roben, ya sea al pesar los alimentos, al cargar combustible en la gasolinera, o al cometer una infracción, por más pequeña que ésta sea. Sólo entonces los mexicanos habremos logrado un avance en la mejoría de los principios básicos y en los valores de la vida: en la HONESTIDAD.
Atentamente,
Dr. J. Fernando Jaramillo C.
Tijuana, B.C.
Correo: drferja@hotmail.com