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martes, octubre 1, 2024
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Gavilla de cuatreros

Para mí, los anhelos de reelección de Gastélum Buenrostro son una agresión pública y en las próximas líneas intentaré esbozar el por qué de mi aseveración.

Por veinticinco meses, ya cobrando como Alcalde, Gastélum ha trazado una sola ruta de escape a sus desvíos millonarios: la opción de la reelección. El miedo a ser procesado orienta su conducta. La amenaza es un Congreso y una Sindicatura en manos de la oposición. Su sentimiento de inmunidad como Presidente Municipal lo ha llevado a degradar la investidura que ostenta y a sus desaciertos al repartir culpas, incluyendo las que actualmente les quiere endilgar a los migrantes, lo hacen merecedor de un enorme descrédito político.

El abundante repertorio de respuestas evasivas ante las distintas problemáticas sociales, convierten al Alcalde Gastélum en una amenaza para Tijuana. Amén de que, en sintonía con sus acciones, sus subordinados han convertido a la Tesorería y al Comité de Adjudicaciones, dependientes de la Oficialía Mayor en una gavilla de cuatreros. Los cuatreros roban para saciar su ambición y el peligroso poder de su grupo saqueador. Sobreviven por tener en la nómina a quien esté dispuesto, en nombre de la gavilla, a caer en irregularidades y aplicarse a fondo en la corrupción institucional.

El actual gobierno municipal se ha convertido en una incubadora de timadores, una cueva de ladrones, un ecosistema de estafadores que cobran mochadas para auto otorgarse contratos a prestanombres y familiares. Tal y como ha quedado evidenciado en los casos de las empresas Mexikna, Dandy Creativo y Turbofin.

A Juan Manuel Gastélum le quedan ocho meses como Alcalde y hay mucha preocupación de parte de la oposición en el Cabildo al ver que este comportamiento delictuoso, en lugar de menguar, se incrementa conforme más casos son revelados ante los ojos atónitos y oídos sordos de las autoridades administrativas, que deberían actuar como contrapesos y revisar y sancionar estas conductas. Pero prefieren también aplicarse en mantener el actual sistema de impunidad que Acción Nacional y sus aliados han construido por 30 años.

Toda esta corrupción nos lleva a un quebranto financiero insostenible, un rezago histórico en los servicios y una inseguridad rampante, por lo que, tal pareciera, tenemos gobiernos que son más que una calamidad, un verdadero peligro para sus ciudadanos. El PAN en el gobierno ha demostrado que sabe conjugar el verbo tapar en todos sus tiempos, esta realidad los ha llevado a alejarse de la confianza de la gente y basar sus campañas electorales en meras estrategias de marketing político.

Lo que queda del PAN ya no es fiable gracias a los gobiernos que lo representan, y su duración ya vive horas extras. Esta casta política parasitaria que con actos de nepotismo ha llenado de familiares las nóminas públicas por primera vez ven amenazada su hegemonía en todo Baja California, y los escalofríos que sienten son producto del viento de cambio que le da la vuelta al Estado, desde San Quintín hasta San Felipe. Las altísimas cifras de ejecutados en Tijuana, además de una percepción de inseguridad, nos generan miedo de vivir en una comunidad violenta cuyas autoridades no tutelan el bien más preciado: la vida humana.

Tijuana se ha convertido en el hábitat natural de la incertidumbre social. El Estado no garantiza nada, y al tener un gobierno fachada toda cohesión comunitaria resulta imposible de materializarse. Cobrar impuestos pierde sentido cuando no tienes servicios y cuando los fines recaudatorios impuestos llevan a más tráfico de influencias y contratos ventajosos que dañan y lesionan más la salud de las endeudadas arcas públicas.

La razón de ser de todo Estado, es garantizar la vida. En Tijuana hace mucho que rige la ley de la selva, producto de la llegada de gobiernos corruptores que han desvirtuado los programas y servicios públicos.

En fin, incapaz de proteger a sus ciudadanos, la gavilla de cuatreros ya sueña con una sola cosa: su reelección. Nunca antes en la historia de esta comuna los ciudadanos habíamos tenido un gobierno municipal tan proclive a la defraudación administrativa y a la simulación electorera.

 

Manuel Rodríguez Monárrez

Activista político y profesor nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua en 1979

Licenciado en Relaciones Internacionales egresado de la Universidad de las Américas-Puebla

Licenciado en Derecho egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa

Posgraduado del Cetys Universidad en la Maestría en Desarrollo Económico

Actualmente regidor del XXII Ayuntamiento de Tijuana por el partido morena

Twitter: @MannyMonarrez

Correo: rodriguezmonarrez@yahoo.com

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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