Hace frío en las calles de ese barrio
donde personas viven sin abrigo,
debajo de los puentes y escaleras
esperando que ocurra algún milagro.
Un año más termina de alejarse
y en mi tierra la gente anhela el cambio,
ellos sueñan con casa y buen empleo
porque no quieren irse del terruño.
Tañen campanas cuando nace El Niño
que ha venido sin ropas ni tesoros,
a mostrarnos lo bella que es la vida
a pesar de pobreza y desventura.
Todos anhelan llenos de esperanza
que con este año vayan y terminen,
mala racha, el dolor y la injusticia
porque ya están cansados de sufrir.
Los ideales deben de cambiar
porque lo bueno llega con la gente
que decide ponerse a trabajar
sin esperar por mágicos milagros.
Este año trajo muchas cosas buenas
y está en nosotros ser agradecidos,
dejando al lado todas las tristezas
porque el año que viene es la esperanza.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California