El padre Alejandro Solalinde, quien también es activista pro migrantes, señaló esta mañana que para resolver la “problemática” de los migrantes que aún permanecen en la calle, afuera de lo que era el albergue en la Unidad Deportiva “Benito Juárez”, en la Zona Norte, las autoridades debe comenzar a dialogar con cada uno de ellos, saber qué es lo que quieren y decirles la verdad, para convencerlos de que se vayan a El Barretal, porque ellos “están llenos de temores y dudas”.
De visita por el campamento que han montado los casi 500 migrantes, el padre señaló que esa es una estrategia que él ha utilizado en la Ciudad de México y le ha funcionado muy bien, porque en estos casos “se tiene que partir de la persona, porque hay principios que se deben cumplir y están en su derecho”.
Agregó que en ese diálogo les tienen qué preguntar si quieren trabajar y qué saben hacer, para hacerlos coparticipes en algo, como lo ha hecho él, que preguntando ha podido colocar migrantes en la CDMX y en Monterrey, gracias al diálogo e interés también de los empresarios.
El padre Solalinde resaltó que ya sostuvo una reunión con el alcalde Juan Manuel Gastélum, quien le compartió que “la situación estaba un poco difícil”, aunque “lo peor ya había pasado”, además que se reuniría con autoridades de migración y gente de Marcelo Ebrard, a quienes les planteará esa posibilidad de que sea él quien trate de convencer a los migrantes para que tomen una mejor decisión.
“Se va a hablar de todos los temores que tienen porque han sido cosas falsas, si se van a El Barretal no van a estar desatendidos y no va a haber deportaciones. Hay buena voluntad del nuevo gobierno para atender a los migrantes (…) vengo en un papel de coadyuvancia, de sumarme a la causa, si las autoridades me permiten me sumo, si no, que lo hagan ellos”, dijo.
Aclaró también que la idea de desalojarlos no es la forma que a él le gustaría que las autoridades hicieran, “porque hay que partir de la personas, a fuerza ni los zapatos entran, eso puede traer consecuencias que no traen bien, algún derecho se puede violar”.
Sobre otros posibles flujos migratorios venideros, el padre destacó que las caravanas “ya no van a llegar, ya se acabaron”, además que “ya no tienen razón de ser porque un gobierno que quiere respetar los derechos humanos no va a permitir ya eso, porque se le va tratar desde un principio su regularización, su trabajo, ayuda humanitaria”.
Sobre la dinámica de cómo es que se dio este éxodo de Centroamérica hasta Tijuana dijo que él ha observado dos situaciones, por un lado el que grupos “les dieron cuerda” a los migrantes diciéndoles que van a llegar a la frontera y conseguir la visa muy fácil, y la otra “por el chip” que traen por generaciones de entregarse a las autoridades de migración y pensar que “todo está tan fácil”.
Finalmente dijo que para él estos migrantes “fueron alentados para seguir hasta acá, pero tampoco los trajeron con una pistola, quizá solo pensaron que era muy fácil”, además que ya le corresponde a las autoridades investigar a los de Pueblos Sin Fronteras sobre los supuestos engaños que han hecho hacia los migrantes.
