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viernes, octubre 4, 2024
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“Un día más, es a la vez un día menos”

Mi apreciable lector:

Si eres una persona mayor de 50 años, o de la tercera edad, quizá comprendas mejor la fugacidad del tiempo, o “el correr de los años” de los cuales en nuestra niñez y juventud, percibíamos más lento su transcurso.

Sabemos que para morir no hay edad, sin embargo, en la actualidad, son pocas las personas que logran llegar a los 95 o 100 años de edad; menos aún, si se vive en grandes ciudades con su respectivo y acelerado ritmo de vida. Quiero hacer hincapié que yo deseo para ti, larga vida, salud y bienestar, pero no te lo puedo garantizar. En realidad las personas mayores ya estamos más cercanas de nuestro día final sobre la tierra, es decir, a la muerte. Claro que no es mi intención en desanimarnos porque todavía, de una u otra forma podemos aportar mucho por los demás y por nuestro mejoramiento intelectual, espiritual, practicar algunas actividades físicas, sin dejar de compartir nuestra sabiduría y experiencia, con los que quieran escucharla.

Demos gracias a Dios por un día más de vida que nos concede y por todos los beneficios espirituales, materiales y demás bienes como servicios públicos que en mayor o menor medida recibimos; los  tiempos difíciles que se nos presenten cualquier día, por el motivo que sea, a trabajar para resolverlos. Recuerda lector mío, es un día más de vida, pase lo que pase, a seguir adelante SIN ANDAR DE QUEJUMBROSOS.

Fíjate que muchas personas o cosas en nuestra vida cotidiana las consideramos como dadas, como algo o alguien habitual y no les damos el valor que se merecen. Te citaré un ejemplo de algo y después uno de alguien.

¿Recuerdas el gran apagón de muchas horas que hubo en Tijuana y en muchas ciudades de la región hace unos siete años? ¿Verdad que la ausencia de energía eléctrica por muchísimas horas y los graves perjuicios que ocasionó en nuestra economía y comodidad nos hizo recapacitar y valorar su necesidad?

La ausencia de un ser querido, de una amistad verdadera, a pesar de que nadie somos indispensables, se le extraña porque es cuando valoramos más por lo que ella es en sí, y quisiéramos, entonces sí, tener de nuevo su presencia. También cuando sufrimos una enfermedad es indudable que valoramos más la salud que cuando estábamos sanos. Comprobado.

Lector mío: Esta es la época y los años dentro de la historia de la humanidad que nos ha tocado vivir por voluntad divina. Todos los seres humanos que nos precedieron siglos o milenios atrás, también vivieron su día más y a la vez, su día menos. Es por ello la importancia que debe tener, creo yo, de vivir un día a la vez como Dios manda, y como si fuera el último día de nuestra vida.

Puede ser que muchos crean que nunca morirán, se creen eternos en la tierra. ¿Cuántas personas son seres queridos o amistades que estaban contigo hace un año, ya fallecieron? Tarde o temprano moriremos nosotros también.

Un día más es HOY, entonces a vivirlo mejor que ayer con buenas obras, ponernos en paz con Dios y los demás, especialmente con nuestra familia, esto es importantísimo, créemelo.

Por mi parte, a mi edad de 67 años dudo mucho llegar a los cien, ni tampoco me gustarían tantas horas extras para evitar molestias a otras personas en mis cuidados personales. Estoy listo para morir cuando Él quiera, no cuando lo desee yo y le doy gracias por un día más y por mi famoso  “relojito” de cuenta regresiva que Él  puso en mi corazón, desde que fui concebido en el vientre de mi madre. Cuando al relojito se le acabe la cuerda entonces ¡ME IRÉ!

 

Atentamente,

 Eduardo A. Velarde Vázquez.

Correo: eduardovpresencia@gmail.com

Tijuana B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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