Guadalajara, Jalisco.- El poemario “Cuatro cuartetos” de T. S. Eliot, publicado en 2017 por Ediciones Era y El Colegio Nacional, con aproximación, edición y notas de José Emilio Pacheco, fue presentado el jueves 29 de noviembre durante la XXXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) que se lleva a cabo en la perla tapatía del sábado 24 de noviembre al domingo 2 de diciembre.
El poemario fundamental, de colección, ha sido dada a conocer en diversos escenarios de ciudades como Mérida, Ciudad de México, Tijuana, entre otros, y en esta ocasión la edición fue presentada en el Salón Elías Nandino de la Expo Guadalajara con la participación del editor de Era, Marcelo Uribe; Laura Emilia Pacheco, hija del poeta; y el poeta y ensayista bajacaliforniano Jorge Ortega.
“El poema de Eliot y de la traducción es la contundencia de las ideas y las palabras; y eso no se puede hacer si no tiene un gran amor por las palabras, un enorme respeto hacia el poder de las palabras y lo que se puede hacer con ellas”, expresó Laura Emilio Pacheco durante la presentación editorial.
“Éste es un libro que nos puede acompañar toda la vida, que nos va a acompañar a cualquier horario, en cualquier circunstancia y siempre va a ser distinto porque siempre vamos a encontrar algo completamente diferente”, complementó la hija poeta José Emilio Pacheco.
– ¿Por qué es importante la traducción de “Cuatro cuartetos” de T. S. de José Emilio Pacheco en el panorama o historia de la traducción de poetas estadounidenses al español en México?, se le preguntó al poeta Jorge Ortega.
“La relevancia de este libro radica en tres aspectos esenciales: primero, hablamos de la traducción de un gran poeta anglosajón realizada por un gran poeta mexicano; segundo, estamos frente a una edición total que además de contener una esmerada versión del texto lírico de Eliot incluye un generoso cuerpo de notas que por su valor específico y conjunto aglutina prácticamente otro mundo en sí; y tercero, la de Pacheco es con seguridad la traducción de un poeta de lengua inglesa a la que más horas ha dedicado un poeta mexicano: ocho lustros. Si bien desde 1989 José Emilio Pacheco había publicado ya en bloque una versión de los “Four Quartets”, la de 2017 perfecciona y abona los ajustes y hallazgos que Pacheco acumuló posteriormente hasta culminar en un ejemplar fresco de la traducción de poesía en español”.
– A diferencia de otras traducciones de “Cuatro cuartetos” de diversos autores (como Vicente Gaos, Esteban Pujals Gesalí, por ejemplo), ¿qué distingue la traducción de José Emilio Pacheco de la obra de Eliot?
“El principal rasgo de la edición de Pacheco reside en la actualidad de su prosodia, apegada a un castellano coloquial que no renuncia a la andadura rítmica de la poesía, y, más que nada, al genio de un poeta magistral como Pacheco que supo resolver con audacia y acierto los problemas léxicos y formales que derivan de trasladar un poema de un idioma a otro, apelando en concreto a las complejidades formales de una obra suprema como los “Four Quartets” de Eliot, epítome de su destreza retórica y creativa”.
– ¿Por qué es importante que Ediciones Era haya publicado en esta época (en 2017) la traducción de “Cuatro cuartetos” de T. S. Eliot en México y que esté disponible para el público interesado?
“El propio Eliot sostenía que cada generación debía traducir a sus clásicos. José Emilio Pacheco cumplió a cabalidad esa recomendación y dedicó cuarenta años a pulir su versión de la que a mi parecer constituye la mayor composición poética de Eliot y que muy probablemente lo enfiló al Nobel de Literatura que recibió en 1948. Sin embargo, Pacheco no tradujo sólo para sus coetáneos sino para todos nosotros, jóvenes o maduros, ya que el tiempo que dedicó a verter al español el poema de Eliot hizo trascender dicha labor hasta el presente a través de las últimas cuatro décadas en las que se han consumado variados relevos generacionales ahora testigos de lo que yo he llamado la “silenciosa proeza” de José Emilio Pacheco, es decir, el arte de traducir como una discreta corriente alterna al ámbito de la invención pura”.
– ¿Cuál consideras que es la prioridad de José Emilio Pacheco al traducir “Cuatro cuartetos” de Eliot?
“Lograr una traslación equidistante al imperativo de la fidelidad con el original y a la encomienda no menos ineludible de recrear el poema traducido que, al ingresar al territorio de una lengua distinta, requiere de nuevos códigos lingüísticos y eufónicos. No obstante, más allá de estas disposiciones técnicas, José Emilio Pacheco quiso privilegiar, en suma, la experiencia del lector, ofreciendo un trabajo riguroso de particular valor artístico tanto en lo referente al poema como a las notas que lo acompañan al final del mismo y que brindan, de paso, una inteligente y abreviada lección de poética, historia, espiritualidad y ciencias naturales, entre otras minucias informativas que sirven oportunamente para complementar nuestra recepción del poema de Eliot que, gracias a la opulenta aproximación de Pacheco, se nos muestra inagotable.
– ¿Qué es lo más importante que no hay que perder de vista en esta traducción de José Emilio Pacheco de “Cuatro cuartetos” de Eliot?
“Que se trata de una versión al español realizada por un estupendo poeta, lo que reitera una regla de oro en la materia no precisamente escrita: que la traducción más confiable en el género poético es siempre la que realiza un poeta. Las razones: intuición, conocimiento de causa y sensibilidad rítmica.
“Un llamado a la redignificación de la traducción de poesía como una faena equiparable a la ficción poética. Tanto el autor como aquel que lo traduce imaginan con igual mérito. Todo traductor es junto con el autor un coautor de la obra que traduce. En el fondo todo poema traducido es justamente un poema concebido a cuatro manos. Hay tantas variantes de un poema como traducciones que ha inspirado. Imitación y traducción fueron durante el Renacimiento formas de creación. Tal vez tengamos que recuperar esa noción de la traducción de poesía para restituirle el legítimo margen de inventiva que le corresponde”, concluyó el poeta bajacaliforniano Jorge Ortega.