El capo colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, uno de los ex líderes del Cártel del Norte del Valle, testificó este jueves durante el juicio que se lleva a cabo contra el narcotraficante sinaloense Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, el Chapo, en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Al comenzar su relato, Chupeta reveló que mandó matar a “aproximadamente 150 personas”, incluido uno que mató él mismo a balazos -en la cabeza y la cara-, en 2004, y que las autoridades colombianas le incautaron mil millones de dólares.
Los fiscales de Nueva York, colocaron 10 kilogramos de cocaína sobre la mesa frente al jurado. Luego llamaron a Ramírez Abadía para explicar cómo sus “cocineros” hacían la droga en laboratorios, agregando a la base de la pasta gasolina, éter y acetona, entre otros químicos.
La droga colocada sobre la mesa fue, según la Fiscalía neoyorquina, “una muestra representativa” de una inmensa incautación de cocaína colombiana en altamar, relatada este jueves por otros dos testigos, un agente de la guardia costera estadounidense y otro de la Administración para el Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés).
El Chupeta, de 55 años de edad y cuyo apodo se debe a su obsesión hacia las paletas dulces, conocidas en Colombia como “chupetas”, aseguró que desde 1990, el Chapo era uno de sus socios principales en el negocio de transportar cocaína a Estados Unidos.
Entre los grupos criminales con los que colaboró, Ramírez Abadía testificó que el Cártel de Sinaloa era el principal. Sin embargo, también trabajó en lo individual con los hermanos Beltrán Leyva, así como con Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, los hermanos Zambada García, los hermanos Carrillo Fuentes y Hector “El Güero” Luis Palma Salazar.
En total, fueron cerca de 400 mil kilos de cocaína los que Ramírez Abadía trasladó desde Colombia hasta Estados Unidos ayudado por cárteles mexicanos, hasta 2007 cuando fue capturado por agentes de la Administración para el Control de Drogas estadounidense.
Chupeta relató que a pesar de que Guzmán Loera se quedaba con un porcentaje más alto de su cocaína que otros traficantes (el 40 por ciento), el Chapo tardaba mucho menos que otros en transportarla. “Me dijo: ‘yo soy el más rápido’”, aseguró el colombiano cuando explicó la primera reunión de ambos en la recepción de un hotel de Ciudad de México, en 1990.
El Chapo también le dijo que sus rutas eran “las más seguras”, porque tenía comprados a muchos funcionarios mexicanos. Todo eso fue suficiente para convencer a Chupeta, que pactó con el Chapo -cuatro meses después- el envío de cinco de sus aviones con los primeros 4 mil kilos de cocaína, mismos que llegaron a una pista cercana a Los Mochis, Sinaloa, en tan sólo una semana.
Llevar la droga con el sinaloense era un 3 por ciento más de lo que cobraban otros, pero el traslado “era super rápido, menos de una semana”, cuando los competidores tardaban un mes o más, señaló Chupeta. Ramírez Abadía contó, además, que el Chapo le pedía que le enviara la mayor cantidad de “cocaína 100 por ciento pura y de óptima calidad”
Asimismo, el capo colombiano aseguró que podía cargar en sus aviones hacia México entre 600 a mil 300 kilogramos de cocaína, dependiendo de la ubicación de las pistas clandestinas, situadas en los estados Nayarit, Durango, Sinaloa y Sonora. “Cuanto más corta era la distancia, más cocaína podía cargar en el avión desde Colombia a México porque se necesitaba cargar menos combustible. Había menos peso en el avión”, explicó Ramírez Abadía.
“Chupeta quedó muy satisfecho con lo que sus pilotos le contaron: la pista estaba muy bien iluminada, la descarga fue rápida, se reabastecieron enseguida los aviones con combustible, la protección de la policía federal, presente en el lugar, fue magnífica”, indicó en su relato la agencia EFE, uno de los pocos medios con acceso a la Corte neoyorquina.
El capo colombiano aseguró, además, que llegó a cocinar durante unos meses la droga en moldes cilíndricos para que Guzmán Loera luego la colocara dentro de latas de japaleños para traficarlas a Los Ángeles. El Chupeta la vendería luego en las calles de Nueva York.
Con el rostro deforme, debido a las numerosas cirugías plásticas a las que se sometió para cambiar de apariencia, Chupeta fue capturado en 2007, en Sao Paulo, Brasil, y luego extraditado a EE.UU., donde lleva 10 años preso y ha testificado en varios juicios en los que se ha declarado culpable.
El Chupeta -quien espera reducir en cinco años su sentencia de al menos 25 años por colaborar con la Fiscalía- fue uno de los principales capos en Colombia, lo que inspiró un personaje (John Mario Martínez, alias Pirulito) en la serie de televisión colombiana ‘El Cártel de Los Sapos’, basada en el libro homónimo escrito por el ex narcotraficante Andrés López López, alias Florecita.
“El Chapo le miró serio, pero quizás no le reconoció pese a que se han reunido ‘más de 10 veces’, según el testigo: el Chupeta dijo que se sometió a cirugía plástica en el rostro tres o cuatro veces en Brasil, donde estaba prófugo, pero seguía dirigiendo su cartel. Modificó su mandíbula, los ojos, la nariz, los pómulos, las orejas…”, indicó la agencia EFE.
“Su apariencia es extraña. A sus 55 años tiene canas y la piel muy lisa, estirada. El juez advirtió en la sala que el testigo sufre problemas de salud y quizás fuese necesario hacer varias pausas.”, indicó el medio español, que abundó que la Fiscalía pidió al juez Brian M. Cogan que “regañe” al abogado defensor Eduardo Balarezo por sus comentarios sobre el juicio en su cuenta de la red social Twitter, que en su opinión pueden “atemorizar” al jurado.
En una carta, la Fiscalía de Nueva York defendió que esos tuits ponen “en riesgo” la celebración de un “juicio justo” y pidió al magistrado federal que prohíba a los abogados del Chapo ese tipo de comportamiento. La misiva hace referencia a varios mensajes publicados en la popular red social por Balarezo, quien acostumbra a comentar en Twitter cuestiones vinculadas con el caso.
Los fiscales incluyen en su carta varios ejemplos de los polémicos mensajes de Balarezo, como uno en el que aseguraba que el narcotraficante Héctor Beltrán Leyva, alias el H, preso desde 2014 en México y que recientemente murió de un paro cardíaco, falleció cuando le notificaron que iba a ser extraditado para testificar en Nueva York contra el Chapo.
También otro en el que el letrado compartió la canción ‘Un Puño de Tierra’, una de las favoritas de Guzmán Loera, después de que el Tololoche declaró que un grupo la había tocado repetidamente justo antes de que se perpetrase un ataque en su contra, supuestamente ordenado por el Cártel de Sinaloa.
Según la Fiscalía, el mensaje de Balarezo puede interpretarse como una “amenaza” al testigo, además de que los tuits violan normas que rigen en este tipo de procesos. Los fiscales protestaron, además, por una entrevista de televisión concedida por una abogada de la defensa, Mariel Colon-Miro, en la que comentó sobre las condiciones de detención del Chapo.
Según aseguran los fiscales neoyorquinos, las palabras de la litigante “parecían diseñadas para provocar compasión” con el acusado y podrían interferir en el juicio.
OTROS TESTIGOS CONTRA EL CHAPO
Ayer miércoles, con el interrogatorio de la defensa del Chapo, cerró el cuarto día de testimonio de Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “Tololoche”, un ex piloto de Guzmán Loera.
Antes, testificó Jesús Zambada García, alias el Rey -hermano del Mayo, otro líder del Cártel de Sinaloa-, quien aseguró que el Chapo dio millones de dolares en sobornos a Genaro García Luna -exsecretario de Seguridad Pública de México durante el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa-, entre otros muchos funcionarios.
A principios de octubre, el diario The New York Times señaló que debido al historial de violencia de Guzmán Loera, los fiscales estadounidenses tomaron medidas extraordinarias para proteger a los testigos y han ocultado sus identidades. Sin embargo, los documentos judiciales públicos y los reportes en los medios han proporcionado pistas acerca de quiénes serían.
Entre ellos, estimó el rotativo estadounidense, podrían estar los hermanos Pedro y Margarito Flores, dos de los narcotraficantes más poderosos de Chicago. También podría testificar Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael Zambada García, y Dámaso López Serrano, hijo de Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”.
El 17 de julio pasado, Eduardo Balarezo dijo que estaban “preparados” para enfrentar a cualquier persona que declare en contra del capo sinaloense en la Corte, entre ellos “El Licenciado”. Lo único que con certeza se sabe es que algunos integran el programa de protección de testigos y han recibido nuevas identidades.
Otros posibles testigos ya están en la cárcel y fueron ubicados en celdas especiales para protegerlos. Su cooperación implica un riesgo de vida para ellos y sus familiares, pero puede ayudarles a reducir sus condenas.
Según el diario El Tiempo de Colombia, el Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) reclutó a un grupo de narcotraficantes colombianos extraditados a aquel país, quienes testificarán contra el capo sinaloense.
La intención del FBI sería garantizar que el gran jurado otorgue cadena perpetua al ex líder del Cártel de Sinaloa. El rotativo abundó que el Gobierno estadounidense aún no ha anunciado de forma oficial, los nombres de los líderes de cárteles colombianos que van a testificar sobre los envíos a Guzmán Lorea, a través de rutas aéreas, marítimas y terrestres.
El rotativo abundó que entre los narcotraficantes colombianos se encuentran Diego León Montoya Sánchez, alias “Don Diego”, exjefe del Cártel del Norte del Valle; así como Efraín Hernández Ramírez, “Don Efra”; Elizabeth Montoya de Sarria; Iván Urdinola Grajales, Arcángel Henao Montoya; Francisco Iván Cifuentes Villa, “Pacho Cifuentes”; Miguel Solano, “Miguelito”; y Luis Giovani Caicedo Tascón, entre otros.
-Con información de EFE, AP y Notimex.