El tigre estaba cantando
“así conocí a la güera”
y le llegó de repente
la malvada calavera.
Le dijo vine a llevarte
no volverás a cantar,
al panteón de Santa Gema
te llevaré a descansar.
El tigre dice a la huesos
calaca no seas ingrata,
estoy muy enamorado
no quiero estirar la pata.
Además tengo un contrato
al cual no quiero faltar,
en los Mariscos Colima
a donde voy a cantar.
Nada de lo que me digas
me hará cambiar de opinión
hoy se te acabó el corrido,
vámonos para el panteón.
Brizuela sintió que el aire
le faltaba al respirar.
se le doblaron las corvas
ya no se pudo parar.
La calaca lo abrazó
lo tapó con su rebozo
se lo llevó al cementerio
iba bailando de gozo.
Cuando llegó al campo santo
lo metió en un agujero,
y puso sobre su tumba
su guitarra y su sombrero.
Luego escribió el epitafio
la canija calavera,
descanse en paz el autor
de “Así conocí a la güera”.
Calaverita de Martha Díaz.