Cuando son candidatos, los políticos hacen todo tipo de promesas y compromisos, pero cuando ya se encuentran en el poder, pareciera que empiezan a perder la memoria parcial o totalmente. Lo más seguro es que la mayor parte de lo que dijeron por supuesto que lo recuerdan, pero consideran que cuentan ya con el control del gobierno y lo demás de alguna manera pasará.
Platicando con uno de los varios gobernadores que me ha tocado conocer de cerca, tras obtener el triunfo en las urnas, le comentaba sobre cómo iba a hacerle para cumplir sus ofrecimientos y con gran paciencia me dijo como se le aclara algo a un niño: “Esa fue la campaña”, dándome a entender que ya estando en el gobierno no importaban tanto los discursos previos.
Si de por sí no cumplir los compromisos de campaña es malo, peor es que los políticos convertidos en funcionarios públicos, ahora desde su posición gubernamental, vuelvan a hacer más promesas que tampoco cumplen.
Lo peor de todo es que pareciera que no les importa en lo absoluto la expectativa que generan comprometiéndose ante cientos de testigos e incluso hay algunos que para aumentar la disminuida credibilidad en los políticos, han firmado sus promesas ante notario público, en un afán de que una vez más la gente les crea los ofrecimientos que hacen.
Cuando viene la cruda realidad y no se materializan los compromisos, viene la desilusión, el enojo y otras reacciones que a la larga se convierten en votos de castigo a los políticos o a los partidos a los que pertenecen.
Algunos de los más claros ejemplos de ello, en el ámbito regional, son los resultados que se dieron en la ciudad de Ensenada en 1986 y en el Estado de Baja California en 1989 y 1994. A nivel nacional, las elecciones federales de los años 2000, 2012 y 2018.
De alguna manera, la más reciente elección nacional tiene todavía a todo el país cimbrado por los resultados y la dimensión de las expectativas generadas.
A poco más de un mes de que tome posesión el presidente electo, pero estando ya en funciones los legisladores que junto con él ganaron en la misma fecha, ya empieza a darse un gran descontento en todo el país porque las promesas de campaña de Morena no se han cumplido; que ni ha bajado el precio de la gasolina, ni se ha reformado el nuevo sistema de justicia penal –y por ende siguen libres e impunes miles de delincuentes–, ni ha bajado el IVA, entre otras expectativas defraudadas.
Localmente –tras el sorpresivo logro de quién ganó la elección presidencial empleando más de 18 años de campaña para conseguir un triunfo indubitable–, algunos funcionarios y políticos apenas están aceptando la realidad y tras del impacto, han cambiado su actitud hacia la población, esmerándose en el trato al ciudadano.
Por esas razones, o por las que hayan tenido, hoy por hoy el panorama político en Baja California está enrarecido con actores políticos que antes jamás se hubiera pensado renegarían de su militancia y que, independizados, se han sumado a nuevos proyectos que consideran si se apegan a su personal ideología, conceptos y proyectos. Hasta extraños se ven vistiendo prendas con logos que en ellos se ven irreconocibles.
En paralelo, la población observa los acontecimientos y sigue normando su criterio para que con el transcurso de los meses entregue su confianza a alguna de las múltiples nuevas opciones que tendrá a su alcance –o en su caso apueste a la continuidad–, lo que traerá todo tipo de alianzas y reestructuración de equipos en la próxima campaña política en Baja California.
Todo es cuestión de repercusiones por no cumplir los compromisos.
Alberto Sandoval es fundador de Alianza Civil, A.C., Presidente del COMOSC y Secretario del CEFAB. Correo: albertosandoval@alianzacivil.org Internet: www.alianzacivil.org Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @alsandoval