Caravana de hondureños
llegó a la frontera del sur de México
este octubre 19 del 2018,
después de cruzar Guatemala
“poniendo en peligro a mujeres y niños”;
son familias enteras
ilusionados con ir a Estados Unidos
para buscar mejor vida
y un trabajo bien pagado.
Miles son las personas
que se asoman a México
y muchos los niños que lloran
fatigados y hambrientos.
Quieren obtener asilo
y es que vienen huyendo
de la pobreza
y la violencia en su país.
“Somos migrantes y no delincuentes”
-grita una mujer del grupo.
Rompen puertas y brincan al Río Suchiate,
pues han llegado muy lejos
y quieren seguir su camino hacia el norte.
Pueblos quedan como fantasmas
al marcharse su gente en pos de un mejor destino,
no es nada fácil y pronto se dan cuenta,
al llegar a lugares donde no son bienvenidos
y sufren grandes y chicos,
algunos quedan en el intento,
otros siguen adelante
“en contra de la corriente”.
Desde siempre los seres humanos
se mueven de un lugar a otro,
buscando mejorar la vida
de ellos y sus familias,
llevan la mirada cansada
y los pies sangrando
pero no cejan en su intento.
A su paso encuentran
gente compasiva
que les brinda agua y alimento,
y algunos de mal corazón
que se aprovechan
de su necesidad.
Los que más sufren son los pequeños
que de un momento a otro
se encuentran lejos de casa,
de familiares y amigos,
y nadie les explica lo que ocurre,
tan solo deben continuar
por el camino hacia el norte,
por lo menos van con sus padres
en busca de mejor vida
y del Sueño Americano.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California. EE.UU.