Sin previo aviso, miles de habitantes de una veintena de colonias de Tijuana y Playas de Rosarito, no contaron con el suministro de agua potable durante cinco días, debido a que los niveles del líquido en los tanques que los abastecen descendieron tanto que no fue suficiente para proveer el servicio; argumentó Germán Lizola Márquez, director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (Cespt).
Los usuarios afectados por la falta de agua, desde el viernes 17 hasta el mediodía del martes, se sumaron al desabasto que desde hace más de tres semanas enfrentan los vecinos de asentamientos como Lázaro Cárdenas, o por un periodo de hasta dos semanas que padecieron los residentes de varias secciones del Fraccionamiento Natura, al Este de Tijuana.
El desespero de los colonos de las secciones Bosques Boreal y Vista del Sol de Natura, los llevó a realizar una protesta en las instalaciones de Cespt, ubicadas en el Bulevar Benítez, la mañana del 21 de agosto.
Foto: Ramón T. Blanco Villalón.- Germán Lizola Márquez
Su inconformidad no es para menos, porque ni con pipas se les abasteció del vital líquido, por lo que tuvieron que adquirir garrafones de agua hasta para bañarse. “Estamos en un punto en el que debemos decidir si comprar comida o garrafones de agua”, expuso Pedro, uno de los vecinos afectados.
Tras la protesta, ese mismo día, la dependencia se abocó a instalar una válvula expulsora de aire en el tanque número 1, para eliminar un taponamiento en la red, provocado por una bolsa de aire, restableciendo el servicio al 100 por ciento.
En Tijuana, el desabasto del vital líquido se ha registrado en Laurel II, Vista Bella, Urbi Quinta del Cedro, Zona Industrial de Otay, colonia Esmeralda, Alfredo Ames, Santa Fe sección Cedros, Loma Bonita, Cumbres, Jibarito, Anexa del Río, El Pípila, Universidad Otay -suspensión por fuga-; así como Capistrano, La Gloria y Colinas de California, entre otras.
En Rosarito, los asentamientos afectados reportados fueron Zona Centro, Ampliación Benito Juárez, Fraccionamiento Santa Lucía y Plan Libertador.
Cuestionado al respecto, Germán Lizola atribuyó la interrupción del servicio a fugas y, principalmente a las temperaturas elevadas que se registran en la región desde hace un mes, lo que elevó la demanda al punto de que la reserva en los tanques descendió a nivel que no fue posible bombear el agua hacia las colonias ubicadas en las partes altas.
El funcionario descartó que el desabasto derive del hecho de que se deja de bombear agua del acueducto Río Colorado en horas punta para generar ahorros en el pago del servicio de energía eléctrica, ya que se cuenta con reserva suficiente en la presa El Carrizo, la cual cuenta con casi 24 millones de metros cúbicos, por lo que expresó: “todavía tenemos agua”. La carencia del líquido se originó porque la demanda se disparó al punto de que los tanques que la almacenan, no alcanzaron a recuperar lo extraído, reiteró.
Al asistir como invitado a la reunión en la Semana de Grupo 21 de Tijuana, Germán Lizola compartió que del acueducto Río Colorado “no bombeamos en las horas punta porque la energía nos cuesta más, nada más por entrar cinco minutos se dispara casi 60 millones de pesos. Todo eso lo cuidamos para tener ahorros”. Al año, la paraestatal eroga 700 millones de pesos en pago de energía eléctrica.
El funcionario advirtió que a las altas temperaturas se les suma la creciente cantidad de usuarios que cada año se conectan a la red; tan solo en lo que va del año, el número de cuentas aumentó 40 mil más, respecto a las 600 mil registradas al cierre de 2017. La demanda anual de agua en Tijuana es 156 millones de metros cúbicos.
Por ello insistió en la importancia de buscar otras fuentes de suministro de agua, como son las plantas desaladoras, como la proyectada en Playas de Rosarito, que en su primera etapa permitiría contar con un abasto de 2.2 metros cúbicos por segundo, “si no solucionamos -el abasto-, se corre el riesgo de que la ciudad pierda crecimiento e inversión”, subrayó.
