A lo mejor soy muy mal pensado, pero la liberación de la maestra Elba Esther Gordillo en plena etapa de transición de gobierno y después en el principio del mismo, me da mala espina. Como ya lo mencioné, tal vez soy muy mal pensado, pero esta liberación y presencia de la maestra tiene mucho de fondo (para mí), ya que bien pudo darse en tiempos pasados por orden del jefazo Peña Nieto, o a lo mejor la tenía guardada bajo la manga, para usarla según los resultados del juego político se fueran dando.
Ahora sí que como decía el presidente electo en sus tiempos de campaña: “Si me hacen fraude electoral, les suelto al tigre”; en este caso a él no le soltaron al tigre, ¡pero sí a la fiera! Y no es una fiera cualquiera, a esta fiera le gusta el poder, los billetes y la gran vida. ¡Abusados!
Como durante la campaña no pudieron hacerle nada al ahora presidente electo, al menos quieren ponerle una piedrita en el zapato (¿piedrita? ¡Una rocota!), que de seguro paso que el nuevo presidente dé, la piedrota en el zapato no lo va a dejar avanzar. Porque ya conocemos cómo se las gasta la maestra en cuestión de agresiones que, aunque sean verbales no dejan de molestar y causar sus efectos. Ya parece que la veo organizándole plantones o cerrando vías de circulación. Tampoco hay que olvidar que los cotos de poder de los maestros siguen existiendo y algunos siguen dolidos por todos los beneficios que les han sido retirados.
Qué casualidad que después de tantos años de reclusión de repente aparece que quien la recluyó en prisión ahora repentinamente se da cuenta que es inocente… Por lo pronto ya algunos maestros han hecho sus declaraciones mediante las cuales piden que la maestra sea reincorporada a la dirección del Magisterio para que siga con sus interrumpidas luchas a favor de los maestros, que según ellos desde que fue aprehendida y encarcelada han sufrido, además han visto disminuido el poder que en aquel entonces (gracias a ella y sus arreglos políticos) disfrutaban.
Como dijera la artista Ninel Conde “haiga sido como haiga sido”, el caso es que, si el Licenciado Andrés Manuel López Obrador le da cabida a la maestra Gordillo en su gobierno, o le permite retomar el cargo de dirigente de los maestros, no sabe el alacrán que se va a echar encima. Si bien es cierto que la línea que él trae para aplicar en su gobierno es el de perdonar, también es cierto que hay que tener cuidado a quien le vas a otorgar ese perdón.
Alfredo Flores Zamora
Tijuana, B.C.
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