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martes, octubre 1, 2024
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Vox populi, vox dei.- Partidocracia, episodio 2018. Otro “voto de castigo”

En esta otra ocasional vez que escribo, unos detalles que creo, no se deben dejar de mencionar.

Repasando historia, antes se les llamaba faraones, emperadores, sultanes o reyes; ahora son presidentes (o cancilleres). Antes eran califas y visires, hoy día son primeros ministros y secretarios de gobierno. Antes eran príncipes y duques, hoy los conocemos como senadores y diputados.

Los marqueses, condes y barones, en estas épocas son gobernadores, diputados locales y alcaldes. Los condestables y mayorazgos para estas fechas son generalísimos y comandantes.

Aunque los tiempos cambian y los actores de gobierno hoy llevan otros nombres, a fin de cuentas son la misma cosa, la única gran diferencia está en que antes, los grandes señores tenían sus castillos y tierras en medio de sus súbditos que vivían a sus alrededores, y como andaban a caballo o a pie, no podían irse demasiado lejos ni muy rápido, por lo que tenían que proteger, cuidar y defender sus territorios; y no maltratar demasiado a sus siervos.

En el presente, al revés, les es tan fácil a los politiquillos llevarse dineritos a EUA, a los politicotes a las Islas Caimán; y a los politicazos, sus dinerotes hasta Suiza, y “de volada” escapan en jets privados sin la molestia de tenerse que quedar a vivir entre la borregada que esquilma, todo “gracias” a las rapidísimas transferencias electrónicas que hacen.

Entonces, ¿estamos mejor en este mundo moderno que en las épocas “anticuadas”? Y así ya vamos a medio siglo de estar siendo “curados de espantos”, sí amable lector -50 años desde la matanza de Tlatelolco, en 1968 (que por enésima vez desilusionó al país a encarar que estábamos bajo la dictadura “blanda” del PRI)-, luego vinieron las devaluaciones de 1976, 1982 y 1994 que nos arruinaron económicamente a la clase media. Hoy, la cuasidictadura disfrazada como “partidocracia”, nos madrugó tras la alternancia desde Fox, Calderón y Peña. En esta elección, ni Meade, López, “El Bronco”, Anaya, no fueron oferta nueva ni limpia al país.

Por ello hay que procurar analizar serena y lógicamente, razonando sin jolgorio, juerga ni triunfalismos, o en vez de por hígado (visceralmente), ni arrebatos o enojos (ilógicos), sino con sensatez serena.

Reiterando que nosotros nos castigamos solo porque ya sabemos lo que nos ha pasado cuando por “votar de castigo”, seguimos el juego sucio a la partidocracia -de ilusos echamos a los de un partido y les damos “carro completo” a los de otro que salen peores. En fin, la lógica era muy obvia, pero sin más opciones que las usadas para acorralar a los que votaron, ¿cuántos lo hicieron porque de verdad creyeran o estuvieran convencidos de la capacidad u honestidad de los políticos? O ¿Cuántos votaron solo por echar fuera a los repugnantes partidos enquistados?

Al cierre del domingo 1 de julio, la partidocracia con los medios de prensa, hicieron algarabía de que había sido una “fiesta cívica” de elección popular y limpia. El lunes 2 fue puro jolgorio y escandalazo que el señor López ganó con poco más de la mitad de votos, hoy sigue con que ha sido el reflejo de la decisión del pueblo, bla, bla.

Y que el señor López será el nuevo “Batman al rescate”, como Echeverría en 1970; López Portillo en 1982; Salinas en 1994; Fox en 2000, bla, bla. Pero numéricamente, las cifras estadísticas sólidas de los que votamos fueron el 64% de los electores del país. Matemáticamente, el señor López solo se llevó el 34% proporcional de votos.

Entonces, un 36% no quiso avalar para nada, este sistema partidocrático. Ese voto vacío sí ha sido mayoría “arrasadora” de población que sigue sin creerle nada a ninguno. Pero, claro, publicar esta realidad ciudadana del desgane del sistema, ahí sí se enojan los fanáticos y les tiembla la pluma a los periodistas y la voz de los locutores.

Así pues, evalúo lógica y fríamente este otro episodio marcado del descrédito del statu quo. Una amplia mayoría negándose a votar y otra castigando a los enquistados. Ánimo. Debemos apoyar a nuestra patria, pero con lógica y sensatez, sin rebajarnos a ningún político.

 

Atentamente,

José Luis Haupt Gómez

Tijuana, B.C.

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Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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