Tanto la quise y la quiero
que se confunde mi mente,
no acepto que ya murió,
asocio vida con muerte.
No sé si será obsesión,
si es delirio o necedad,
solo sé que saco fuerzas
de mi triste soledad.
En sueños, esto me dijo:
“Ya no sufras por mi ausencia,
piensa en mí cuando te duermas
y soñarás mi presencia”.
Tú lo sabes, yo lo sé,
que la vida no es eterna,
fue un préstamo que al nacer
lo aceptamos sin reserva.
Yo no quiero solo sueños,
yo quiero que al despertar
te sienta junto a mi lado
y que sea una realidad.
Idealicé su recuerdo
cuando todo había acabado,
edifiqué un monumento
en las ruinas del pasado.
Es por eso que sin fuerzas
me trato de consolar,
el silencio me acompaña
para conmigo llorar.
Alberto Torres B.
Tijuana, B.C.