Intrigado por saber qué pasa en la mente de alguien que jala el gatillo de una pistola o cuáles emociones se hacen presentes en la persona tras ello, Alejandro Ramírez Corona creó “Mente Revólver”, una historia en la que el personaje principal es Mario Aburto tras cumplir su condena en la cárcel por el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994.
La doceava coproducción del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) con el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), se rodó en Tijuana a principios de 2016 y tuvo su estreno mundial en marzo de este año, durante la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), por lo que su función en Foto Film Tijuana, además de ser la primera en la ciudad, fue una las pocas que tiene programadas próximamente.
“Yo soy chilango y llegué aquí a Tijuana porque tenía muchos amigos. Llegué y había investigado un poco de Mario Aburto y me preguntaba por qué había sido un personaje tan borrado y tan poco investigado, tan poco presente a pesar de que es una figura pública, independientemente o no de que haya estado involucrado en el asesinato de (Luis Donaldo) Colosio. Me preguntaba toda la emocionalidad que podía haber detrás de un personaje como ese, entonces empecé a investigar en el expediente de la PGR y descubrí que había algunas entrevistas con familiares, cosa que me conmovió muchísimo. Algunas llamadas telefónicas, entrevistas periodísticas que le hicieron en Puente Grande, Jesús Blancornelas, uno de ellos. En fin, fue un personaje que me detonó la cabeza”.
Protagonizada por Baltimore Beltrán (Mario Aburto), Hoze Meléndez (“Chicago”) y Bella Marín (Jenny), la película inspiró sus personajes en historias y gente que su director y guionista conoció al dejar la Ciudad de México para vivir en Tijuana, así que añadió: “Creo que Tijuana es un lugar de choques emocionales tremendos”.
En “Mente Revólver” el personaje de “Chicali” es un joven de 24 años que involuntariamente se convierte en sicario y debe matar a Aburto, mientras que éste se encuentra en el limbo del mito que se creó alrededor de su nombre y sus esfuerzos por permanecer en el anomimato para seguir con vida, una vez que queda en libertad carcelaria, en tanto que Jenny cruzará caminos con ambos de forma muy distinta al dejar su condición de calle en Los Ángeles para establecerse en México.
“Cuando leí el guión me pareció un guión muy interesante, una oportunidad de poder explorar un arco emocional que no había hecho en personajes anteriores. En cuanto conocí a Jano (Alejandro) creo que hubo mucha química, hicimos unos ejercicios y no fue como un casting, más bien fue como una entrevista y empezamos a trabajar sobre el personaje. Nos documentamos mucho, Jano me mandó muchos documentos y vídeos sobre todo, también un libro que se llama ‘Confesiones de un sicario’ de Juan Carlos Reyna, que también es de Tijuana. Me voló la cabeza construir un personaje así de interesante y con todas estas emociones dentro”, declaró Hoze Meléndez sobre el trabajo para estructurar su rol a partir del esquema de emociones contenidas que Ramírez se planteó para trabajar la historia que
principios de junio fue reconocida en el Festival Internacional de Cines del Sur con la Alhambra de Oro por “la ambición narrativa al construir un relato coral y utilizar un dispositivo complejo para mostrar el arraigo de la violencia en México”, según expuso a medios internacionales el evento.