Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas, anunció este martes la salida de su país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, órgano que ha sido criticado por el presidente Donald Trump.
El año pasado, Haley había amenazado con retirar a Estados Unidos de dicho Consejo, con sede en Ginebra, debido a lo que consideraba un sesgo en lo relativo a Israel y a su decisión de aceptar como miembros a países que, a decir del Gobierno de Trump, tienen un historial deficiente en materia de derechos humanos, como Venezuela y Cuba.
EU había salido ya de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el acuerdo nuclear con Irán y el acuerdo de París sobre el clima.
De formalizarse el anuncio, será la primera vez desde la formación del órgano en 2006, que en la que uno de sus miembros decide retirarse de forma voluntaria.
Estados Unidos está a la mitad de un mandato de tres años en dicho organismo, formado por 47 países, y cuyos asientos se reparten en grupos regionales, en un proceso de selección rotatorio.
Hace un año, Haley instó al Consejo a emprender una serie de cambios, entre ellos “evitar que los peores países violadores de los derechos humanos obtengan una silla”. Asimismo, la embajadora de EU ante la ONU también exigió que el Consejo eliminara el punto 7 de su agenda, dado que aborda exclusivamente las violaciones de derechos humanos en Israel.
El anuncio llega un día después de que la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos,Zeid Ra’ad Al Hussein, denunciara la separación de cientos de niños inmigrantes de sus padres en la frontera sur de EU en los últimos meses.
En su último informe ante el Consejo de Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein expresó su gran preocupación por las políticas migratorias adoptadas en Estados Unidos que han separado a cerca de 2000 niños de sus padres y que los mantienen detenidos en la frontera con México.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos consideró que la separación de padres e hijos que tiene lugar en Estados Unidos por cuestiones migratorias, es “una política abusiva e inadmisible”.