Como el gobernador Yunes dio a conocer en televisión, a Karime incluso se le encontró una libreta donde con mapa del mundo, escribía las cuentas bancarias en las que se depositaba el dinero. Pero aun así, nada. La señora se fue a Londres a vivir tranquilamente, e incluso solicitar asilo político en caso que fuera tras ella, alegando que el gobierno la perseguía igual que a su marido preso
Primero enviados del Gobierno del Estado de Veracruz, y después reportero y camarógrafo de Televisa, encontraron en Londres, Inglaterra, a la esposa de Javier Duarte de Ochoa, ex mandatario en aquella entidad federativa. La realidad es que la mujer no se estaba escondiendo. Ha rentado un piso en una acomodada y linda zona de la ciudad, todos los días acompaña a sus hijos a la escuela, hace sus mandados y acude con bastante frecuencia -según se aprecia en los videos- a retirar efectivo de un cajero automático.
Se ve en calma. De hecho en uno de los videos tomados por enviados del Gobierno de Veracruz que encabeza Miguel Ángel Yunes, incluso platican con ella. Le hacen preguntas sobre un sitio turístico y de manera amable, ella comienza una charla donde va informando de los puntos de interés que se encuentran a su alrededor. Sonríe, bromea, se ve tranquila, hasta feliz, con todo y que su marido y padre de sus hijos, está siendo enjuiciado en México por enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal, de acuerdo a la Procuraduría General de la República; pero además, señalado de desviar miles de millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación, y de haber endeudado al Estado.
Aun con que Karime Macías Tubilla tuvo la oportunidad de irse a Londres con sus hijos y otros familiares luego de la aprehensión de su esposo en Guatemala, en abril de 2017, y que seguramente pensó que estaría a salvo en aquel país y con la colaboración de su marido no sería molestada, la Fiscalía General de Veracruz solicitó a un juez local una orden de aprehensión por el desvío de más de 110 millones de pesos del presupuesto del DIF que ella manejó, y que se habrían ido a empresas fantasma.
La orden de aprehensión le fue concedida. No era para menos, los mexicanos todos hemos sido testigos, a partir de las historias de corrupción que cuentan desde la fiscalía veracruzana, el propio gobernador Yunes y medios de comunicación, de cómo la señora Macías, al igual que su esposo, vivió con excesos el tiempo que fue primera dama de aquella entidad. Millones de pesos gastados en ropa, otros tantos en joyas, automóviles, obras de arte, casas, ranchos, departamentos en el extranjero, abultadas cuentas bancarias.
Pero a casi dos años que los Duarte huyeran de México -se fueron en octubre de 2016, luego de declarar el ex gobernador que no huiría-, lo que no se esperaba es que la mujer sería juzgada. Tanto se insistió en el tema, tantas pruebas se presentaron -incluidas libretas localizadas en bodegas donde ella escribía las transacciones extraoficiales del gobierno y llenó planas con aquello de “merezco abundancia”, al tiempo que fue señalada por compinches de Duarte como quien estaba detrás de las transas económicas-, que la impunidad de la que ha gozado la ex primera dama, se ha normalizado.
Como el gobernador Yunes dio a conocer en televisión, a Karime incluso se le encontró una libreta donde con mapa del mundo, escribía las cuentas bancarias en las que se depositaba el dinero. Pero aun así, nada. La señora se fue a Londres a vivir tranquilamente, e incluso solicitar asilo político en caso que fuera tras ella, alegando que el gobierno la perseguía igual que a su marido preso.
Ciertamente Karime Macías ha sido la personificación de la impunidad en México. Se le permitió gozar del poder mientras su esposo fue gobernador, gastar cantidades millonarias del erario, salir del país, viajar a Londres, mantener sus cuentas bancarias intactas, a pesar de las evidencias presentadas por el gobierno de Veracruz que la ubicaban en el organigrama de la corrupción en aquel Estado. De hecho, el Gobierno de la República que encabeza Enrique Peña Nieto, no la ha tocado con investigación alguna. Ni por el mal manejo de los recursos federales con los que subsisten los DIF, ni por confabularse con ex funcionarios y empresas fantasma para desviar el dinero. Mientras la procuración de justicia federal, para no variar cuando se trata de priistas, se hace de la vista gorda, en la Fiscalía Estatal van por ella. Y prácticamente han obligado al Gobierno Federal a que a partir de la Procuraduría General de la República, la Interpol emita una ficha para su búsqueda.
Aunque ello se concretó el 29 de mayo, a la fecha la señora Macías sigue en su departamento de Londres, sacando dinero de los cajeros, llevando a sus hijos a la escuela, y viviendo a todo dar sin ser molestada. Viviendo la impunidad que la ha caracterizado.
Todo esto a pesar que el 25 de mayo de 2018 se giró la orden de aprehensión contra ella por el desvío de 112 millones de pesos del DIF, a partir de contratos de compraventa con por lo menos seis empresas fantasma a las cuales “pagó” por equipo médico, vitaminas, purificadores de agua, sanitarios, paquetes escolares y otros productos de los cuales no han encontrado evidencia de que hayan entrado al gobierno, o se hayan repartido entre la sociedad veracruzana.
Ahora resta esperar que el gobierno de Peña Nieto sea contundente en el ámbito de la seguridad internacional, para que la mujer del ex gobernador veracruzano sea aprehendida e investigada en este país por los delitos que se le acusa. Que deje de ser, pues, la personificación de la impunidad.