Al interior de la Procuraduría General de Justicia del Estado aún no lo tienen claro. Lo que sabe hasta el momento la tropa de la Policía Ministerial, es que elementos del Ejército destacados en la II Zona Militar con sede en Tijuana, están apoyando para que Fernando Jáuregui Quezada, un agente de la PGJE identificado públicamente en el período 2008-2010 cuando fue jefe de zona y director de la hoy desaparecida Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada, vuelva por sus fueros. Este licenciado en Derecho de 37 años de edad, con maestría en Juicios Orales que de acuerdo a su currículum oficial ingresó a la PGJE hace 16 años, en junio de 2002, goza de buena y mala fama, depende a quién le pregunten. Sus detractores al interior de la fiscalía aseguran que su estadía en la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada le permitió establecer contactos en cabecillas de cárteles, y esa fue la razón para que lo “congelaran” en 2012, cuando lo enviaron como agente del Ministerio Público al Instituto de Capacitación, y después como Ministerio Público adscrito a los Juzgados a Tecate. Quienes lo defienden, afirman que se trató de un autoexilio para salir del radar de la delincuencia organizada. Entre los promotores de Jáuregui está el General Enrique Martínez, Comandante de la II Zona Militar, quien primero intentó, a través del Grupo Coordinación, imponerlo como subprocurador de Investigaciones Especiales, después como coordinador o lo que fuera necesario, para que encabezara al Grupo Antisecuestros. Hasta donde saben al interior de la PGJE, la sugerencia del militar está siendo atendida por la titular Perla Ibarra y por el mismísimo gobernador Francisco Vega de Lamadrid. La idea es que Jáuregui sea integrado al Grupo de Apoyo formado por elementos de la comandancia militar local y de la fiscalía estatal, dedicados a atender denuncias y llamadas ciudadanas que ameriten reacción inmediata. Las cosas que suceden: sin que el gobernador haya dado formal y público mando único al General Martínez, este ya arma su equipo al interior de la dependencia estatal. Qué tanto es tantito, dirán.