“Eso nos va a pegar durísimo, pues somos un Estado altamente dolarizado. Después de Ciudad de México, Baja California es la entidad federativa donde circulan más dólares, y esas depreciaciones nos están ahorcando”, explicó a ZETA el economista Roberto Valero en torno a la respuesta del gobierno mexicano de gravar importaciones en respuesta a las medidas de Trump. Expertos prevén mayor inflación en la entidad
Los aranceles de hasta 25 por ciento impuestos por México a alrededor de 200 productos procedentes de Estados Unidos, golpearán el bolsillo de los mexicanos, particularmente el de los bajacalifornianos; ya que elevará el precio de esas mercancías. Además, aumenta la incertidumbre sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), factor que contribuye a la depreciación del peso.
“Lo anterior se sumará a la serie de medidas inflacionarias aplicadas desde 2014, como el aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el incremento en los precios de los combustibles”, indicó Roberto Valero, presidente del Centro de Estudios Económicos de Baja California.
Al destacar que cerca del 60% de los productos comercializados en la frontera provienen de la Unión Americana, apuntó que los aranceles se impusieron a productos sensibles como la carne de puerco, la manzana y la papa, de modo que “definitivamente serán inflacionarios”.
En tres meses, cuando se empiece a ver el efecto en la cadena productiva, repuntará la inflación, la cual “volverá a tasas de 4 o 5% anuales” en BC. Con ello, disminuirá aún más el poder adquisitivo de los trabajadores.
“Este año, los salarios subieron en promedio 3.5%, pero en abril, la inflación anual en Mexicali se ubicó en 3.61% y en Tijuana en 4.7%; es decir, por encima del incremento de las percepciones. Tenemos a 60% de los asalariados del mercado formal en un rango de uno a tres salarios mínimos. Lo que va a pasar es que cada vez menos personas podrán adquirir la canasta básica”, y recurrirán a la sustitución de productos, estimulando la informalidad.
Según el economista, otra vertiente de los efectos inflacionarios de la imposición de los aranceles es la depreciación del peso: “No es descabellado recuperar el pronóstico del año pasado, que estimaba que el dólar llegará a 24 pesos en ventanilla bancaria, aunque en las casas de cambio de Tijuana el billete verde podría venderse en 20 pesos. Eso nos va a pegar durísimo, pues somos un Estado altamente dolarizado. Después de Ciudad de México, Baja California es la entidad federativa donde circulan más dólares. Y esas depreciaciones nos están ahorcando”, advirtió.
En los últimos cinco años la moneda mexicana se ha depreciado 50%, lo cual también ha ocasionado que la gente que tenía la opción de comprar productos en Estados Unidos, lo deje de hacer. Por otro lado, vislumbró que existe la amenaza de que el gobierno estadounidense imponga aranceles a la importación de automóviles.
Esta visión contrasta con el reporte publicado por Grupo Financiero Banorte en días pasados, que indica que el efecto de los aranceles será limitado en la economía nacional, ya que los productos representan el 0.5% de las importaciones mexicanas.
Además, refutan las declaraciones del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien manifestó que la imposición mexicana, que perjudicará en 3 mil millones de dólares al comercio estadounidense, implica cobrar algunos aranceles con tasas escalonadas como en la carne cerdo, para minimizar el impacto en la inflación.
En ese sentido, Roberto Fuentes, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) manifestó que el perjuicio a la economía mexicana será menor, ya que la inflación “se verá marginalmente afectada por los aranceles, y en mayor medida por el tipo de cambio”; pese a que el Estado importó 681 millones de dólares equivalentes en productos de aluminio, y en contraste exportó 143 millones de dólares, según datos de 2014 incluidos en el Atlas de Complejidad, publicado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Refirió que Baja California importó 243 millones de dólares en mercancías de acero y exportó 60 millones de dólares. En cuanto a el queso y requesón, la entidad importó 93.2 millones y exportó 3.4 millones de dólares.
De papas frescas y/o congeladas, importó 21 millones de dólares, pero se exportaron .00061 millones de dólares; de carne de puerco (fresca o refrigerada) se importó el equivalente a 61.5 millones, en contraste con los .147 millones de dólares exportados.
CONSTRUCCIÓN Y AUTOMOTRIZ, SECTORES MÁS GOLPEADOS
En ese tenor, Rufo Ibarra Batista, delegado de la Secretaría de Economía en Baja California, confió en que los productos agropecuarios no incrementarán su costo, debido a que este sector económico local aumentará su producción “porque estaba muy oprimida”.
Aun cuando algunas de esas mercancías están contempladas en el Decreto por el que se establece el impuesto general de importación para la región fronteriza y la franja fronteriza norte, las empresas y personas tendrán que pagar el arancel, toda vez que este es para importaciones definitivas.
De acuerdo con información de la Secretaría de Economía, en productos porcinos habrá dos etapas del arancel de 10%, y cupos para que mercancías procedentes principalmente de Europa, sean importadas a nuestro país. Mientras que en los quesos la primera fase del arancel será de 15 y después de un mes del 10%, para alcanzar 25% en total.
El 6 de junio, la Secretaría de Economía publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo que da a conocer que el cupo para importar carne de puerco fresca, refrigerada y congelada será por 350 mil toneladas, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2018.
Cualquier persona o empresa puede solicitar el cupo cumpliendo con los trámites y disposiciones establecidas por la Dirección de Comercio Exterior, de la instancia gubernamental, desde sus oficinas en Ciudad de México, “los primeros en tiempo son los primeros en derecho”, comentó Ibarra.
No obstante, reconoció que los aranceles al acero y al aluminio impactarán al sector automotriz al aumentar el precio de diversos productos en función del arancel, por lo que la delegación de la Secretaría de Economía a su cargo, está evaluando esa afectación.
“Tenemos una producción automotriz, una fábrica muy importante de rines y mucho de metal mecánico, entonces sí tenemos un efecto importante en la importación del acero”.
Guadalupe Sánchez Vélez, académica de CETYS Universidad, opinó que de continuar la imposición de aranceles, las cadenas de valor de los sectores automotriz y aeroespacial se verán afectadas en México y Estados Unidos. “Tan sólo en EU, se perderían 400 mil empleos”, sentenció.
La directora de la Escuela de Administración y Negocios del Campus Tijuana añadió que los aranceles impuestos por Trump dan mayor presencia ante electores estadounidenses que “creen y confían en el discurso de recuperar la hegemonía de Estados Unidos en diversos aspectos”, de modo que la medida es más política que económica.
De acuerdo con Rufo Ibarra Batista, otro sector que tendrá repercusiones es el de la construcción, tanto en vivienda como en obra pública, tal como anticipó el 31 de mayo a ZETA Gabriel Antonio Valenzuela Moreno, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de la Construcción (AMIC) Delegación Tecate, Tijuana y Rosarito, quien alertó que el costo de la vivienda podría elevarse entre 10 y 15% y la actividad económica podría decrecer 30%.
Ayer jueves 7, el gobierno mexicano presentó una denuncia contra Estados Unidos por la imposición de aranceles al aluminio y al acero ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), la cual, según analistas, podría resolverse hasta en tres años.
PEOR ESCENARIO: SALIDA DE EU DEL TLCAN
Para Roberto Zepeda Martínez, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el peor escenario que enfrentaría nuestro país sería la salida de Estados Unidos del TLCAN, como consecuencia de los aranceles impuestos por México; que a su vez respondieron a la disposición del gobierno del Presidente Donald Trump, de establecer aranceles del 25% al acero y 10% al aluminio de los productos mexicanos, canadienses y europeos.
“La probabilidad de que EU se salga del acuerdo es de 60%; la respuesta de México fue muy contundente y le va a afectar a estados y a empresas estadounidenses”, expuso el catedrático del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan), quien consideró que un acuerdo bilateral México-EU y Canadá-EU, como lo propuso el gobierno americano, es “muy remoto”, ya que Canadá y México “son más vulnerables si van solos”.
En caso de que Trump decidiera abandonar el TLCAN, el Congreso estadounidense tendría que reafirmar la decisión, lo que abriría espacio para que los detractores del mandatario vencieran esta propuesta; proceso que tardaría alrededor de dos años y el TLCAN quedaría como un “acuerdo zombi”
Los especialistas no advierten que Trump tenga interés en modernizarlo, sino en reescribirlo a favor de su óptica, lo que también puede ser una provocación para que México y Canadá abandonen el tratado, ya que hacerlo implica “pagar un precio político doméstico”.
“Creo que a México no le conviene salirse, sino esperar, si esta es una medida de presión para llegar a un acuerdo en el TLCAN”, reflexionó Zepeda.
Tampoco México puede ceder en esas “píldoras envenenadas” que la administración de Trump impuso desde el inicio de la renegociación del acuerdo, como la cláusula Sunset:
“Es preferible que no tengamos un tratado, puesto que no nos conviene un tratado comercial que restrinja las exportaciones agrícolas mexicanas protegiendo a los productores estadounidenses. No conviene un tratado que a los cinco años, si EU sigue teniendo un déficit de 70 mil millones de dólares o no hay un superávit para la Unión Americana, este país se salga. No conviene un TLCAN en el que todos los conflictos comerciales se diriman por jueces estadounidenses. Si esa es la postura, lo mejor para México es terminar el TLCAN, no es el fin del mundo”, aunque habrá afectaciones, previó el especialista.
“El 80% de las exportaciones mexicanas van a EU y el 50% de las importaciones que hace nuestro país provienen de ahí”, recordó Zepeda Martínez, “hemos llegado a un punto, de casi no retorno, donde las posibilidades para tener un TLCAN modernizado, sin menoscabo de los logros obtenidos por México, son muy pocas”.
NEGOCIOS PREVÉN AUMENTO DE PRECIOS
“Los tragos de whisky los tengo en 120 pesos, pero ahora los tendré que dar a 150 pesos”, manifestó el propietario de un bar ubicado en Otay, en referencia al arancel del 25% al whisky Tennessee y Bourbon.
“Aun cuando el que ingiere esta bebida por lo regular es profesionista o empresario de poder adquisitivo medio alto, al encarecerse, en principio disminuirá su consumo; sin embargo, al paso del tiempo el consumidor volverá a pagarlo, más por su paladar que por el costo”, previó.
En otro establecimiento de materiales para construcción, el gerente destacó que el precio de la varilla incrementará en proporción al arancel, encarecimiento que se sumará al alza del 15% que ha tenido durante el año, por lo que el precio de la tonelada de varilla podría oscilar entre 28 mil 094 y 27 mil 081 pesos, según el grosor.
No obstante, negó que pueda disminuir el consumo, toda vez que este producto es indispensable en las obras de construcción.
ARANCELES MEXICANOS
El martes 5 de junio, la Secretaría de Economía publicó el decreto por el que imponen aranceles a los siguientes productos de origen estadounidense; los cuales entraron en vigor un día después:
* Hierro y acero (familias de planchón; placa en hoja y en rollo; lámina rodada en frío y en caliente; alambrón; tubo sin costura y con costura; lámina recubierta; varilla y perfiles), del 5 al 25%
* Quesos frescos sin madurar, incluyendo requesón y queso rallado de cualquier tipo del 20 al 25%
* Carne de cerdo (piernas, paletas y sus trozos, sin deshuesar, así como embutidos), del 15 al 20%
* Manzanas, 20%
* Papas, 20%
* Arándanos, 20%
* Lámparas, 15%
* Barcos de motor, 15%
* Ventiladores, 10%
* Muebles de metal, 7%