Estamos a menos de 30 días de elegir al próximo Presidente de México y las encuestas tradicionales no se mueven, el candidato por Morena Andrés Manuel López Obrador se perfila para ganar la contienda electoral por un margen considerable.
Lo que llama más la atención es que el popular “El Peje” recibe constantemente ataques por diferentes frentes y a pesar de ello, no logran mermar sus números. Las campañas y los “cuartos de guerra” de Ricardo Anaya y José Antonio Meade, deben estar por demás frustrados ante esta situación.
A las críticas y señalamientos contra López Obrador su sumó el sector empresarial en su conjunto. Con una serie de acciones y declaraciones, hemos visto cómo intentan obstaculizar el camino y la imagen del morenista. Sin decir abiertamente su nombre, han expresado su preocupación y temor sobre “El Peje”. Es imposible no verlos angustiados ante el inminente arribo de Andrés Manuel, máxime si existe la duda de que les va a cambiar las reglas del juego. En lo personal, tenía años sin escuchar a dueños de importantes grupos económicos, expresar sus opiniones con claros tientes electorales.
Creo firmemente que los empresarios tienen todo el derecho del mundo de expresar sus preocupaciones, en lo que si no estoy de acuerdo es que solo lo hagan cuando ven amenazados sus propios intereses. Ante las causas sociales son poco solidarios, pero ahora quieren influir como si la gente les creyera o les tuviera afecto. No se dan cuenta que son parte del problema y de la indignación ciudadanía.
Si “El Peje” está en donde está, es porque se aprovecha del cansancio de la gente sobre los partidos políticos, legisladores y no se diga gobernantes. En general, de toda la clase política. Se puede decir que el “humor social” favorece a quien en teoría representa una opción diferente, lo que se conoce como el “antisistema”, que en este caso, según las encuestas, es Andrés Manuel López Obrador.
Los empresarios desde su trinchera desean influir en el electorado y a decir por los números, no lo están logrando. Se quedan demasiado cortos en sus argumentos y fundamentalmente tiene que ver con una poderosa razón: el mensaje (discurso) está muy por debajo del sentir ciudadano. La gente es muy sencilla a la hora de expresar sus inquietudes o en este caso, preferencias políticas.
Cuando uno se da la oportunidad de platicar con un taxista, la señora que vende café o con mamás y papás donde los hijos van a la escuela, la simple lógica se impone; las razones por las cuales van a votar por López Obrador es que el PAN y el PRI ya tuvieron su oportunidad y la desaprovecharon. La inseguridad creciente que a todos impacta, el hartazgo de los gobiernos como el de Peña Nieto; atributos relevantes como la honestidad o simplemente porque “ya le toca”; estas expresiones son algunos argumentos que he podido recopilar.
La gente no escucha lo que dicen los empresarios porque los perciben distantes. No hay que olvidar que las condiciones laborales de los trabajadores se deben en gran medida a los sueldos y prestaciones que otorgan los patrones.
Además, en su mismo gremio hay gente que simpatiza con López Obrador, empresarios que han sido marginados, ya que no forman parte de los negocios paralelos con los gobiernos en turno.
En conclusión, no porque hablen los hombres del poder y el dinero, significa que influyan en el electorado; a final del día, ni ellos mismos sabrán como votaron sus trabajadores. En las próximas semanas sabremos si hubo o no un efecto; por lo pronto, la realidad nos dice que van directo al fracaso en sus intenciones.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro