María del Carmen Carmona, coordinadora de área de Derecho Ambiental del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), puso en discusión, la construcción de desaladoras en Baja California, debido a que a nivel nacional, no hay cifras confiables sobre la cantidad de agua que tiene México, ni cuánto gasta cada ciudadano por día.
“En este escenario de inexactitud, es imposible determinar si los proyectos implementados van a solucionar el problema”, advirtió en el Foro Regional del Agua: “Gestión del agua como recurso para el crecimiento de las comunidades”, organizado por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) a través del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO), la cual se efectuó el martes 8 de mayo.
En el mismo evento, Héctor Uraga Peralta, presidente del Consejo Agrícola de Baja California (CABC), indicó que la construcción de unidades de riego de agua de mar proveniente de la desaladora de San Quintín, proyecto que, adelantó, ya fue presentada a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), sería solventado con recursos públicos y privados.
Explicó que se trata de una obra en toma, para que el agua tratada de la desaladora se canalice mediante tubería a cinco unidades de riego, mientras que la salmuera sería descargada directamente al mar, proceso que, aseguró, se efectuará en cumplimiento con la normativa de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Las unidades estarían repartidas en cinco puntos: Punta Colonet, Camalú, San Simón, San Quintín y otra más en la misma zona sur, con un costo de inversión de mil 260 millones de pesos de los cuales, poco menos de la mitad serían recursos provenientes de la iniciativa privada, mientras que el resto tendría que ser inversión pública, anotó.
Calculó que el proyecto podría generar 30 mil nuevos empleos, mayores divisas y crecimiento productivo en San Quintín, municipio ubicado al sur de Ensenada, cuya producción agrícola no ha crecido al mismo ritmo de la demanda internacional, debido a la falta de suministro de agua.
A ello se añade la carencia de servicios de salud e infraestructura carretera, aspectos que también limitan el desarrollo de la región e impacta en la contratación de más jornaleros agrícolas a quienes no se les puede ofrecer atención médica oportuna porque no hay una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ni tampoco vivienda; y sin carreteras no hay acceso a otros predios donde las compañías pueden ampliar la capacidad de producción, subrayó.
Uraga Peralta recordó que Baja California es una zona desértica con poca precipitación, pero también es una zona de mayor desarrollo tecnológico en el país, “no tenemos agua y la mayoría de las empresas y ranchos agrícolas tienen que desalar el agua de los pozos por lo que han empezado a ver la tecnología como una oportunidad para desarrollar sus actividades”.
Refirió que actualmente, para que los seres humanos de todo el mundo puedan alimentarse, se requieren alrededor de cuatro mil kilómetros cúbicos de agua, siendo el 70% de este recurso utilizado para el sector agrícola y agropecuario.
“Hay que tomar en cuenta que solamente el 2.5 por ciento del agua del mundo es potable; por lo que en el CABC creemos que la desalación es una solución indispensable para seguir desarrollando la actividad agrícola”, defendió.
La doctora Blanca Rosa García Rivera, vicerrectora del Campus Ensenada, inauguró el Foro y expresó la importancia de abordar el contexto que se vive actualmente con el recurso hídrico de región y aunque refirió que el panorama no es prometedor, reiteró la necesidad de hacer frente a este problema de manera inmediata porque los efectos negativos, como el desabasto, desaprovechamiento y la contaminación de este líquido, están superando las capacidades de atención.
“Ante esta preocupación es que la academia, el gobierno y el sector productivo nos unimos para que, a través de los conocimientos que generamos y con la ayuda de la ciencia y la tecnología, se puedan mitigar los daños a nuestro medio ambiente y a los recursos que son indispensables para la vida humana”, enfatizó la vicerrectora.