Tras un historial de noviazgo con violencia, el jueves 19 de abril en Sonoyta fue detenido Sergio Enrique Sánchez Dueñas como principal sospechoso de los golpes y las 22 puñaladas que provocaron la muerte de Valeria, una joven madre de 23 años, cuyo cadáver fue abandonado en una casa en construcción en Mexicali. Las autoridades consideran los celos, como móvil del crimen
Desde que Valeria Ahumada desapareció, los caminos conducían a Sergio Enrique Sánchez Dueñas, su novio. No era un secreto para vecinos y familiares que la joven mantenía una relación con abusos, pleitos y agresiones, a causa de los celos de su pareja, mismos que llegaron a exhibirse en vía pública. Una de esas discusiones, similar a cualquier otra, culminó en la muerte de la madre de 23 años de edad.
Estudiante de la Facultad de Deportes de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), Sergio Enrique se caracterizaba por su carácter violento. Vivía con su familia en la casa marcada con el número 4131 de la avenida Sierra Santa María, del fraccionamiento Villas del Colorado, una comunidad de clase media baja ubicada al Oriente de Mexicali. No muy lejos de ahí se encuentra la planta de Jumex y el parque Centenario.
La indagatoria de la Unidad de Homicidios Dolosos indica que en esa casa convivieron la noche del sábado 14 de abril, cuando Valeria fue vista por última vez con vida; había gente consumiendo bebidas embriagantes y música, según comentaron vecinos.
De acuerdo con la hipótesis de los investigadores, la reunión se hizo añeja y quedaron solos, momento en que empezaron a reñir a causa de otro ataque de celos del joven. La intensa discusión subió de tono y los reclamos se convirtieron en golpes, para después atacarla con un cuchillo que perforó dos veces su tráquea.
El asesinato
La investigación aún no define si la asesinó en su casa, donde los peritos no encontraron elementos para acreditar la agresión. O como parte del ataque, la subió a su automóvil y la trasladó hasta la casa en construcción establecida en la intersección de las avenidas Sierra Encantada y Sierra San Lázaro, en Lomas de Abasolo donde le quitó la vida.
Cuando la familia de la joven denunció la desaparición, el novio, Sergio, emprendió de forma inmediata una pesquisa a través de redes sociales, convenciendo a la familia de Valeria que ella se había ido de su casa a bordo de un Uber, pero cuando la investigación se focalizó en el transportista, la empresa se deslindó, explicaron que sí se había solicitado un servicio, pero en realidad no se efectuó por el rechazo de la misma familia.
Poco a poco las sospechas fueron cambiando de rumbo. La familia dudó de la versión de Sergio Enrique, pero no tenían pruebas. Fue hasta las 14:30 horas del lunes 16 de abril, que residentes de Lomas de Abasolo encontraron el cadáver –que cabe señalar fue identificado por su vestimenta y por un tatuaje con la leyenda “Ivana Sinaí”-, cuando las dudas comenzaron a disiparse.
En poco tiempo, la Policía Ministerial ya tenía elementos para focalizar la investigación hacia Sergio, por lo que su vivienda fue cateada la noche del martes 17 de abril, en busca de evidencia. Para ese momento, el presunto victimario ya había huido de su casa y nadie sabía nada de él. De hecho, había desactivado su cuenta de Facebook para evitar recibir acusaciones.
La familia de Valeria inició una campaña incesantemente a través de redes sociales, movilizando así una búsqueda que terminó a 276 kilómetros de distancia de la casa de Valeria, en el municipio de Sonoyta, Sonora, donde Sánchez Dueñas pretendía evadir la acción de la justicia hasta que policías municipales lo aseguraron por narcomenudeo; le encontraron algunas dosis de droga entre sus pertenencias, según indicó la corporación sonorense.
De manera extraoficial, se pudo conocer que como parte de la investigación, las autoridades en todo momento tuvieron conocimiento de su ubicación, pero esperaban el momento para asegurarlo.
Con saña
El cadáver de Valeria refleja la ira del agresor, la saña con la que se cometió el feminicidio deja clara la intención de terminar con su vida de la forma más dolorosa posible.
Según el director del Servicio Médico Forense (SEMEFO), César Raúl González Vaca, la autopsia localizó un total de 22 lesiones en diversas partes del cuerpo, el homicida le causó un traumatismo craneoencefálico y las lesiones un choque hipovolémico, este último a causa de dos heridas en el cuello ocasionadas con lo que parece ser un cuchillo de cocina. Cuando la encontraron tenía aproximadamente 48 horas de haber sido asesinada.
Además, la joven tenía raspones y hematomas en diversas partes del cuerpo. También existe evidencia de actividad sexual, pero los peritos de SEMEFO no tuvieron evidencia suficiente para determinar si fue voluntaria o una agresión.
Según el Subprocurador Fernando Ramírez Amador, de los 9 asesinatos de mujeres en Mexicali, sólo uno es investigado como feminicidio; pero no descarta que éste pudiera ser el segundo, ya que existen evidencias como las huellas de relación sexual, la relación de pareja, la saña con la que se realizó el ataque y finalmente la exposición del cuerpo en la vía pública.
Se investigará como feminicidio
El Secretario General de Gobierno, Francisco Rueda Gómez, comentó que este caso y todos los demás comienzan la investigación como feminicidio, y conforme recaban evidencia determinan si continúa de esta forma o se retipifican.
Referente a la alerta de género, Rueda Gómez aseveró que se ha cumplido con todas las recomendaciones emitidas por el Gobierno Federal, pero reconoció que dos de ellas aún no han podido arrancar al 100 por ciento por cuestión de tiempos y recursos.
Ramírez Amador, quien recibió apenas el área de Homicidios Dolosos, aseveró que en algunas ocasiones han turnado casos como “Feminicidio ante el Juez”, pero éste los ha reclasificado bajo sus propios argumentos, por lo que han decidido esperar hasta tener todos los elementos para presentarlo como tal.
Fue hasta la mañana del jueves 18 de abril cuando la Procuraduría General de Justicia recibió formalmente la orden de aprehensión contra Sergio Enrique Sánchez Dueñas y la ejecutó a través de un grupo de agentes que se encargó de su traslado de Sonoyta a Mexicali.