Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue presidente de la República Federativa de Brasil entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2010, afirmó este sábado, que aunque es “inocente” y “la historia probará que la justicia estaba equivocada”, cumplirá con la orden de arresto en su contra por una condena a 12 años de cárcel por corrupción, misma que dictó el juez Sergio Moro.
“Voy a cumplir con el mandato y cada uno de ustedes, todas las voces de aquí, se van a transformar en mí y van a hacer lo que tienen que hacer”, dijo Lula da Silva ante una multitud de simpatizantes que lo acompañaron tras realizar una misa en honor a su fallecida esposa, en la sede del sindicato metalúrgico en Sao Paulo, donde pasó las últimas dos noches.
Lula acaba de dar uno de los discursos más importantes de su carrera. Se entrega, aunque no se rinde. Por el camino ha aglutinado a toda la izquierda brasileña que se prepara para las movilizaciones.
(Las imágenes son impresionantes) pic.twitter.com/03WdhfZvho
— Adrián Albiac (@AdriHickey) April 7, 2018
Lula acaba de dar uno de los discursos más importantes de su carrera. Se entrega, aunque no se rinde. Por el camino ha aglutinado a toda la izquierda brasileña que se prepara para las movilizaciones.
“Los poderosos podrán cortar una, dos o tres rosas, pero jamás podrán impedir la llegada de la primavera”, afirmó el ex presidente brasileño, después de que el juez federal Sergio Moro le había dado plazo hasta el viernes por la tarde para entregarse a cumplir la sentencia.
El pasado 4 de abril, el Supremo Tribunal Federal de Brasil no aceptó el “habeas corpus” presentado por la defensa del ex presidenta, para evitar una condena de 12 años de prisión por un caso de corrupción, de uno de los procesos que se desprenden la investigación conocida como “Lava Jato” (autolavado, en portugués), esto, a tan sólo a seis meses de las elecciones, con sondeos y encuestas que lo tienen como favorito.
El juez Sérgio Moro ordenó la prisión de, al menos, una veintena de personas, entre ellos políticos y empresarios, acusados de cohecho y malversación pública. Mientras que “Lava Jato” es una investigación sobre corrupción en la que las élites brasileñas aceptaban sobornos a cambio de contratos públicos, especialmente con la petrolera estatal Petrobras.
En julio de 2017, el juez Moro, declaró culpable al ex presidente Lula da Silva y lo sentenció en primera instancia, a una pena de nueve años y medio de prisión por lavado de dinero y corrupción pasiva, crimen que presupone que el funcionario público acusado realice o deje de realizar un acto de su competencia y reciba alguna ventaja como contrapartida por ello.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT), fue condenado por presuntamente haber aceptado de la empresa OAS un soborno en forma de un apartamento de tres pisos, ubicado en Guarujá, en la costa del estado de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la constructora en sus negocios con Petrobras.
La defensa jurídica del ex mandatario brasileño, de 72 años de edad, interpuso un recurso de apelación en segunda instancia, sin embargo, un tribunal de alzada de Porto Alegre, el TRF4, rechazó dicho recurso en enero de 2018 y, además, aumentó la pena a 12 años y un mes de prisión.
El ex mandatario, quien ha negado todos los cargos, sostiene que es inocente y víctima de una “persecución política y judicial”. En 2016, su partido cerró un ciclo de 13 años de gobierno cuando su sucesora, Dilma Rousseff, fue destituida por el Congreso acusada de manipular las cuentas públicas, y reemplazada por su vicepresidente, el conservador Michel Temer.