Política Breve y de Emergencia
Este fin de semana visitará la zona costa de Baja California, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la Coalición “Juntos Haremos Historia”, integrada por los partidos Morena, PT y PES; y por primera vez desde que se postuló como candidato (2006, 2012, 2018), llegará a un territorio electoral en donde sus expectativas son de triunfo y algunos se preguntan por qué.
Los estados de la frontera norte del país no han sido precisamente en los que ha tenido sus mejores resultados; más bien, es en estas entidades donde las desventajas electorales le han desequilibrado los amplios márgenes del centro del país, del sureste, pero en especial de la Ciudad de México. El resultado: dos derrotas frente a diferentes partidos, 2006, PAN; 2012, PRI.
Ésta de 2018 parece ser la campaña del gran compendio y aprendizaje de AMLO y sus apoyadores. Se suman voluntades y se consiguen votos sin ser beligerante y sin ser contestatario; es más importante proponer y divulgar principios que contestar agravios o responder a provocaciones; se causan adhesiones cuando se plantean alternativas y se promueven caminos para ser mejores, con el fin de salir de los problemas; se suma más, mucho más, cuando se actúa fundamentado en el amor y en la paz.
Uno es, sin embargo, el hilo conductor que hace a esta campaña homogénea de sur a norte y de este a oeste. El combate a la corrupción y la inseguridad pública son el ingrediente político social aportado por el actual régimen a la contienda y son los principales motivos del denominado “hartazgo generalizado” o “mal humor social”, y de ambos hay y mucho acá en el norte.
La estrategia de López Obrador está clara: poner todo el esfuerzo de arranque de esta tercera ocasión en las zonas de resultados adversos en las pasadas contiendas, pero consolidando hoy lo que pudieron haber sido las causas de su derrota regional, la estructura electoral y la relación con los grupos de poder.
El mensaje del candidato de Juntos Haremos Historia a los bajacalifornianos puede ser muy sencillo, combatir la corrupción desde las más altas esferas del poder hasta el último de los servidores públicos y devolverle la paz y la tranquilidad a una sociedad que ya no ve la hora de salir de ésta. Igualito que en todos lados, igualito.
Por eso, el mensaje a la distancia de una campaña nacional que anteriormente regionalizaba sus esfuerzos, hoy puede ser la misma en todo el territorio nacional, Baja California que no se ha escapado de los efectos de una política fallida en el combate a la inseguridad y cuestiona seriamente el comportamiento ético y legal de los gobernantes de todos los niveles. Por eso ahora en la frontera norte también hay expectativas electorales distintas.
Que la historia lo registre.- En 2006, dos partidos políticos unieron esfuerzos para lograr el resultado electoral que más les convenía; transcurrieron los acuerdos, pero se les olvidaron los compromisos a terceros, los compromisos de gobierno, pero ya todo mundo lo sabe.
Botón rojo.- En la ciudad y en el campo, colonias, centros de trabajo, por todas partes se siente un ambiente como el de 1989, se siente un ambiente de cambio.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com