Tropa, oficiales y jefes del Ejército Mexicano enfrentan caminatas kilométricas entre cañadas y zonas agrestes en campañas de hasta 60 días continuos para ubicar y erradicar plantíos de marihuana y amapola dispersos a lo largo de la región
A bordo de un pick-up Cheyenne artillado con una minimi calibre 7.62 milímetros, un soldado del Ejército Mexicano perteneciente al 67 Batallón de Infantería vigila el camino desde lo más alto de la unidad militar.
Abre paso por la Carretera Ensenada-San Felipe a un Hummer con soldados y periodistas, una patrulla de policías estatales y otro vehículo con agentes de la Procuraduría General de la República (PGR).
Ataviado con el uniforme desértico, no el de color verde utilizado en otros puntos del país, el joven que apenas supera los 22 años de edad se ufana de su arma: “En tres segundos vacía una carga de cien disparos, tira ráfagas mortales”. Luego ríe.
Hora: nueve de la mañana. Ubicación: pasando la colonia 17 de Abril, por la salida hacia Ojos Negros. Destino: Ejido Héroes de la Independencia, a más de una hora de distancia al Este de Ensenada: Día: 28 de marzo de 2018, uno como cualquier otro en la vida de un soldado.
Para llegar al sitio enclavado en una zona de trasiego de drogas, donde suben y bajan avionetas repletas de enervantes, se avanza soportando las ráfagas de viento que se cuelan hasta los huesos, por los oídos, hasta el punto del dolor. Ya en el poblado se transita por un camino de terracería de aproximadamente 18 kilómetros, cruzando ranchos y hasta una pista clandestina ya inhabilitada; esto se nota por las zanjas hechas a lo ancho del terreno, lo que impide el despegue y aterrizaje de las aeronaves.
Una vez en la falda del cerro se encuentra un campamento de soldados que vigilan la zona por donde se accede al plantío de marihuana encontrado un día antes. Comienza el ascenso. Dos horas a pie subiendo y bajando cerros, en terreno agreste, donde la condición física hace mella hasta de los policías estatales; dos de ellos suspenden el ascenso y solo uno completa el recorrido para obtener muestras. Los de PGR y Agencia de Investigación Criminal (AIC) ni siquiera bajan de su pick-up, se quedan en el campamento de los militares.
INDEPENDIENTES LE VENDEN A CÁRTELES
Sobre el cártel propietario y el destino, un teniente de Infantería con 30 años de carrera dijo no saber hacia dónde se iría la marihuana, ni pudo determinar el grupo delictivo específico, ya que en su experiencia hay personas que no necesariamente siembran para algún cártel, sino que la venden a quien se las compra.
Guiados por un cabo y el mismo teniente, el grupo avanza entre veredas que forman una “V”, debido al paso de mulas o burros que utilizan los delincuentes para entrar y salir del sitio, cargando víveres hasta el campamento.
En el trayecto, el oficial del Ejército explica que al estar realizando reconocimientos terrestres por la zona un día antes escucharon cuando un vigía lanzó un “uuuh” para alertar a quienes se presume estaban cuidando el plantío en el Cañón del Diablo, a espaldas del Espinazo del Diablo.
Establecieron un perímetro de vigilancia y comenzaron a buscar indicios que los llevaran hasta el enervante. Siguieron huellas, basura, hasta ubicarlo.
Por el camino también había esponjas con cintas utilizadas por los delincuentes para ponerlas en la suelas de su calzado y no dejar huellas.
En el sitio son visibles tres plantíos con una superficie de 3 mil 850 metros cuadrados con un total de 57 mil 750 plantas. “Con la destrucción de las plantas se evitó que se cosecharan 12 mil 127 kilogramos de marihuana, lo cual generaría un costo de 12 millones 127 mil dosis, mismas que en el mercado negro tiene un valor de 606 millones 350 mil pesos”, de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Mientras los soldados cortan de raíz las plantas y las juntan en una hoguera, el teniente refiere que hay dos tipos de matas: la indica, que siempre se ha sembrado en México, alcanza hasta dos metros y tiene un periodo de producción un poco más largo. La más pequeña es conocida como colombiana, mide hasta un metro o 1.2 metros y está modificada para que produzca más cola.
Se peina la zona serrana, sistemáticamente buscando lugares factibles para obtener agua. Baja California es zona árida, pero la naturaleza es tan sabia y extraña que hay lugares inhóspitos donde existe agua, relata el oficial.
Precisamente los delincuentes buscan esos lugares y los acondicionan para tener un depósito de agua lo suficientemente grande que permita abastecer un cultivo mediante mangueras o cinta de riego.
A unos 250 o 300 metros del plantío, en la cañada aledaña, se detectaron tres nacimientos de agua que eran concentrados en uno solo, donde se fertilizaba y abonaba el agua hasta hacerla bajar por gravedad. Además del cultivo, los militares encontraron en la parte baja de la cañada otros tramos preparados para siembra.
También un campamento con utensilios de cocina, cobijas, rollos de hule y una casa de campaña. Según el teniente, quienes cultivan salen de los núcleos de población buscando lugares con agua para desarrollar su actividad y permanecen acampando durante varios meses. Calcula, unas tres personas estaban en ese campamento, quienes ya habían sembrado y cosechado anteriormente.
MARIHUANA DE TEMPORAL
Días antes, el 22 de marzo, el 67 Batallón de Infantería realizó otra erradicación de plantíos de marihuana verde, morada e indica, entre cerros y cañadas de los poblados El Otate y Tres Cañadas, con una superficie de 5 mil 600 metros cuadrados. Tampoco hubo detenidos.
Para acceder, el convoy integrado por dos Hummer, una Cheyenne, dos patrullas estatales y tres pick-ups con agentes federales (PGR, AIC, MPF) fue necesario avanzar dos horas y media a bordo de los vehículos (unos 60 kilómetros de terracería) y una hora caminando en una superficie totalmente irregular, entre cerros y cañadas, en algunas partes sin brecha, hasta dos kilómetros en pendiente ascendente.
Guiados por un elemento apodado “El Gallo”, con 27 años de servicio, poco más atrás un mayor de infantería, un subteniente y el resto de la tropa, los militares mostraron el camino para llegar al sitio descubierto mediante reconocimientos terrestres.
“Aquí podemos observar que la marihuana que hay es del tipo colombiana, de la moradita, esa de hecho es chaparrita y empieza a tener la famosa esa colita que le llaman”, dijo el Mayor de Infantería entre plantas de 40 y 60 centímetros.
Según el jefe de los militares, había indicios de que el terreno ya había sido sembrado y se había levantado cosecha, aunque en este caso el enervante no alcanzó el punto de cosecha, pero de haber estado listo, habría generado hasta cinco toneladas.
Ya en la Guarnición Militar El Ciprés, el Mayor indicó que los plantíos descubiertos son de temporal, dada la zona desértica. Cuando no es tiempo de lluvia (invierno), “no encontramos plantíos”, dijo.
Las personas que se dedican al cultivo buscan los lugares más recónditos y accidentados para dificultar su hallazgo, reciben la semilla, la instrucción de cómo realizar el cultivo, “ellos son los menos”. El desmonte de los terrenos es manual, queman y siembran.
Sobre la manera de ubicar estos plantíos en zonas de muy difícil acceso y alejados de los centros de población, “nuestras unidades en el Ejército se encuentran distribuidas de tal manera que cada unidad tiene su sector de responsabilidad; tiene la labor de mantener trabajada esa área, en este caso a través de reconocimientos, a fin de prevenir la siembre y cultivo del enervante”, refirió el militar.
HASTA DOS MESES EN CAMPAÑA
Mientras descansan en uno de los plantíos, soldados comparten con ZETA parte de la vida que llevan. Son jóvenes de 19, 21 y 26 años de edad, originarios de diversos puntos de la República.
Pasan hasta dos meses en terreno inhóspito buscando plantíos de marihuana y amapola, recorriendo una y otra vez veredas, realizando reconocimientos de cerros, cañadas, monte; a cambio les dan una semana de descanso.
Para no enfadarse, llenan de películas y música sus teléfonos celulares, llevan pilas externas para siempre tener carga en sus dispositivos o juegan baraja mientras acampan en los plantíos, en medio de la nada.
Los más jóvenes ahorran todo el dinero que ganan, como no tienen familia, es para ellos. “Nunca he sido fiestero, lo que me pagan lo guardo, lo único que pago es renta porque no quiero vivir en la Guarnición”, confesó un soldado de sanidad recién llegado de Ciudad de México.
Precisamente la rotación de personal es otra constante dentro de las filas del Ejército. Uno de los soldados que participó en la erradicación de Héroes de la Independencia, originario de Sinaloa, ya fue notificado de su cambio a CDMX.
ESTÁ COMPLICADO: COMANDANTE DEL CIPRÉS
Abordado el 23 de marzo en la Plaza Cívica de la Patria, durante el banderazo del operativo por parte de la Policía Federal, en su primer acto público como Comandante de la Guarnición Militar El Ciprés, el General Brigadier Enrique Covarrubias no aceptó entrevista con ZETA.
Flanqueado por el General de grupo Antonio Fernández Álvarez, Comandante de la Base Aérea Militar 3 y por un coronel de Infantería, el General de una estrella, proveniente de Tamaulipas, se limitó a comentar: “Está complicado, pero vamos a seguir trabajando”.
Cualquier información, exhortó, debía solicitarse a la Segunda Zona Militar.
UN MUERTO EN ENFRENTAMIENTO EN PLANTÍO DE AMAPOLA
A mitad de marzo, la Sedena localizó nueve plantíos de amapola, poco más de tres hectáreas ubicadas en el Cañón de la Grulla, en Real de Castillo, municipio de Ensenada. Con esto se hubieran cosechado 45 kilos de goma de opio y tres kilogramos de heroína, con un valor aproximado a un millón 620 mil pesos en el mercado negro.
En un principio la Segunda Zona Militar convocó a medios de comunicación a participar en la erradicación de este plantío, sin embargo, un día después canceló, debido a que durante el hallazgo se registró un enfrentamiento entre efectivos castrenses y delincuentes que cuidaban la amapola.
Un soldado comentó a ZETA que los militares pudieron hacer frente a la agresión debido a que eran experimentados. El ataque fue perpetrado con una escopeta.
Después, la PGR difundió que para realizar las diligencias necesarias en el lugar de los hechos, personal de la AIC utilizó dos helicópteros UH-1H, debido a lo accidentado del terreno.
DECOMISOS 2017-2018 DE SEDENA EN BC
Según datos de la Segunda Zona Militar, durante 2017, en Baja California, el Ejército localizó 212 plantíos de marihuana con una superficie de 25 hectáreas, incautó 41 mil kilogramos del enervante, 22 kilos de semilla y 30 plantas, con 761 detenidos.
De amapola se destruyeron 151 plantíos con una superficie de 18 hectáreas; además, 302 kilogramos de cocaína, 133 de heroína, 30 de efedrina, medio kilo de goma de opio, mil 545 kilos de metanfetamina y 25 mil 591 pastillas sicotrópicas.
Se aseguraron 79 armas largas, 119 armas cortas, 177 cargadores, 9 mil 319 cartuchos de diversos calibres, tres granadas, 344 vehículos, dos pangas, 12 aeronaves, 12 mil 555 litros de gas avión, 42 pistas clandestinas, cuatro narcotúneles, 39 casas y 48 tomas clandestinas
De igual manera, 93 mil 233 dólares y un millón 542 mil 420 pesos en efectivo.
Hasta el 24 de marzo de 2018, la Segunda Zona Militar daba cuenta de 278 detenidos, 13 mil 760 kilogramos de marihuana (incluidos mil 530 kilos encontrados ese mismo día en el retén de Ojos Negros), 160.2 de cocaína, 2 mil 400 de metanfetamina (cristal), 668 litros de metanfetamina líquida, 60 kilos de ice, 16 de heroína, 57 de fentanil; nueve plantíos de marihuana en 15 mil metros cuadrados, nueve de amapola en 32 mil metros cuadrados y mil 500 pastillas sicotrópicas.
Se han asegurado nueve casas, un laboratorio, 39 armas largas, 48 cortas, 5 mil 542 cartuchos, 55 cargadores, 118 vehículos, tres embarcaciones y cuatro pistas clandestinas. Ningún narcotúnel o aeronaves.
También, 13 tomas clandestinas de combustible, 3 mil litros de gasolina, 120 litros de gas avión y 4 mil 730 litros de diésel.
En cuanto a dinero, se incautaron 345 mil dólares y 161 mil 690 pesos en efectivo.