Lo bueno es que solamente hay cuatro candidatos a la Presidencia de la República. Lo malo es que en un ambiente de injusticia, carencias, inequidad e inseguridad como el que se vive en México, prometerán lo que sea necesario, aun cuando no realizable, para ganar un voto. En ese contexto nos encontramos frente a una puja presidencial. A ver quién da más, cuál ofrece más, quién promete la mayor cantidad de beneficios.
Y no necesariamente se trata de las tarjetas con las cuales el PRI ha manipulado al electorado, las Monex y Soriana de Enrique Peña Nieto, la Rosa de Alfredo del Mazo en el Estado de México y ahora la tarjeta Avanzar Contigo de José Antonio Meade, algunas con dinero, otras, con la promesa de dinero y otras entregadas con el entendido del dinero aunque no sean para ello.
El cuestionado uso de las tarjetas fue aprobado por miembros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al considerarlas un gasto de campaña y por lo tanto se deben fiscalizar para revisión de los topes de campaña. Pero bueno, transa aparte, la puja no necesariamente se centrará en las tarjetas.
Particularmente, y ya ha comenzado, se centra en las promesas. Por ejemplo, entre Andrés Manuel López Obrador, candidato por Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y Ricardo Anaya Cortés, del Partido Acción Nacional (PAN), inició con la promesa de bajar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en la frontera. El de izquierda al 8 por ciento, el de derecha también. Para el caso José Antonio Meade, el candidato priista poco o nada puede aportar, dado que fue el partido que representa y para el cual trabajó, desde donde decidieron -vía Presidencia de la República de Enrique Peña Nieto- homologar el IVA al 16% en todo el país, cuando en la frontera estaba en 11%. Lo mismo Margarita Zavala Gómez del Campo, quien no le ha entrado al tema, pero durante el mandato de su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, el gravamen se incrementó de 10 a 11% en la frontera y de 15 a 16% en el resto del país.
Seguramente el tema del IVA en la frontera seguirá en la puja presidencial, de hecho será parte importante del debate que el Instituto Nacional Electoral ha organizado en Tijuana, Baja California, para el próximo 20 de mayo entre los cuatro aspirantes a la silla del águila. Sin embargo, disminuir el IVA no depende tanto del Presidente, como sí del Poder Legislativo, sobre el cual, como sucede actualmente, el próximo mandatario debe tener mayoría absoluta y obligarlos a votar en bloque, para hacer la modificación fiscal.
Otro tema en subasta es el caso de las mujeres. Los cuatros aspirantes se han decantado por la defensa de las féminas. Margarita Zavala se compromete a proteger la vida y la integridad de las mujeres y se suma al movimiento #NiUnaMás, José Antonio Meade dice que las mujeres serán su prioridad, mientras Ricardo Anaya promete igualdad de salarios para mujeres, y AMLO, empleos y salarios justos para todos.
México es uno de los países donde la inseguridad contra las mujeres ha incrementado exponencialmente, de acuerdo a estudios de la Organización para las Naciones Unidas, cada 24 horas, siete mujeres son asesinadas en nuestro país. Además, las condiciones de empleo tampoco son las óptimas. Según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el 44.9% de las mujeres en edad de empleo en México, no lo tiene; tal número ubica al país como el tercer en la lista, rebasado solo por dos países con mayor inequidad de género en el ámbito laboral: Turquía y Grecia.
Pero a pesar que todos los candidatos prometen seguridad y empleo para las mujeres, y mejores salarios, ninguno dice cómo ni con quienes, pues en el ámbito de la economía, las empresas mexicanas estarían obligadas a contratar a más mujeres, a pagarles lo mismo que a los hombres, y a darles puestos de alta jerarquía, algo que no se puede hacer por decreto presidencial, como sí obligaron a los partidos políticos a proporcionar la mitad de las candidaturas a mujeres.
La seguridad es un tema que también tomarán los candidatos para ofrecer más y más promesas para acabar con los asesinatos, con el narcotráfico, con los robos y los asaltos. Zavala ha dicho que duplicará la Policía Federal, pero no ha mencionado la purga que esa corporación necesita para sacar a los infiltrados del narcotráfico, Meade habla de no tolerancia a la corrupción, pero el gobierno del cual fue parte, ni limpió las corporaciones, ni persiguió a los corruptos, mientras López Obrador continúa ofertando que en el extremo de la necesidad, el diálogo con los criminales no se descartará.
Luego están las promesas inverosímiles en que los candidatos entran para ganar terreno y obligar al resto de los aspirantes a prometer en consecuencia. Anaya promete agua potable y carreteras dignas. Meade, que ningún bebé nacerá en pobreza extrema, que habrá hospitales públicos para todos, y que todos los jóvenes tendrán una de tres: escuela, trabajo o empresa. Zavala se ha comprometido a dar seguro universal y prestaciones para las trabajadoras del hogar. López Obrador se ha comprometido a contratar a todos los desempleados.
Así los candidatos le entrarán a la subasta de promesas para ser adquiridas por los electores. A siete días de iniciadas las campañas para la elección del próximo Presidente de la República, la guerra de promesas apenas comienza. Difícil ver a quién le compran qué, sin saber los cómos. Como siempre, mucho ojo, y sobre todo, análisis.