Ricardo Anaya, el candidato del PAN y sus aliados, figuró como el mejor orador en el primer debate presidencial: articulado, fluido y atacando a AMLO, el puntero, pero su caso sobre lavado de dinero y corrupción, no tuvo salida. Ahí no pudo responder, fue evasivo y opaco. El negocio ilegal que le dio 54 millones de pesos al panista, le cobra factura como candidato
El candidato del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya, pudo ser quien mejor desempeño tuvo en el primer debate presidencial. Con un discurso articulado, manejó mejor los tiempos y recibió muy pocos recordatorio por parte de sus adversarios, respecto a los casos de corrupción en los que ha estado involucrado. ¿Será suficiente para declararse el verdadero ganador del debate, si de los cinco abanderados es él a quien le pesa el más fuerte caso de corrupción que involucra lavado y enriquecimiento ilícito?
Pero no solo las referencias de presuntos actos ilegales nublaron su imagen tras el debate, sino que también, medios de comunicación y esfuerzos de la sociedad civil, desmintieron varios de los datos que Anaya planteó. De hecho, fue el candidato que más exhibió argumentos falsos.
Naturalmente, Andrés Manuel López Obrador fue el blanco en el primer debate de los candidatos presidenciales, organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE). Es quien va a la cabeza de las preferencias electorales y nadie cuestiona eso. El mismo Ricardo Anaya admitió en el debate que su “coalición es la única que le puede ganar a López Obrador”.
Cierto también es que Andrés Manuel no fue el mejor orador ni el más diestro de los cinco para argumentar; tampoco para defenderse. No fue concreto ni aterrizado en el primer altercado.
Por otro lado, fueron múltiples las acusaciones en su contra, algunas fabricadas, por ejemplo, la eternamente repetida por sus contrincantes de que plantea pactar con el crimen organizado para otorgarles perdón, al menos Obrador nunca lo ha sugerido como tal.
Las exageraciones contra AMLO fueron desproporcionadas. Meade le llamó “títere de los criminales”, además de estar “al servicio de los narcotraficantes”.
De los otros candidatos, el abanderado del PRI y su alianza pasó desapercibido, fue acartonado y monótono. No se desligó de la corrupción ni los malos resultados del gobierno de Enrique Peña Nieto de donde salió.
Margarita Zavala y Jaime Rodríguez “El Bronco”, los candidatos independientes, perdieron seriedad. Margarita, con un lenguaje corporal y con voz de infomercial, excitada en ciertos momentos, nerviosa y ensayada. Gran parte de sus participaciones las dedicó a defender lo que el gobierno de su esposo, Felipe Calderón, hizo en tema de seguridad pública.
“El Bronco” actuó como reventador, se prestó igualmente para los ataques contra Andrés Manuel. Intentó ser irreverente para generar simpatía, propuso mutilar las manos a quien robe, sustituir a maestros por soldados y crear “el FBI” de México. Un candidato desequilibrado.
El mejor debatiente, no pudo zafarse la corrupción
A Ricardo Anaya prácticamente nadie lo tocó, salvo algunos señalamientos directos de José Antonio Meade y de los propios mediadores, particularmente de Denise Maerker; ambos recordaron y le cuestionaron la transacción multimillonaria que lo benefició por medio de una triangulación de recursos.
Anaya no pudo responder ni quitarse la imagen de corrupción a pesar de su mejor desempeño.
A finales de febrero, el abogado Adán Xamán McGregor declaró que entre 2016 y 2017, dos clientes suyos aparentaron la venta de una nave industrial por aproximadamente 54 millones de pesos, para triangular dinero a favor del abanderado presidencial Ricardo Anaya.
Para efectos de tales operaciones, ambos involucrados supuestamente fueron contratados por Manuel Barreiro, empresario queretano a cuya boda acudió Anaya, según consta en un video. A decir del litigante, sus defendidos también denunciaron al panista por hostigamiento.
Anaya negó que el inmueble puesto a la venta, constituyera una empresa fantasma y aseguró nunca haber tratado con los presuntos blanqueadores. Aunque la PGR difundió un video del aspirante haciéndose presente en las instalaciones de la SEIDO, a propósito de la cual dio a conocer que se le brindó la oportunidad de declarar y se abstuvo.
En ese contexto, Anaya señaló que el Gobierno Federal priista usaba a las instituciones para intervenir en el proceso electoral. Finalmente, en el primer debate presidencial afirmó que no existe acusación en su contra y mostró sentencia del Tribunal en la que, según mencionó, se da cuenta de que la Procuraduría procedió en detrimento suyo.
Primero a Meade le respondió durante el debate: “Tú sabes que no existe ninguna acusación en mi contra. Aquí está la sentencia del tribunal que acredita que ustedes utilizaron de manera ilegal y facciosa a la PGR para dañar mi imagen…Yo ya contesté, ahora te pido que tú contestes, sin rodeos, con claridad. Tu jefe, Enrique Peña Nieto, ha gobernado con honestidad, ¿sí o no?, José Antonio Meade”. Y el priista no respondió.
Denise Maerker, una de los moderadores del debate, también enfrentó a Anaya. Le preguntó: “candidato, el PRI no tiene el monopolio de la corrupción. Los partidos que lo postulan, el PRD, PAN, Movimiento Ciudadano, han sido parte de la corrupción sistémica que ha desprestigiado a la democracia mexicana y que forman parte de este desencanto de los mexicanos. Usted ha sido señalado por su oponentes por haber obtenido un bien (inmueble) y a través de la venta de ese bien, unos beneficios de los cuales no ha transparentado, por ejemplo, elementos concretos como el crédito hipotecario que le permitió hacerse de ese bien”.
Y Anaya evadió: “No sé si lo sepas Denise, pero no existe ninguna acusación en mi contra. Todo ha sido completamente mediático. Aquí está la sentencia del tribunal que da cuenta de que utilizaron a la PGR de manera facciosa y de manera ilegal para dañarme… Yo puedo ver a la gente a los ojos y decirle con toda claridad que siempre me he conducido con honestidad. Regreso a mis propuestas”.
Maerker lo interrumpió y le pidió nuevamente explicar si podría ser posible transparentar las transacciones en donde se menciona el lavado de dinero.
“Lamentablemente se ha construido una historia de mentiras -reviró Anaya- en la página de internet… En este momento le pido a mi equipo que suban los documentos que son públicos. Ahí está el crédito hipotecario, cualquiera lo pueda consultar, es absolutamente falso que esa información no esté disponible. Ahora regreso a las propuestas”. Y los mentados documentos hasta la fecha no han sido publicados.
Los otros ataques vs AMLO
Anaya debatió a Andrés Manuel que para acabar con la corrupción, no basta con que el máximo representante de gobierno ponga el ejemplo, pues le cuestionó que él no había podido contagiar a sus subordinados, cuando gobernó la Ciudad de México; sexenio durante el cual, su secretario particular, René Bejarano, fue vídeo-grabado recibiendo fajos de billetes que más adelante le valieron ocho meses tras las rejas.
Para esas alturas del debate, la candidata independiente, Margarita Zavala Gómez del Campo, ya se había referido a ese episodio al decir que “cuando la política se ha sometido al dinero”, es posible hablar de casos como el de las “ligas”, en alusión al material de hule con que Bejarano aparentemente hizo los consabidos atados del papel moneda.
El abanderado de la alianza PRI-PVEM-NA, José Antonio Meade Kuribreña, también se ensañó con AMLO, a quien señaló de ponerse de acuerdo todos los días “con los corruptos”, entre quienes mencionó a la ex dirigente magisterial Elba Esther Gordillo (actualmente en prisión domiciliaria, ex aliada del PRI y del PAN) y al líder del sindicato nacional de mineros y candidato a Senador por Morena, Napoleón Gómez Urrutia (acusado de fraude).
En su oportunidad, el candidato independiente, Jaime Rodríguez “El Bronco”, le preguntó al puntero en materia de preferencias electorales: “¿Eres honesto, honesto, honesto, honesto?”. A lo que AMLO respondió que era “mil veces honesto”.
El bloque temático en cuestión tampoco se fue en puros cuestionamientos al izquierdoso. Anaya puntualizó que la corrupción es letal y para ello se refirió al socavón que se produjo en el Paso Exprés de Cuernavaca, Morelos, hundimiento que cobró la vida de dos personas y por el que ningún funcionario del actual Gobierno Federal priista fue sancionado.
Por otro lado, Rodríguez Calderón le preguntó al abanderado del PRI, Meade Kuribreña, si estuvo relacionado con los malos manejos de dinero en los que distintos ex gobernadores emanados de ese partido, se vieron involucrados. El otrora secretario de Hacienda respondió que en todo caso, él tuvo que ver con que parte de esos mandatarios fueran encarcelados. A lo que Anaya Cortés rebatió que el hecho de que hayan sido remitidos a prisión, obedeció a que en los estados que gobernaban, hubo transición.
Democracia, pluralismo y grupos vulnerables
En la recta final del debate, los aspirantes a la silla presidencial compartieron las visiones sobre mecanismos de seguimiento a sus propuestas, la garantía de cumplimiento de las mismas y la atención a las necesidades de los sectores desprotegidos del país.
Zavala tambaleó al momento de ser interrogada sobre su postura en el tema de matrimonio igualitario, argumentando que en el supuesto caso de que su hijo fuera homosexual, respetaría su decisión, no sin antes remarcar de forma muy personal, que para ella, el matrimonio es la unión “entre hombre y mujer”.
Meade también fue confrontado durante este segmento, pero esta vez con relación a sus inclinaciones políticas y la defensa de un partido sumergido en la peor crisis de credibilidad de su historia.
El exfuncionario afirmó con total convencimiento que por primera vez en la historia, el PRI había elegido a un “ciudadano honesto, capaz y con experiencia” para participar en la contienda presidencial.
Anaya mostró apoyo hacia la libertad del ejercicio periodístico -previo a una semana de confrontaciones y réplicas intensas con los medios-, así como apertura hacia la supervisión ciudadana como mecanismo para garantizar la transparencia durante su gestión.
Para cerrar, el dirigente de Morena lanzó su propuesta de revocación de mandato para el Presidente de la República, misma que mientras Anaya y Rodríguez aceptaron revisar, Zavala y Meade la rechazaron.