Sus dos manos callosas y arrugadas
el arado y el campo son su orgullo,
en su pecho el amor es un capullo
que se abre como flores anheladas.
Largas horas trabajan abnegadas
de mi padre las manos afanosas,
con el arado cubre las fermosas
semillas de maíz tan amarillo,
enfrente de mi padre me arrodillo
y acaricio sus manos amorosas.
Lourdes P. Cabral
(De su libro Confesiones de Amor en Secreto)
San Diego, California