Ningún candidato presidencial ha hablado sobre la sombra y daño mortal que genera la violencia en el país. ¿Cómo combatir esos flagelos que dañan feamente y rompen con los esquemas de la precaria paz que aún rige en este suelo azteca?
Los robos a la nación, robo y ordeña de hidrocarburos, la narcoviolencia desde hace décadas; la impunidad extremadamente añeja, la corrupción y ni qué decir (la fuente e indignación de todos los males que afectan fuertemente al país). Antes era válido decir: “el respeto al derecho a lo ajeno es la paz” y hoy, los precandidatos no se atreven a tomar ese “estandarte” para sacar al país adelante frente a la suma ya de muchos muertos (digamos 100 mil por sexenio).
Tenemos un país acorralado por la violencia y nadie se atreve a eliminar tal ofensa nacional. Por fin, Osorio Chong se fue, debió irse desde ¡ya!, desde lo de Ayotzinapa, hace tres años en septiembre de 2014. Por dignidad lo hubiera hecho, pero no, el señor de Los Pinos lo dejó en Gobernación con cola que le pisen.
Hay más muertos gracias a la violencia que en una guerrilla, un levantamiento armado, una rebelión social u otra tragedia fuera del margen de la ley, pero si hay causas, sí puede existir una guerrilla o descontento social. Eso quedó en 1994 con EZLN y en 1996 con EPR.
Todos los precandidatos hablan de pobreza, corrupción, mejoras, campo, sueldos, etc., pero nadie menciona cómo eliminar la violencia que genera el narcotráfico. Un mal que debe no ya ser noticia y no más muertos con síntoma de violencia, la cual denota la descomposición social e ingresos a las filas del trasiego de narcóticos y que dan como resultado la hiriente y penosa violencia que arrasa al país. A ver qué precandidato habla sobre tal tema tan delicado y dé oxígeno de paz al país y vuelva lo perdido, la tranquilidad perdida que poco existe. ¿Quién romperá el silencio?
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.