Mérida, Yucatán.- Cual cartero para entregar la correspondencia, el escritor Xavier Velasco acudió puntualmente a Mérida con “Entrega insensata” (Océano, 2018) bajo el brazo, en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) el viernes 16 de marzo.
Se trata de un libro que reúne 25 cartas que escribió a diversos personajes o temas, principalmente entre 2000 y 2004 en una columna que tenía titulada “Epistolario” y que se integra a la Biblioteca Xavier Velasco editada por Océano desde 2017, misma que incluye las reediciones de libros como “Luna llena en las rocas” (2000), “Diablo Guardián” (2003), “El materialismo histérico” (2004), “Éste que ves” (2007), “Puedo explicarlo todo” (2009) y “La edad de la punzada” (2012).
“Entre el año 2000 y 2004 tuve una columna que se llamaba ‘Epistolario’, en la cual escribía cartas a personajes públicos; he pensado que tenía varios libros con eso, pero cuando las revisé vi que casi no tenía nada porque tenía que rehacerlas. Las cartas es el género donde uno ya no puede corregir porque mandas la carta y nunca vuelves a saber de ella, solo que estas cartas están dedicadas a los intrusos, no al destinatario”, expresó recientemente a ZETA Xavier Velasco.
“Son cartas íntimas, como una carta a mi madre, cuando perdí a mi madre a los dos días le escribí una carta, me costó mucho trabajo escribirla; una carta a mi abuela, una carta al perro. Hay cartas a personajes públicos como ‘Chabelo’; hay cartas muy abstractas, como una carta a la marihuana”, complementó Velasco.
Durante su presentación editorial en el Salón Uxmal 6 del Centro de Convenciones Siglo XXI, Xavier Velasco confesó una de sus influencias literarias que le motivó también a escribir:
“Yo me iba de pinta de la Universidad para ir a verlo en sus presentaciones. Le tengo un afecto muy especial y muy recóndito a Carlos Fuentes”.
No obstante, reconoció: “Nunca fue una persona que yo frecuentara mucho, más bien era el loco que lo divertía, a veces lo hacía reír, trataba de hacerlo reír; a veces algunos de sus admiradores llegaban a hablarle de cantidad de autores y apantallarlo y yo decía: ‘cómo vas a apantallar a Carlos Fuentes, qué te crees’; yo siempre traté de reírme con él. Si lo hacía reír decía: ‘Gol’; eso era lo que me interesaba”.
“Quizás algún día le haga una carta a Carlos Fuentes porque yo le tenía mucho respeto, y le tenía tanto respeto que tuvo que morirse para que me diera cuenta cuánto lo quería”, apostilló.
En cualquier caso, sentenció antes de dar paso a las selfies y firma de libros: “Yo francamente no sé dónde estaría si no hubiera seguido obsesivamente a Carlos Fuentes”.