José Antonio Meade manifestó que su “principal activo” como aspirante a la presidencia de la República es poder presentarse con la conciencia tranquila ante la ciudadanía y su propia familia.
De acuerdo con el precandidato, si a él se le detectara “haber hecho negocios desde el sector público”, tal como afirma su contrincante panista Ricardo Anaya, “lo último que me escucharían decir es que estoy orgulloso”, según manifestó durante la instalación de la Comisión Nacional de Ética Partidaria del PRI, el 8 de marzo.
Mientras que a Anaya Cortés se le ha señalado de beneficiarse con operaciones de lavado de dinero, que le habrían granjeado 54 millones de pesos por la venta fingida de una nave industrial; el panista acusa a Meade de haber incurrido en desvío de recursos cuando fue titular de la Sedesol (“500 millones de pesos hacia empresas fantasma, a través de la triangulación de recursos para los que utilizó a universidades pública”, según información de la fórmula PAN-PRD-MC).
En el marco de instalación de la nueva comisión priista, Meade Kuribreña apostó por someterse a la supervisión de sus integrantes para “que estén permanentemente pendientes de mi gestión, de mi conducta, de mi desempeño” y en caso de detectarse “cualquier desviación ética, sea públicamente denunciado”, discurseó.