De Trez en Trez
A juzgar por el desarrollo de los acontecimientos recientes en materia política, tal parece que el próximo Presidente de México será un corrupto o por lo menos, pesarán sobre él graves acusaciones de corrupción, ya sea como partícipe o como actor pasivo, pero al fin de cuentas ligado a la corrupción.
Ya se sabe que, esto de las corruptelas no es nada nuevo, se viene dando desde hace muchos, pero muchos años; no en vano los que se dicen políticos hacen hasta lo imposible para alcanzar posiciones donde se puedan “despachar con la cuchara grande”, tratándose de billetes que engorden sus carteras, hagan crecer sus cuentas bancarias y les asegure el futuro de sus familias, aun a costa de la mayoría ciudadana.
Pero, como dicen que dijo “Jack el Destripador”: “Vayamos por partes”.
Los tres ¿candidatos? -o lo que sean, según el INE- que “puntean” las famosas encuestas, son blanco de acusaciones; en tanto, los independientes siguen haciendo su lucha para remontar los números que no les favorecen en las preferencias que se miden.
La presumida conducta del funcionario intachable de Meade, el candidato tricolor, se ha visto manchada por acusaciones de hacerse “como que la Virgen le habla” al permitir desvíos millonarios a su paso por SHCP y Sedesol. La organización México Evalúa publicó un estudio donde Meade no sale bien librado.
“Arquitectura del ramo 23”, se llama el estudio, señala que siendo titular de SHCP, dispuso discrecionalmente de 36 mil 3000 millones de pesos para ayudar o frenar a gobiernos estatales, además de otros 11 mil 738 millones de pesos, según fueran su origen partidista o los resultados electorales en las entidades. Usó pues, según este estudio dado a conocer en la prensa nacional, los dineros públicos como herramienta de control político, y en Sedesol se dice que desvió más de 500 millones de pesos.
Por otra parte, Ricardo Anaya, candidato del Frente, se vio cimbrado en su campaña y en su avance en preferencias al ser acusado de “lavado de dinero” por 54 millones de pesos, en triangulaciones supuestamente ilegales con empresas y personajes como Manuel Barreiro; quienes se dijeron “panistas rebeldes”, hicieron circular un video donde aparece Anaya en la boda de Barreiro, hace más de una década.
Aunque la primera impresión deja al candidato de extracción azul con un “ojo morado”, da la cara y contraataca diciendo que el corrupto es el tricolor y que ésta -la acusación- es una cortina de humo para desviar la atención centrada sobre Meade y los desvíos millonarios en Sedesol.
Quien tampoco se salva de acusaciones y nexos con personajes harto señalados como corruptos es Andrés Manuel López Obrador, al que se le cuestiona el origen de los dineros que le han permitido “vivir” no solo políticamente, por más de una década sin realizar un trabajo remunerado como cualquier “ciudadano de a pie” que presume su honestidad valiente; luego de ser Jefe de Gobierno del DF, se dedicó de tiempo completo a construir Morena y su tercera candidatura a la presidencia del país.
Mayor inquietud, sorpresa y dudas se dieron cuando Napoleón Gómez Urrutia, “líder” de trabajadores mineros, el cual huyó a Canadá donde vive con lujos disfrutando de una prosperidad económica, apareció en la lista de los que presuntamente encabezarán la lista de Morena al Senado; por si fuera poco, es pública y notoria la relación de AMLO con Elba Esther Gordillo, ex lideresa del SNTE que goza de prisión domiciliaria, a través de sus familiares -yerno y sobrina- y otros que han expresado su apoyo a “ya sabes quién”.
Se dice que el legado de “Enriquepeñanieto” serán las “reformas estructurales de gran calado”, entre ellas la laboral, la energética, financiera, de transparencia y la educativa. Nada más falso.
Su gran legado -si así se le puede llamar- será la gran mancha de corrupción que desde el inicio de su sexenio ensucia a su gobierno, en el que participan sus colaboradores y el cual avergüenza a muchos ciudadanos y hace que México como país, ocupe el lugar 135 -entre 180 países- en el Índice de Percepción de la Corrupción 2017, obteniendo 29 puntos de un máximo de 100 posibles.
Capítulo aparte merece la otra mancha que inunda al país, la de la sangre que la violencia sin control hace estremecer al país.
Entonces, no es de extrañar que el próximo presidente del país sea uno más de los muchos políticos corruptos que aquí abundan.
P.D.- Feliz y contento de estar de nuevo en estas páginas luego de una involuntaria ausencia…
P.D.2.- La bandera nacional al revés en la ceremonia oficial… ¿señal?, ¿protesta?, ¿descuido? o ¿retrato de nuestra realidad?
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com