Con una tenue luz iluminaba
la vieja calle de mi pueblo;
como faro que surge de la nada,
esa esquina revive mi recuerdo.
Mi padre muy molesto lo decía:
“¿Por qué retiraron los faroles
que tanto ayudaban a la gente,
mestizos, coras y huicholes?”
Hay herencias dignas de cuidar,
tradiciones buenas por vivir,
que mi gente debe conservar
como cultura de mi Nayarit.
Ese farol solitario de la esquina,
mi familia lo sigue conservando,
homenaje a mi tierra clavellina
para seguir la calle iluminando.
En la vieja calle del almendro,
me hiere la nostalgia y el dolor
al recordar a mis antepasados
que nos legaron esta tradición.
Farolito de mi vieja esquina,
esperanza de mi soledad,
regresaré a ver los clavellinos
a reiterar mi amor y mi lealtad.
Eduardo Enrique Parra Romero
Correo: jomian1958@hotmail.com
Tijuana, B.C.