Divisas digitales, entre estas bitcoins, en la línea económica del crimen organizado y la defraudación fiscal. Surcos entre la economía y el dinero virtual son aprovechados para lavar dinero, traficar droga, personas y armas, debido a su especulación y falta de transparencia, advierte el académico de la Universidad de Columbia, Edgardo Buscaglia, entrevistado por ZETA. México, tercera narcoeconomía mundial en origen de dinero sucio
Eduardo López, un millennial de Guadalajara, Jalisco, está feliz y emocionado. Invirtió en criptomonedas y su inversión se octuplicó en seis meses. El 18 de julio de 2017 preguntó a su asesor financiero en qué podría invertir 30 mil pesos y la recomendación fue: “Si estás dispuesto a darlos por perdidos, compra lo que te alcance de bitcoin o ripple en ‘tal’ página web”. El joven le habló a su asesor hace unos días para comunicarle que ya tiene 260 mil pesos.
Relatos como el de Eduardo se han viralizado a través de redes sociales y páginas web, incluso en correos electrónicos se cuelan inserciones pagadas para promover la inversión en divisas digitales que ahora son un boom mundial y prometen ser las monedas de un futuro adelantado, sin regulación oficial y con un valor superior al del oro.
Los gobiernos de diversos países del mundo ya se ocupan del fenómeno y pretenden cerrar espacios a la anarquía financiera. Se decantan entre dos posibilidades. Prohibición o regulación del mercado de criptomonedas. Además de la desestabilización económica que el dinero digital podría ocasionar con su expansión a los mercados formales, el fantasma de la defraudación fiscal y el uso que hace la delincuencia organizada de capitales mal habidos representan una seria amenaza al desarrollo global.
En el último reporte anual de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), emitido en octubre de 2017 bajo el título “Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2017”, se advirtió el incremento en el uso de monedas digitales en actividades delictivas. Y es que en algunos casos se ha podido probar que las criptomonedas, entre estas el bitcoin, la más popular, son cada vez más utilizadas por organizaciones criminales transnacionales debido a su anonimato y facilidad de uso en la desconocida dark web o internet oscura.
Además de generar especulación y falta de transparencia, entre los malos usos que se le puede dar a estas monedas, están la defraudación fiscal, fraude, tráfico de drogas, tráfico de personas, compraventa de armamento, tráfico de narcóticos, financiamiento al terrorismo o el común lavado de dinero.
Entrevistado por ZETA, el investigador académico de la Universidad de Columbia, Edgardo Buscaglia, advierte de los riesgos del avance de las criptomonedas en el universo financiero, sobre todo de una regulación que representa vacíos por no ser consensuada entre los diversos países del orbe a través de una convención. Aunque por ahora, refiere, el bitcoin no tiene un efecto importante en la economía real porque sus mercados aún son proporcionalmente pequeños en tamaño.
El surgimiento de la criptodivisa después de la crisis financiera de 2009 tiene buenas intenciones, señala por su parte Luis Gerardo Estrada González, profesor de la Escuela de Empresariales de la Universidad Panamericana; sin embargo, el empleo que se le ha dado para situaciones delictivas en la big web o web profunda ha detonado su satanización y ahora pretende ser regulada, pues no se conoce el origen del dinero, su destino o destinatarios.
México, tercer país del planeta como economía criminal de origen de dinero sucio, solo después de Rusia y de China, ya parece ocuparse del tema y, a principios de diciembre de 2017, el Senado de la República aprobó la llamada Ley Fintech, que regula la prestación de servicios financieros ofrecidos o realizados por innovaciones tecnológicas, como las criptomonedas.
El Estado mexicano pretende meter al “aro” esta forma de economía que ha encontrado un fuerte auge, sobre todo entre jóvenes inversionistas muy vinculados a las carreras relacionadas con la informática, la tecnología y diversas ingenierías, quienes a manera de juego han alcanzado importantes rendimientos económicos, como el caso de Eduardo. Pero también empresas y personas cuya identidad permanece en el anonimato han metido sus pesos y dólares al llamado anarco capitalismo.
Naciones como Corea del Sur, China y Australia, optan por la prohibición del dinero informático, en tanto que aquí se pretende regular aisladamente, sin consenso y sin que se realice una convención internacional con otros países, hecho que puede ser muy peligroso, advierte Edgardo Buscaglia.
ANTECEDENTES
Luis Gerardo Estrada, de la UP, contextualiza a nuestros lectores en el tema. Califica a las criptodivisas como unas monedas virtuales con las que la gente puede acumular riqueza, utilizarlas para comprar y vender cosas o se pueden usar para especular en los mercados de capitales. Recordó que los bitcoins fueron creados en 2008 y últimamente es cuando más se ha escuchado de ellos y se les ha dado importancia.
“Los bitcoins únicamente son uno de los muchos tipos de criptomonedas que existen. Estamos hablando que hay alrededor de mil monedas virtuales en las cuales podemos invertir nuestro dinero, utilizarlas como método de cambio o método de pago, pero bitcoin es la más utilizada. ¿Por qué? Porque fue una de las pioneras y de las que más se habla, y la oferta y la demanda así la han posicionado”, señaló el académico.
El surgimiento de bitcoin ocurre después de la crisis de Lehman Brothers, la más grande quiebra en la historia de Estados Unidos que desencadenó en la crisis financiera global de 2008. En esa crisis de hipotecas, las subprime (“por debajo de lo óptimo”), despertó el interés de unas personas de crear un mecanismo o instrumento por medio del cual pudiesen conservar y mover su dinero sin depender de los bancos o de alguna institución centralizada, debido al mal manejo que en ocasiones se hace del dinero.
Estrada González detalla el proceso y refiere que el dinero real está respaldado por oro que es extraído de minas, y quienes lo poseen lo sacan de la mina o lo compran. A imitación del sistema, los fundadores de la primera moneda digital “crearon minas virtuales para que quien quiera bitcoins solo lo pueda conseguir de dos formas: o minándolo con unos procesadores descifrando algoritmos o comprándolo ya minado.
“Hay una cantidad finita de bitcoins que se puede minar, que es del orden de 21 millones de bitcoins. Actualmente van entre 16 y 17 millones de bitcoins minados o extraídos. Cualquier persona puede comprar o minar un bitcoin. ¿Cómo se le pone precio? A través de la oferta y la demanda. Es lo que rige el precio. ¿Cuántas personas lo quieren comprar o cuántas personas lo quieren vender? Sí todo mundo lo quiere, el precio se va para arriba; sí el día de mañana nadie lo quiere, el precio se va para abajo. Simplemente es oferta y demanda”.
Desde luego que el atractivo para los inversores, es que no hay una institución u órgano que se encargue de vigilar o regular el mercado virtual. “Yo lo comparo con comprar una acción. Sí todo el mundo está queriendo comprar esa acción, el precio se va a ir para arriba. Al momento de comprar la acción tienes la certidumbre de que estás comprando una partecita alícuota del capital social de una empresa. Al momento de comprar bitcoin tú tienes lo que vale un bitcoin y listo. Si el día de hoy compras un bitcoin a 17 mil, o 16 mil, o 15 mil dólares, a como esté el precio, y el día de mañana sale una nota de escándalo, sale alguna persona que hizo un mal uso con eso, etcétera, puede tirar el precio, y si eso sucede, pues tu inversión se va a ir para abajo. No tiene estabilidad, no está centralizado, no tiene una regulación, no tiene nada de respaldo en ese aspecto, pero no por eso tiene que ser una buena o una mala inversión”.
El entrevistado confirmó que en México, y probablemente en el mundo, la mayor cantidad de personas que están invirtiendo en criptomonedas son jóvenes, porque son los que tienen facilidad en el uso de procesadores, “se arriesgan, juegan y ganan, compran y venden sus partecitas de bitcoin con gran facilidad. Pueden comprar con pequeñas cantidades de dinero, por ejemplo, mil pesos. Compran la parte proporcional de un bitcoin”.
“¿El gobierno sabe que yo tengo dinero invertido en bitcoin? La respuesta es ¡no! ¿Por qué? Todos los movimientos que se hacen con bitcoins hay una cosa que se llama blockchain (cadena de bloques). Es como un libro mayor de contabilidad, en el cual dice cuáles son los movimientos que se han hecho, de dónde y hacia dónde va el dinero. Se movió de aquí para allá, pero no dice que se movió de Carlos Fernández a Diego González, por poner unos nombres, sino de un número encriptado a otro número encriptado, que no conoce quiénes son”, explicó el docente.
Obviamente si una persona realiza una transacción bancaria tradicional a un portal digital para comprar criptodivisas puede ser rastreada con facilidad, pero la mayoría de las operaciones se hacen en efectivo y es imposible su rastreo.
¿(AUTO)REGULACIÓN?
Con varias décadas de experiencia en el ámbito político-financiero, Edgardo Buscaglia, establece que lo que las divisas digitales intentan es hacerle un bypass al sistema bancario y financiero formal.
“La criptomoneda nació justamente para no respetar al sistema regulatorio y no ser tocada. Ahora es claro que los gobiernos están intentando succionar a las criptodivisas y asimilarlas al marco regulatorio tradicional, a lo cual las criptomonedas se han venido resistiendo, desde bitcoin y las otras que existen”.
El académico señala que hay una puja grande en ese sentido desde que los fundadores del dinero imaginario lanzaron su teoría libertaria y rechazan al gobierno como único mecanismo para emitir moneda. Los gobiernos, como el de Corea del Sur, prohíben las criptodivisas porque representan ese rechazo a las instituciones formales que la gente conoce: el banco central, los bancos, las instituciones financieras que ayudan a las empresas a emitir bonos, “todos esos mecanismos donde uno trata de guardar el valor de nuestros activos que ganamos”.
Aquí el resto de la entrevista con Edgardo Buscaglia:
— Doctor, ¿de verdad la moneda anárquica es un riesgo para los mercados de capitales reales?, o solo para sus propios inversionistas…
“Por ahora, las criptomonedas tienen un mercado muy limitado, todavía. Si tú tomas el valor total de los mercados de valores, las criptomonedas representan todavía una minúscula parte del valor de los mercados tradicionales de valores, de bonos y demás. Entonces, como son mercados pequeños todavía, pueden llegar a crecer, cada una de estas criptomonedas tiene un mercado creciente, pero pequeño todavía con relación a los otros. Eso hace que los mercados sean más inestables en sí mismos. El valor de estas monedas oscila como una ‘montaña rusa’, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, y no representa todavía una inversión segura para mantener el valor de tu patrimonio neto como persona”.
— ¿De qué forma se aprovechan los vacíos regulatorios para cometer ilícitos, ya sea delincuencia organizada o criminales que utilizan la tecnología?
“Como todo. La moneda tradicional también se utiliza como mecanismo de lavado de activos, los dólares, los euros, entre otras. Toda moneda representa un canal para lavar dinero, por definición sí que lo es. Y la criptomoneda no va a ser diferente, o sea, así como por ejemplo tú puedes esconder tú identidad a través de transacciones cash que no pasen por una cuenta bancaria, sino a través del efectivo, también lo puedes esconder en estas divisas virtuales donde tu nombre es un código anónimo. Tu nombre no sale en las transacciones. Entonces, en la medida que las compras, las bitcoins por ejemplo, no tenga una cuenta bancaria bajo tu nombre no se puede conocer el origen inicial de quién es el propietario de la criptomoneda.
“Normalmente estas criptodivisas cambian de dueño sin ningún tipo de nombre y apellido, o cuenta bancaria asociada y eso es lo que hace que sea un canal creciente para el lavado de dinero. Pero toda moneda emitida por Estados es utilizada para el lavado de dinero. El bitcoin no tiene el monopolio del crimen, lo que le preocupa a los estados es que se le está haciendo un bypass a los sistemas de prevención de lavado con los bitcoins”.
— ¿Existe alguna posibilidad de rastreo, control o regulación?
“Los bancos están cumpliendo más que antes con las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo internacional, enmarcado en la OCDE; sin embargo, los que emiten bitcoins no están cumpliendo con los criterios del GAFI, las 40 recomendaciones para prevenir el lavado de dinero. El bitcoin y las criptomonedas no cumplen con los criterios de conocer a los dueños, los mecanismos preventivos para asegurarte que grupos criminales no estén utilizando a las criptomonedas para lavar sus dineros sucios.
“Pero en sí misma, la criptomoneda, por más que cumpla algún día con las recomendaciones del GAFI, cosa que contradeciría la filosofía misma de por qué se inició la criptomoneda, es un mecanismo libertario, más que liberal, para poder guardar el valor de tu patrimonio neto. No ha logrado todavía eso, porque el valor de la criptomoneda es todavía muy inestable.
“Lo que te quiero decir, es que en la medida que se obligue a la criptomoneda a cumplir con las 40 recomendaciones GAFI, va a perder su atractivo original, que era no tener que depender de las entidades ligadas a los estados. En ese sentido las criptodivisas están bajo ataque”.
— ¿Es la defraudación fiscal el mayor riesgo para los estados-nación?
“Uno de los problemas es la defraudación fiscal, pero también tienes otro tipo de delitos organizados que se pueden llevar adelante con las criptomonedas, que pueden pagar diferentes transacciones ligadas a actividades criminales de todo tipo, no solamente tráfico de personas, tráfico de drogas, pagos a través de este tipo de dinero digital.
“Hay una gran diferencia entre, por ejemplo, PayPal y las criptomonedas. PayPal está asociada con una tarjeta de crédito. O sea, se conoce el nombre de la persona que está detrás. En las criptomonedas no. En ese sentido es más difícil de conocer al beneficiario o tenedor de ese tipo de divisas virtuales. Se pueden realizar transacciones ligadas a todo tipo de delito organizado, ya sea fraude tributario o contrabando, falsificación de marcas, tráfico de personas o financiamiento al terrorismo a través de estas criptomonedas; es por eso que hay estados como Corea del Sur que están prohibiendo las transacciones en servidores asociados a su territorio”.
— ¿Qué debe suceder para que quienes invierten en dinero informático no salgan perdiendo?
“Tiene que haber una cooperación internacional en estos temas, no porque un país la prohíba no va a tener ningún tipo de efecto sobre el valor de la moneda, ya que debes tener la colaboración entre los países cuyas economías, especialmente Estados Unidos, para prohibir o regular este tipo de moneda si quieren tener realmente una idea de quiénes son los beneficiarios.
“El diseño de las transacciones con criptomonedas puede variar sin necesidad de la intervención del Estado. Puede haber mecanismos de autorregulación, como los que se aplican al mercado de diamantes en Estados Unidos. El mismo mercado de diamantes en Nueva York se autorregula. Tiene sus propios Juzgados, y sus propios mecanismos de mediación y resolución de disputas, entonces las criptomonedas podrían encontrar un mecanismo de autorregulación sin necesidad de que el Estado esté imponiéndole mecanismos regulatorios onerosos”.
— Aquí en México, ¿cómo andamos en ese tema?
“En México, más allá de inversores individualizadas o grandes o pequeños inversores, el gobierno mexicano no se ha pronunciado de manera coherente sobre este tema. Siendo México uno de los tres países más importantes como origen del dinero sucio, y Estados Unidos es el primer país del mundo como destino del dinero sucio para lavarlo, y finalmente, para integrarlo a la economía. México solo está detrás de Rusia y de China en ese tema, y llama mucho la atención que la Secretaría de Hacienda y otros mecanismos y agencia regulatorias mexicanas que operan sobre el mercado financiero, no se hayan pronunciado de manera coherente sobre qué se va a hacer con las criptomonedas, específicamente en un ambiente de criminalidad organizada desenfrenada como es el mexicano”.
— ¿De qué cantidades de dinero estamos hablando en materia de lavado de dinero?
“Las cifras van variando de año a año. Las últimas cifras te dan cuenta que los dineros sucios de la delincuencia organizada que anualmente se mueven a través del mundo representan entre un 7 y 10% del Producto Interno Bruto mundial. Es enorme la cantidad de dinero sucio que se genera a través de la delincuencia organizada, solo delincuencia organizada, acá no estoy incluyendo personas que evaden impuestos y que esconden el dinero. Estoy hablando de empresas criminales”.
— Con base en su experiencia ¿qué es lo más conveniente para el gobierno mexicano?
“México debería coordinar con Estados Unidos un enfoque en común a través de sus secretarías de Hacienda y de sus agencias regulatorias que operan sobre el sistema financiero para que se pueda enmarcar a las criptomomedas en un marco regulatorio adecuado entre ambos países. Debería… Si las criptomonedas se quieren autorregular, como el mercado de diamantes que se autorregula con sus propios mecanismos de resolución de disputas y sus propias reglas de transacción, para determinar quiénes son beneficiarios de los tenedores de diamantes y demás; si se quisiese autorregular el mercado de las criptomonedas estaría muy bien, pero los gobiernos tienen que pronunciarse sobre esas autorregulaciones, para ver si cumplen con mejores prácticas internacionales para proteger a los tenedores de esas divisas digitales, porque no es beneficioso socialmente que una criptomoneda pase de 10 mil dólares un día a 25 mil al día siguiente. Son oscilaciones muy inestables que pueden llegar a ocasionar inestabilidad económica en los sectores reales de la economía si estas criptomonedas aumentan de tamaño como mercado.
“Por ahora no tienen un efecto importante en la economía real porque son mercados muy pequeños todavía con relación a los mercados, pero en el futuro, hay que pensarle a diez años, cinco años, los mercados pueden aumentar en tamaño y tener un efecto sobre la economía real, en cuyo caso las oscilaciones de valor debido a delitos organizados, fraudes, especulaciones, falta de transparencia, puede tener un efecto importante en los mercados laborales, en los mercados de capitales.
“Los países que tengan mayores vacíos regulatorios van a tener una ventaja comparativa en atraer transacciones ilícitas con criptomonedas comparado con los países que tengan menos vacíos regulatorios. Entonces, hay que asegurarse de que los países cooperen a través de una convención para que no existan vacíos regulatorios que le den a la delincuencia organizada ‘paraísos’, ‘islas’ de impunidad. Tiene que haber una cooperación internacional regulatoria que todavía no se ha planteado, hasta donde yo sé, internacionalmente. Un mecanismo regulatorio adecuado, por más que sean autorregulaciones o regulaciones de Estado”.
Condena EU a narcotraficante que usó bitcoins
El martes 23 de enero de 2018, la DEA informó a través de un comunicado que un ciudadano paquistaní, avecindado en Brooklyn, Nueva York, fue sentenciado por el Juez de Distrito Dale A. Drozd, a 23 meses de prisión por conspirar para distribuir heroína. Chaudhry Ahmad Farooq, de 25 años de edad, es el segundo hombre condenado a prisión por distribuir heroína en el oscuro mercado web AlphaBay.
De acuerdo con documentos judiciales, Farooq y el yemení Abdullah Almashwali, de 33 años, que anteriormente residía en Brooklyn, distribuyeron heroína y cocaína por medio del portal AlphaBay utilizando los nombres de los proveedores “Area51” y “DarkApollo”.
Los mercados negros operan en redes informáticas diseñadas para ocultar la verdadera dirección de protocolo de internet de las computadoras que acceden a la red. Los mercados web oscuros permiten que los pagos se realicen solo en forma de moneda digital, comúnmente en bitcoin. AlphaBay fue cerrado por la Policía en julio de 2017.
Farooq y Almashwali aceptaron pedidos de heroína y cocaína en AlphaBay, y luego enviaron los narcóticos desde las oficinas de correos en Nueva York a clientes de todo Estados Unidos. Recibieron el pago en bitcoins.
En mayo de 2016, los agentes de la Ley hicieron dos compras encubiertas de heroína de “Area51” que se entregaron en una casilla postal en el Distrito Este de California. Los registros postales revelaron que Almashwali compró el franqueo de las dos fracciones de heroína enviadas por correo a la Policía, y que Farooq estuvo involucrado en otros envíos postales.
Los agentes del orden público también pudieron determinar que la dirección de correo electrónico encriptada utilizada por “Area51” y “DarkApollo” estaba asociada con cuentas reales de Twitter, Instagram y Facebook utilizadas por Farooq. A este se le ordenó comenzar a cumplir su condena el 7 de marzo de 2018. El coacusado Almashwali fue sentenciado a seis años y medio de prisión el 24 de julio de 2017.