No hay que olvidar los regalitos que les hacías cuando tenías chance de verlas o de salir con ellas, aunque fueran acompañadas de su “fiel chaperón” (la hermanita o la sobrinita) que tenía como principal consigna siempre estar en medio de los dos enamorados. No separarse de la enamorada pareja ni para ir al baño. Con decirle que ni siguiera un inocente besito le podías dar porque “la pequeña metiche” ya estaba interponiéndose entre los dos, lo único que se tenía permitido era agarrarse de la mano; de ahí el dicho de “andar de manita sudada”.
Los jóvenes y otros no tanto, actualmente no saben de lo que se libraron al pretender a una mujer con las costumbres de antes y todo porque, como antes les mencionaba, la tienen tan fácil que ya ni trabajo les cuesta andar de novios o como dicen ellos, de “amigovios”, ya que el Twitter, el Facebook y demás medios electrónicos les facilitan las cosas y les ahorran dinero. Ya no tienen que invitarlas al cine (¡qué anticuado!), ya no tienen que regalarles un ramo de rosas, llevarles una serenata (¡tan caro que cobra el mariachi!) o simplemente pasar un rato en la intimidad, ¡los dos solitos! ¡Mmm qué agasajo tan deseado!
Antes, tus papás eran los que más estaban pendientes de tus acciones de “enamoramiento” (o sea que ya andabas como burro en primavera; bueno, al que no le entendió, se lo dejo de tarea), pero nada más veían que ya andabas “alborotado y saliéndote solas las palabras” (¿esto sí lo entienden?) lo primero que te decían era que lo pensaras bien (como si pensaras cuando andas así), que porque si salías con “una pendejada” tenías que hacerte cargo de la muchacha poniéndole casa y manteniéndola, porque ahí en la casa familiar de tus papás, no ibas a poder vivir. Este problema, los jóvenes ya lo tienen resuelto porque se acostumbra irse a vivir a la casa de los suegros. ¡Niéguenmelo!
Los requisitos que antes tus papás te imponían eran que trabajaras, hicieras o compraras tu casa, amueblarla, equiparla de todo a todo y tener unos centavitos para lo más necesario; ¡como la ven, morros de ahora! Pero no se preocupen, ahora ustedes, como dicen, ¡ya la tienen más pelada! Ya no tienen ninguna exigencia de parte de sus papás, ahora los dejan hacer lo que quieran; irse de peda, quedarse a dormir con el amigo, salir sin tener que pedir permiso, llegar hasta otro día, etcétera, y los que de milagro están estudiando, pues juntarse con sus compañeros para hacer “un trabajo de equipo” (¡ajá, así le dicen ahora!) Y ya cuando la hora en que habían quedado de regresar a su casa o que su mamá o papá pasara por ustedes, les echaban una llamada o mejor un mensaje (para que no escucharan el relajo que tenían) diciéndoles que mejor fueran en la mañana. ¡Qué chulada! ¡Qué padre la vida de los jóvenes de ahora! Y cuidado con que los papás traten de disciplinarlos o corregirlos, porque inmediatamente salen con que ya son mayores de edad, incluso te amenazan con echarte a los derechos humanos. Pero bueno, así es la vida de los jóvenes actuales, es la modernidad y la evolución del tiempo.
P.D.- A los jóvenes que estudian y trabajan, un reconocimiento, ¡mis felicitaciones! ¡Échenle ganas! Porque ya después se darán cuenta de que todos los sacrificios que hicieron, bien valió la pena. Siempre es una satisfacción única el haber logrado llegar a la meta y ver realizados sus propósitos.
Alfredo Flores Zamora
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