El romance que se desarrolla en “La Forma del Agua”, entre una mujer muda y una criatura anfibia rehén en un laboratorio del gobierno, le valió a Guillermo del Toro ser el Mejor Director en la edición 75 de los Golden Globes. Protagonizada por Sally Hawkins, Doug Jones y Michael Shannon, la historia ubicada en 1962, llega a México hoy viernes 12 de enero a través de mil 200 pantallas
Para Guillermo del Toro, lo más horripilante en una historia de amor es que sea una historia de cambio, pues cree que el amor verdadero es la aceptación de alguien tal cual. Por eso, en “La Forma del Agua” buscó contar una trama de amor liberadora sobre la tolerancia y abrazar la otredad. El resultado es su película más personal y la que, tras 25 años dedicados al cine, le otorgó el título a Mejor Director en los Golden Globes, convirtiéndose en el tercer mexicano en conseguirlo.
“Desde niño le he sido fiel a los monstruos, he sido salvado y absuelto por ellos, porque los monstruos, creo yo, son los santos patronos de nuestras imperfecciones y han permitido y personificado la posibilidad de fracasar y vivir”, fueron las primeras palabras del tapatío al subir al templete del hotel Beverly Hilton de Los Ángeles, California, para recibir la distinción que lo acerca al Óscar.
Posteriormente, en la sala de prensa complementó en español: “Es muy bonito premiar la imaginación mexicana en un punto de vista completamente único que llevamos al mundo en nuestro arte, en nuestra presencia y en lo que podamos aportar. Y es recordarle al mundo que hay mucho que contar, y un contar muy mexicano”.
Entre aquellas pequeñas y extrañas historias de las que habló en su discurso, describiéndolas como llenas de emoción, color, vida y sombra, “La Forma del Agua” se anota como su décima. Sin embargo, es la primera con una nueva forma de trabajo, según contó en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia: “Me cuestioné qué iba a hacer diferente. Tenían que ser cosas que me dieran miedo afrontar y curiosidad, o sea, un reto, y todo eso es `La Forma del Agua’. Es un registro muy diferente al que había tenido durante 25 años, era renovarse o morir. Realmente me lo tomé muy en serio a nivel de forma de trabajo con actores y escritura de diálogos. Dije, debo hacer una película bien incómoda”.
Consciente de que sus nueve filmes previos aludían a su infancia, en “La Forma del Agua”, Del Toro encontró su voz adulta: “Me dije ¡Cabrón!, ¿de qué quieres hablar a los 53 años? Y esta es la película. Para ustedes puede ser buena o mala, pero para mí es muy personal porque el acto creativo es un acto vital. Finalmente es un acto que te lleva todo el ser, es lo que hago y lo que me define a mí mismo, entonces traté de abordar una película de manera diferente: es una suma y una nueva ruta, espero, hasta que la cague”.
La subversión de una fábula
Alejarse de la mitología clásica del cuento de hadas en el que la princesa tiene que ser puritana y hermosa para ser adorada, y el príncipe está dispuesto a cambiar su esencia para mantenerse juntos, sentó las bases de “La Forma del Agua”, película en la que Sally Hawkins interpreta a Elisa, una mujer muda que es empleada de limpieza en un laboratorio del gobierno a principios de los 60s y se enamora de una criatura anfibia encarnada por Doug Jones: “(Ella es) Un personaje femenino redondo que tiene una vida más compleja que la de una princesita. Por el otro lado, la bestia no va a cambiar y presentar el lado divino de esa criatura que es un ente primordial que pertenece al agua, o sea, no es un animal que exista, es un dios del agua, es el reconocimiento de una esencia de ella en esa criatura”.
Creyente de que la fantasía siempre es política y que toda fábula tiene múltiples entradas, Guillermo optó porque la del filme fuera el punto de vista de Elisa para enfrentar el desafío de una relación física, algo que para él era importante al notar en el mundo una atmósfera de miedo al otro a partir de las diferentes ideologías que hay. “Eso es lo único que te permite pensar en una rivalidad entre dos humanos, sea lo que sea. Y te permite la violencia y separación. Creo que ahora es un tiempo muy difícil porque cuando se habla de uno mismo se simula inteligencia. Si les digo que no creo en el amor, piensan ‘Qué gordo tan inteligente y sofisticado’. Pero si les digo, creo en el amor, dicen ‘Ay, pinche gordo’. ¿Por qué debe haber vergüenza para hablar de la única cosa en la que estuvieron de acuerdo Buda, los Beatles y Jesús? Me parece que es una fuerza poderosísima que no tiene forma, como el agua, y que rompe todas las barreras, entonces, es bien importante subvertir una fábula”.
A diferencia de “El Espinazo del Diablo” o “El Laberinto del Fauno”, que considera películas con finales dolorosísimos, en “La Forma del Agua” el cineasta reconoce su historia más optimista: “Es la película que dice sí se puede encontrar el amor como una fuerza. Puede ser amor padre-hijo, de hermanos, amor romántico… Este es un final hermoso, posible y una declaración de amor al amor; del amor en general y de amor al buen cine. Es una película que está completamente enamorada del cine. Mi trabajo con la cámara, la música y los actores, remite mucho al cine clásico. Está filmada como un musical aun cuando no canten o bailen, porque la cámara y los actores están haciendo una coreografía hermosa. Es una película que tiene hambre de cine y trata de abrazar todo lo posible”.
Estética visual
Una particularidad de “La Forma del Agua” es que su codificación de colores está muy bien cuidada para poner a Elisa y a la criatura en un mundo conformado por tonos azules que remiten al agua. Además de que su departamento tiene toques de humedad y siempre esboza a la noche, mientras que en el de Giles (Richard Jenkins), su vecino y compañero de aventura junto a Zelda (Octavia Spencer), su compañera de trabajo, predominan colores cálidos, el aire y la ambientación de día.
“(Ellos) Se pueden querer muchísimo pero nunca van a estar en el mismo Universo… A nivel formal buscamos cosas que dieran ideas como una ventana curva que comparten los dos departamentos y parece una ola, o un papel tapiz que te recuerdan las escamas de la criatura. La estética no surge separada del contenido, la estética es parte del contenido al contar la historia. No llego a la estética separada de la historia, la historia dicta qué formas va a tener la película para poder contar la misma historia”, explicó Guillermo del Toro.
Otros de los aspectos visuales que le da un código de significado a la trama es el uso del color verde para lo que representa el futuro y el del rojo para las imágenes de vida, amor y el cine: “Para mí la clave de una estética es que venga del contenido. La casa de ellos era una distribuidora de cine, está arriba de un cine, eso también te da la imaginación de ella; te platica que está oyendo todo el día la película, todos los días. Las 24 horas del día la película está entrando por su suelo”.
Música de oro
Antes de presentarle una propuesta al compositor Alexandre Desplat, Guillermo Del Toro consultó por nueve meses la música de películas y programas de televisión de los 60s y los empató con la emoción que le evocaban algunos compositores, para finalmente pedirle una banda sonora con el romanticismo, pureza y vitalidad de una antigua, que se terminó grabando en los estudios Abbey Road de Londres.
“Fue la tercera vez que asisto porque yo no le daba importancia a la grabación. Pensaba que el músico ya sabía lo que iba a hacer y yo iba a estar oyendo, pero Desplat me dijo que debía estar ahí para decirle si era mucha o poca emoción. Le dije que siendo mexicano la emoción nunca iba a ser mucha y me contestó: ‘Yo soy francés y voy a ser el que diga ‘es mucho’. Estuvimos en ese estira y afloje bonito y muy emocionante, y entendí por qué se puede y debe asistir a la grabación de una banda sonora”, declaró el director sobre el trabajo que obtuvo el Golden Globe a Mejor Música Original y usó un recurso habitual de aquella época: el silbido.
Elisa y la criatura
De “Cronos” a “La Cumbre Escarlata”, Del Toro ha propuesto que sus protagonistas tengan el menor diálogo posible para que el público sea quien les dé su punto de vista. Pero con Elisa, más allá de eso, representó lo que el amor logra: enmudecer.
“Me interesaba mucho que fuera alguien con un monólogo más fuerte porque no puede hablar. El amor rebasa la palabra y me interesaba que los dos personajes principales se reconocieran, que hubiera amor pero no se pudieran decir nada porque entonces le pones más atención al acto y al reconocimiento. No se pueden hablar, es el reconocimiento del otro y qué sucede con la mirada”.
En tanto que la criatura cobró vida luego de tres años de trabajo que empezaron con el mandato de no citar a la de “Hellboy”, Abe Sapien, y a “El Monstruo de la Laguna Negra” porque ya estaban en su ADN conceptual: “En la criatura la intención fue enfocarnos en salamandras y sapos para texturizar muy cuidadosamente la pintura porque no hubo escultura. Esa pintura se hizo completita ‘n’ número de veces. Nunca pintábamos un color plano, se pintaban transparencias. Entonces hay base, la primera transparencia, la segunda, otra que se llama stencil, otra transparencia de stencil y otra de pintado a mano”.
Después de semanas de labor codificando colores, ya que la criatura incluye todos los que se ven en la película, estos se usaron para crear una red de puntos no continuos que formaron líneas semejantes a la piel de un animal y milímetro a milímetro le dieron forma al otro protagónico: un monstruo anfibio del que Elisa se enamora.
“La cotidianidad del monstruo es una cosa completamente mexicana. Difícilmente alguien que no es latinoamericano o mexicano, se acerca a una historia de amor que incluye amor físico sin ningún problema. Tenemos una relación muy cercana con lo fantástico, lo surrealista y lo mágico, sin entrar al cliché del término realismo mágico, porque aceptamos la convivencia de las dos cosas de manera muy natural y eso es una cosa que también quería que quedara”.
El arte de dirigir
Guillermo del Toro no niega que en sus inicios como director era rebuscado al darles instrucciones a los actores, pues usaba un lenguaje casi poético y ademanes que hoy le provocan risa. Pero pulirse lo llevó a establecer una dinámica más precisa de trabajo, por ejemplo, ahora solo da indicaciones directas y procura no perder la confianza de su elenco. Sin dejar de lado que su primera gran ventaja es que sigue escribiendo personajes para actores en específico.
“A Sally le dije: ‘Imagina que te escribí una canción. Está en tu rango y no te puedes equivocar, ten fe, relájate’. Conforme más experiencia ganas, más sabes dirigir actores de manera eficiente. Ahora voy y les doy un verbo activo rápidamente, a veces sin que el otro sepa, y eso provoca una reacción en el actor porque está en el momento”.
Previamente hace una labor intensa de trabajo de mesa que consiste en darle a cada actor una biografía detallada de cuatro a seis páginas, en la que incluye su fecha de nacimiento, signo zodiacal, qué le gusta comer y escuchar, y qué no, además de contarles su historia desde que nacen hasta el momento de la película.
“Nos sentamos en la mesa semanas, analizamos eso, toman lo que les sirve, dejan lo que no y ensayamos. En el ensayo la película tiene vida, corriges el guion de acuerdo al ensayo y en el set diriges rápido, no te puedes tardar dos horas en cada toma. La concepción errónea del actor es que es un güey que dice las líneas muy bonito, pero el gran actor es el que escucha las líneas del otro actor muy bonito. El gran actor mira al otro actor muy bonito, escucha, reacciona y no actúa”.
Un error más de primerizo que detectó con el tiempo, y evita actualmente, es imaginar tomas, ya que lo hacen tener una idea preconcebida del desempeño del actor que puede distar de la realidad.
“Puedes llegar con un color y si él te ofrece diez le diste la libertad y puedes pedirle el tuyo pero no cerraste la puerta a oírlo. Ellos tienen que saber que tú sabes lo que estás haciendo porque el actor huele si rompes el vínculo de confianza y no te la vuelve a dar en toda la película. Eso es esencial en la dirección de actores, son cosas útiles que suenan menos importantes, pero son de oficio”.
“La Forma del Agua” se puede ver a partir de hoy viernes 12 de enero en los cines de México, como la renovación personal más importante de Guillermo Del Toro, “el gordo” que siendo pequeño hizo un trato con los monstruos de su habitación, sin imaginar que su fidelidad a ellos lo convertiría en un cineasta de alcance internacional que apuntaría los reflectores de Hollywood al cine fantástico.
Golden Globes de negro
El domingo 7 de enero, los Golden Globes no distaron mucho en su dinámica para entregar los premios otorgados por la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, pero todo su ambiente alrededor sí. Empezando por el desfilar de los asistentes en vestimentas de color negro, al atender la convocatoria de declararse así contra el acoso y abuso sexual en la industria.
La iniciativa encabezada por el movimiento Time’s Up, cuyo surgimiento se dio a conocer en redes sociales y con una carta que The New York Times publicó el 1 de enero, también incluyó que varias actrices fueran acompañadas de activistas y usaran el tiempo previo con los medios para dar a conocer su manifiesto.
Como fue el caso de Emma Watson junto a Marai Larasi, directora de la organización Imkaan que lucha por erradicar la violencia hacia niñas y mujeres negras, y de etnias minoritarias. O de Michelle Williams y Tarana Burke, fundadora en 2006 del movimiento #MeToo y actual directora de Girls for Gender Equity.
Firmada por 300 mujeres, la declaración en respuesta a los casos de agresión sexual que salieron a la luz a finales de 2017, es un llamado a la unión de las féminas del mundo y no solo del entretenimiento. Pero al aceptar su posición de privilegio, en esta ocasión las actrices usaron el contexto de la ceremonia para llevar su mensaje al público y hacer que se concientice más sobre el tema.
El objetivo siguiente es darle frente a la situación con acciones reales, que por su cuenta son un fondo de defensa jurídica, una campaña de paridad de género en agencias de talento, presionar legalmente para que se estipule un castigo a empresas que toleran el acoso y prohibir cualquier acuerdo que obligue a las víctimas a silenciarse.
Para más información, visitar www.timesupnow.com