En aquella virgen playa
me entregaste el corazón,
y yo tan enamorada
como si fuera una flor,
dejé que me deshojaras
bajo los rayos del sol.
En tus brazos me estrechaste
hasta llegar a la cima,
mientras bullía la sangre
como una fiera cautiva.
Me mostraste fiel amante
del amor sus mil delicias.
En esta noche de estrellas
ha regresado el recuerdo
de tu piel con su candela,
tus dulces y ardientes besos
con el sabor de la arena,
y tus labios en mis senos.
Lourdes P. Cabral
De su libro “Sentimientos Diversos”
San Diego, California