A estas alturas, todos los nativos de Tijuana sabemos que, derivado de la promulgación de la Ley Seca en Estados Unidos, muchos norteamericanos voltearon sus ojos a las ciudades fronterizas de México, lo hicieron para invertir en hoteles, restaurantes, bares, centros nocturnos y en algunas ciudades, en casinos. Recordemos que esa ley se promulgó a consecuencia de un movimiento moralista que prohibía los juegos de azar, también las bebidas con graduación alcohólica en ese país. Todo ello ocurrió de 1919 al 5 de diciembre de 1933.
En esa época se instaló en Tijuana el Casino Agua Caliente, mismo que operó a partir de diciembre de 1928 y hasta que el Presidente de México de esa época los prohibió, el Gral. Lázaro Cárdenas, quien mandó cerrar las puertas el 20 de julio de 1935. Dicho casino era todo un complejo turístico, el mejor del mundo en esos momentos; es más, desde entonces no hay uno tan completo, pues contaba con hotel, búngalos, aguas termales, masajes, salones de juego, restaurantes, bar, campo de golf, aeródromo, estación de radio (XEBG voz de Agua Caliente), hipódromo y un galgódromo. ¿Te imaginas aquello que teníamos aquí en Tijuana?
Por todos los atractivos del Casino Agua Caliente, solo uno competía con él, el de Mónaco, en Europa. Se sabe que a Tijuana venían los más famosos artistas del mundo de esos tiempos, también grandes empresarios y se tiene el registro de algunos miembros de la mafia de Estados Unidos, como Al Capone y Benjamin “Bugsy” Siegel. Dentro de sus instalaciones se germinó la idea de convertir la ciudad de Las Vegas en la capital del juego, los dueños del dinero gestaron que una vez derogada la llamada Ley Seca, convencerían al Presidente de Estados Unidos para que se autorizara el juego en el Estado de Nevada, como una manera de impulsar su desarrollo. Por ello, afirmamos que aquí en Tijuana nació la inspiración de Las Vegas.
Recordemos que el complejo de Agua Caliente fue diseñado por el joven arquitecto de Los Ángeles, Wayne McAllister, quien le imprimió una combinación de estilo morisco (árabe) con elementos de una misión californiana y a la vez, decoración con influencia francesa, de Luis XV. El Salón de Oro tenía ese nombre porque tenía el techo cubierto de oro y contaba con elegantes candiles del mismo material; estaba cargado de lujo y comodidades.
Los buenos comentarios y referencias le valieron al arquitecto Wayne McAllister para que se lo llevaran a Las Vegas y allá proyectara uno de los primeros hoteles y casinos de dicha ciudad, lo hizo alejado del centro de la ciudad, en lo que hoy es el “strip” -Las Vegas Boulevard-, y se denominó “El Rancho Vegas”; abrió sus puertas en 1941. Posteriormente diseñó el “Sands” que se inauguró en 1952 y el “Fremont Hotel & Casino”, ubicado en la famosa Fremont Street, en el auténtico centro de Las Vegas, en 1956.
El “Pink Flamingo Hotel & Casino” fue el primer hotel de lujo en la hoy capital del juego, inaugurado en 1946, se dice que el nombre se debe al apodo que “Bugsy” Siegel le puso a su esposa, la actriz Virginia Hill, por sus largas piernas. Al principal inversionista del proyecto, Charles “Lucky” Luciano, líder de la Cosa Nostra en esos tiempos, no le gustó que Siegel se extralimitara en el costo del hotel, -de 1 a 6 millones de dólares- y lo mandó eliminar en su casa de Los Ángeles, como también lo hizo con la palabra Pink.
Como podrán ver, amigos lectores, la conexión de Tijuana y Las Vegas se dio por el Casino Agua Caliente y su excelente arquitecto, aunque más bien, lo que aquí se dio fue la inspiración para fundar la capital del juego.
Álvaro Montaño Rubio
Autor del libro “Welcome to Tijuana”
Tijuana, B.C.