Un joven entra a un bar y grita:
“¡Estoy cargado con una 9 milímetros y un cargador con 12 balas! ¡Quiero saber quién anda teniendo amoríos con mi mujer!”.
Desde el fondo de la cantina, un viejito que tomaba cerveza exclama:
“¡Te van a faltar balas!”.
Autor: Experto tirador.
El “mejor” conductor
Un hombre va por la carretera conduciendo y de repente lo detiene la Policía:
“Buenos días, señor, lo hemos estado vigilando desde que pasó el último pueblo, y hemos observado que respeta todas las normas, se detiene en todos los semáforos, y conduce correctamente. Tráfico ha puesto un premio al mejor conductor y se lo vamos a dar a usted”.
El hombre responde:
“Pero si yo no tengo licencia de conducir”.
La esposa interviene:
“No le haga caso, que está borracho”.
Y la suegra comenta:
“No, si ya sabía yo que con un auto robado, no íbamos a llegar muy lejos”.
Autor: Conductor de Uber.
Cuestión de nombres
Un día el Papa va a bautizar a unos niños de México, llega Pepito con su hermanita y el religioso le dice:
— A ver Pepito, ¿cómo quieres que se llame tu hermanita?
“Zanahoria”.
— Pero ese no es nombre de persona.
“¿Y cómo a ti te pusieron Papa?”
Autor: Anivdelarev.
Falta de vocación
— Hola amor, ¿cómo te fue el día de hoy en el trabajo?
“Pues para serte sincero, estoy harta de que la gente hable a mis espaldas”.
— Pero José, eres taxista….
Autor: Calafiero.
Susto
— Padre, estoy realmente asustado…
“¿Por qué, hijo mío?”.
— Es que escucho una voz maligna dándome órdenes todo el tiempo. ¿No estaré poseído?
“No, hijo, lo que pasa es que estás casado”.
Autor: Un soltero.
Mujer desperdiciada
Un día, una mujer regresa del trabajo un poco más temprano y sorprende a su marido en la cama con una hermosa, delgada y joven dama. Como era de esperar, se pone furiosa.
“¡Cerdo asqueroso!, ¿cómo pudiste hacerme esto? Siempre te he sido fiel, ¡te voy a dejar y me voy a llevar a los niños conmigo! ¡Prepárate para un divorcio infernal!”.
El hombre trata de calmarla:
“Querida, por favor espera. Lo puedo explicar todo. Solo escúchame un momento, por favor”.
Sollozando, la mujer acepta hablar, no sin antes advertir:
“¡Pero serán tus últimas palabras para mí!”.
El hombre suspira profundamente y empieza a contar su historia:
“Mira, regresaba solo a casa en el carro y me detuve en un semáforo. Esta chica se acercó y me preguntó si la podía llevar. Parecía tan miserable e indefensa que no pude negarme. Me di cuenta que se veía demasiado delgada y su ropa le quedaba grande. Me dijo que no había comido nada en muchos días, así que decidí traerla a casa, y cuando llegamos aquí le di el resto de pollo al horno que habías preparado anoche, pero que no quisiste comer porque tenías miedo de aumentar de peso. Después le ofrecí usar nuestra ducha para que pudiera lavarse bien y calentarse un poco. Tiré su ropa vieja y andrajosa y le di los jeans de diseñador que te compraste pero que nunca te pusiste porque pensabas que tu trasero se vela más grande. Después le di la lencería que compré para nuestro aniversario, nunca quisiste ponértela porque creías que era muy vulgar. También le di la blusa tan sexy que te regaló mi hermana en Navidad y que no usaste porque no soportas a mi hermana. Y después encontré esas botas carísimas que nunca te pusiste porque alguien en tu oficina tiene exactamente las mismas”.
El tipo hace una pausa para tomar aire y continuar:
“Ella estaba muy agradecida por mi ayuda y generosidad, y cuando la acompañé a la puerta para despedirnos, se dio la vuelta y me preguntó: ‘¿Hay algo más que tu esposa ya no quiere usar?’”.
Autor: Hombre hospitalizado.
El valet y el Ferrari
El propietario de un Ferrari valorado en 300 mil dólares está demandando a Marriott International porque el valet del hotel entregó sus llaves a un joven que ¡EN ZERIO! solo quería impresionar a una chica que acababa de conocer.
James “Skip” Fowler es el dueño del 458 Italia Spider que estacionó en el Vinoy Renaissance Resort & Golf Club el 27 de julio de 2017 por más de 12 horas. Pero antes de que recogiera su auto de lujo, llegó Levi Miles y exigió las llaves, argumentando que el boleto estaba dentro del vehículo.
Al darle las llaves, Miles subió al carro con la mujer y permanecieron sentados un rato hasta que el valet se distrajo y en eso arrancaron motores.
El muchacho siguió su trayecto hasta que la Policía lo detuvo porque no traía las luces encendidas. Además, el agente notó que el conductor no sabía cómo controlar el automóvil. Al final, Miles tuvo que decir la verdad, aunque ahora argumenta que es inocente del robo del auto porque el valet le entregó las llaves.
Así que lo único que Fowler puede hacer ahora por el mal rato que seguramente pasó, es acusar a la empresa 717 Parking Enterprises por negligencia. Además, dice, tuvo que reparar su Ferrari porque el fantoche de Miles no lo supo manejar como se debe.