¡Ay Mujer!, cuando me tienes en tus brazos
y me cobijas en los días más invernales,
cuando el silencio y la soledad me son mortales,
en este cuarto solo yo con mis fracasos.
Más eres para mí la fiel amante
que me consuela, me acompaña y me acaricia
cuando los rayos del sol se van de prisa
y quedo solo sin ningún acompañante.
Pero estás tú esperándome en la cama,
con el amor que solo a ti caracteriza,
y así abrazados, esperamos el mañana.
Las horas pasan y la pasión nos gana,
al regalarme tu calor y una sonrisa
cuando me abrigas del frio mi fiel coreana.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B.C.