Prender, lanzar y tronar cohetes es quizá una de las tradiciones más practicadas por las familias sudcalifornianas en fechas decembrinas, pese a todos los riesgos que esto conlleva.
Fue desde inicios de diciembre que las coheteras se instalaron en los mismos sitios donde año con año se les ha otorgado permiso.
“En esta temporada, lo que más se vende es la cebollita; la pirotecnia para niños como las cebollitas, los cerillitos, las lucecitas de bengala, la luz de colores, todo lo que sea para niños; es una chispita de luz blanca, totalmente inofensiva para niños y las luces de bengala vienen siendo lucecitas plateadas. Los cerillitos son los que se tallan en paredes o cualquier cosa y que echa chispitas”, comentó Jonathan Torres, comerciante de cohetes.
En lo que respecta a la capital del Estado, según los datos de la Subsecretaría de Protección Civil en Baja California Sur, son tres las empresas que tienen permisos autorizados para sus distintas sucursales; por lo que aseguran que nada más en los centros de distribución regulados será posible conseguir la pirotecnia.
“No permitiremos la venta de manera furtiva, es decir, no vamos a permitir que se deambule en las calles con la venta de este producto; les hacemos hincapié a quien lo pretenda hacer, que será decomisado [el producto]. En este momento hay tres empresas que principalmente han cubierto estos requisitos”, expresó Carlos Godínez León, subsecretario de Protección Civil en el Estado.
Esto se debe fundamentalmente al riesgo que implica manipular los cohetes, según explican los paramédicos.
“Nosotros siempre nos mantenemos temerosos de un accidente tras la pirotecnia. El año pasado tuvimos un evento donde hubo cuatro niños lesionados; una amputación parcial de un dedo, hubo quemaduras de primero y segundo grado en estos cuatro niños que les tronó un artefacto en la mano a uno y lesionó a los cuatro. En ese momento nos tocó atenderlo, fue el primero de enero, aún lo recuerdo”, dijo Juan Luis Gutiérrez, director Operativo de Ambulancias (Unidad de Emergencias Médicas -UEM-).
La intensidad de las lesiones provocadas por este tipo de artefacto puede ir desde una quemadura de primer grado a una amputación o en su defecto, la pérdida de un ojo, tan solo por un descuido o un cohete dañado.
“Las quemaduras más graves se dan en la cara, en la vía área [zona por donde pasa el aire hacia los pulmones] y en el tórax. También lo que podemos llegar a encontrar por el tipo de explosivos son amputaciones totales o parciales de algún miembro de la extremidad; entonces, esto puede llegar a ser muy peligroso”, enfatizó Juan Luis Gutiérrez.
Por ello, autoridades y expertos emiten las siguientes recomendaciones con la finalidad de evitar una situación aparatosa:
Utilizar los cohetes en lugares abiertos donde no haya árboles, casas o postes de energía eléctrica, cerca. Igualmente, no encenderlos en la mano ni vaciarlos en latas u objetos.
Si un producto no explota, no debe agarrarse con la mano para intentar encenderlo otra vez.
Para el cuidado de la pirotecnia, ésta no debe ser expuesta al sol o al calor. Los menores siempre deben estar supervisados por un adulto.
Además, debe recordarse que el uso de cohetes daña enormemente a las mascotas, sobre todo, perros y gatos que vivan en casa o en cercanías de donde se usen estos productos.
“Les provoca situaciones de ansiedad que pueden llegar a tal grado, donde la mascotas se escapan o se puedan lastimar intentado refugiarse o alejarse de la zona; desde romper puertas, rayar las paredes, lastimarse las uñas, por supuesto, y generar esfuerzos por el estrés en su cuerpo; diarreas, vómitos o que su sistema inmunológico baje. Hemos tenido casos donde se brincan de las rejas y quedan colgados de las rejas o se quedan atravesados, o se quedan atorados en las puertas, o simplemente personas a las que se le salen de casa, se escapan y, bueno, algunos regresan, otros no”, dijo Gabriel Meza, médico veterinario.
Para ello existen algunas opciones para que las mascotas puedan controlar sus nervios frente a la pirotecnia. Los sedantes médicos y naturales son una buena opción, pero en cualquiera de los casos es necesaria la supervisión de un veterinario para prevenir alguna afectación posterior.
“Necesitan ir a consulta con su médico veterinario de confianza, revisar la mascota, sacar el peso y a partir de ahí, determinar si es necesario dar algún tipo de medicamento que los relaje, por eso son bajo prescripción. Hay otro tipo de medicamentos que ayudan a que las mascotas se relajen, pero no son de acción inmediata, estos tardan unos días”, indicó el veterinario Meza.