La autora entregó a la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura, el título: “Una mirada al teatro en México (2000-2010)”, una antología de sus análisis y críticas teatrales publicadas semanalmente en Proceso. “Hice una selección en donde los dramaturgos mexicanos ocupan una mayor parte del libro que los dramaturgos extranjeros”, expresó a ZETA
Una autora fundamental de análisis y crítica de teatro en México, desde 1989, es la dramaturga y directora escénica Estela Leñero Franco.
La escritora entregó en 2017, una selección de sus análisis y reseñas que semanalmente divulga en la revista Proceso, misma que tituló “Una mirada al teatro en México (2000-2010)”, publicada en la colección “Periodismo Cultural” de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura.
“Tenía la opción de hacer una selección cronológica, aunque sí mantengo el aspecto cronológico, pero sí me costó mucho trabajo cómo organizar el material. No tenía ni pies, ni cabeza, hasta que de repente dije: ‘bueno, para mí, el sustento del teatro, que es también a lo que me dedico y en eso creo, es la dramaturgia, y lo que yo apoyo, lo que yo impulso es la dramaturgia mexicana’”, expresó Estela Leñero a ZETA, pero también compartió su raigambre en el teatro.
VENA TEATRAL
La pasión y vocación de Estela Leñero (Ciudad de México, 1960) por el teatro viene de lejos. La dramaturga y directora de teatro rememoró en entrevista con este Semanario que su padre, Vicente Leñero, fue su gran influencia, incluso desde la niñez, cuando el teatro era parte de su vida cotidiana:
“Desde chica, la actividad de ir al teatro era algo natural. Íbamos al teatro como íbamos al cine, como un domingo al día de campo, pues íbamos a ver una obra de teatro. Veíamos una obra de teatro tres, cuatro veces, nos gustaba, era una actividad familiar”, recordó Estela Leñero.
Licenciada en Antropología Social, con estudios de especialización en teatro (Madrid, España), Leñero poco a poco fue profesionalizando la semilla que su padre ya había sembrado desde la niñez:
“Después, yo me enfoqué principalmente a la antropología social. Tenía un interés por la temática social como antropóloga. Yo hice mi tesis sobre la mujer en la industria de la confección; entonces, me fui a vivir allí seis meses y luego otros seis meses trabajando con costureras para concluir mi tesis.
“Cuando terminé de escribir la tesis, me quedó siempre como la inquietud de decir: ‘¿y todo lo demás?’, porque vivimos una huelga, vivimos toda esta intimidad de las relaciones de poder, de las relaciones de amistad, de la función de madre. Todos estos temas que yo trataba en mi tesis, yo los traté también, pero de manera personal o los conocí de manera testimonial; eran aspectos que no quedan en mi tesis. En ese momento hice una obra de teatro sobre las costureras que se llamó ‘Las máquinas de coser’, montada por Luis de Tavira, con el Centro de Experimentación Teatral del INBA, en 1989”.
Más allá de la Antropología Social, fue en el teatro donde Estela Leñero encontró un medio de comunicación profesional y personal irreversible:
“Cuando hice ese ejercicio de convertir esa investigación en obra teatral, ahí fue donde descubrí que el medio de expresión que más se acercaba a mis necesidades de comunicar la situación de ciertos sectores sociales y de ciertas temáticas sociales, era el teatro. Entonces, ahí me di cuenta que yo, a través del teatro, podía mostrar los conflictos de las mujeres, los conflictos de los personajes con sus hijos, de sus anhelos, de sus sueños, de su ser humano. Esta humanización del tema social, antropológico, me condujo a un campo en el que me fui adentrando y fui dejando la antropología social solamente como una herramienta de investigación y de acercamiento para escribir mis obras de teatro”.
Luego de escribir “Las máquinas de coser” (1984), “Casa llena” (1987) y “Tooodos los días” (1988), Estela Leñero incursionó en el análisis y crítica de teatro, estudios publicados en diversos medios.
FUE EN 1989
Además de continuar su vocación como dramaturga y directora, Estela Leñero confesó a ZETA que inició su trayectoria de análisis y crítica en 1989:
“Como periodista, empecé en 1989, con Huberto Batis en el suplemento de Unomásuno. Tenía una colaboración semanal sobre teatro y aprendí muchísimo porque Huberto era muy riguroso y yo no sabía nada, yo nada más sabía hacer teatro, y estando con él, pues aprendí mucho cómo abordar la noticia. Yo tenía un espacio, pero podía hacer crítica, entrevista, crónica, o sea, en ese espacio yo podía hacer todo lo que quisiera relacionado con teatro, pero siempre había crítica, una valoración de Huberto Batis sobre ‘por aquí esto, por allá esto’. Entonces ahí estuve más de un año.
“Después me invitó José María Espinasa a tener una columna de teatro en La Jornada Semanal; me fui allá y allí estuve como un año y medio, más o menos, haciendo una columna semanal de teatro. Luego me invitó Fernando Solana Olivares para colaborar en la sección de Cultura de El Nacional, ahí estuve también más de un año colaborando semanalmente, pero ahí se me abrió mucho el espectro, fue muy rico porque ahí empecé a hacer entrevistas largas, reportajes, además de crónica, crítica.
“Entonces, ese año y medio sí fue como adentrar en el campo de la entrevista, de la investigación. Después de trabajar con Fernando Solana Olivares, seguí colaborando en diferentes revistas sobre temas teatrales, hasta que me invitaron en la revista Proceso a colaborar con ellos”.
Cabe recordar que la primera etapa de Estela Leñero como analista y crítica de este género literario converge en el libro “Voces de teatro en México a fin de milenio” (Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, CONACULTA, 2004), en la colección “Periodismo Cultural”.
“LA DRAMATURGIA MEXICANA TIENE MUCHO MÁS QUE DECIRLE A LOS MEXICANOS”
Luego de una trayectoria de tres décadas como analista y crítica teatral en varios medios de comunicación, Estela Leñero entregó a la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura “Una mirada al teatro en México (2000-2010)”, una obra fundamental sobre el quehacer teatral en México que incluye la primera década del Siglo XXI:
“La mayor parte de las críticas son mi columna de Proceso, pero también incluyo artículos, reseñas, prólogos de libros publicados en otros lados, o muchas conferencias que yo di y que se publicaron en diferentes revistas, pues aquí las aglutino: entrevistas en la Revista de la Universidad, entrevistas teatrales; aquí las publico junto con prólogos a libros de teatro que están incluidos en los libros. Yo los retomé y hago una recolección de esos materiales en este libro”.
Desde “Dramaturgia mexicana”, “Dramaturgia mundial”, “Teatro musical”, “Ensayos” y “Libros”, en “Una mirada al teatro en México (2000-2010)”, el denominador común es la dramaturgia mexicana:
“Tenía la opción de hacer una selección cronológica, aunque sí mantengo el aspecto cronológico, pero sí me costó mucho trabajo cómo organizar el material. No tenía ni pies, ni cabeza, hasta que de repente dije: ‘bueno, para mí, el sustento del teatro, que es también a lo que me dedico y en eso creo, es la dramaturgia, y lo que yo apoyo, lo que yo impulso es la dramaturgia mexicana’”.
Por supuesto, una década de columnas semanales, a razón de 52 al año, sumarían más de 500; por eso había que pensar entonces en un criterio de inclusión en la obra:
“En mi primera selección, en vez de poner dramaturgia en general o teatro institucional o teatro independiente, podría haber habido muchísimas clasificaciones: adaptaciones, directores mexicanos; entonces lo que decidí hacer es clasificarlo en ‘Dramaturgia mexicana’ y ‘Dramaturgia mundial’, aun cuando en la cartelera mexicana, el teatro extranjero es el que predomina,
“Como mi interés en la dramaturgia mexicana se constataba en que gran cantidad de críticas teatrales eran sobre dramaturgos mexicanos, también tenía gran cantidad de dramaturgos extranjeros, pero hice una selección en donde los dramaturgos mexicanos ocupan una mayor parte del libro que los dramaturgos extranjeros, y esa es una intención mía de valorar y considerar que la dramaturgia mexicana tiene mucho más que decirle a los mexicanos en esta creación de identidad”.
“EL OBJETIVO FUE MANTENER LA PLURALIDAD DE GENERACIONES”
Aunque no son textos inéditos, pues han sido publicados en esencialmente en Proceso, libros, revistas, conferencias; Leñero manifestó que el transcurso de edición propio de un libro, va más allá de la temporalidad periodística:
“Hubo un pulimiento en los contenidos, en los textos; hubo una revisión gramatical, de redacción, de sentido, de intención; y después en la selección. Y entonces, primero me quedó un libro y tuve que tomar después la decisión de retirar ciertos capítulos que hacían muy pesado el libro; yo había incluido un sector de teatro infantil, otro de festivales internacionales, otro de homenajes, pero no me gustaba la idea de tener un libro demasiado voluminoso y creo que más inaccesible.
“El objetivo fue mantener la pluralidad de generaciones, poder abarcar diferentes generaciones, desde los jóvenes hasta los teatristas fundacionales para dar esa gama; también buscar autores, directores y actores que hayan mantenido su trabajo y entonces poder ver su evolución, o direcciones iniciales y que todavía se encuentran produciendo; que fuera un libro que permitiera ver la evolución de ciertos personajes en el medio teatral, en la creación teatral; y pues que estuvieran bien escritos, que fueran interesantes, escoger los mejores textos.
“Muchos textos que me chocaban los quitaba, otros los volvía a pulir o trabajar, pero muchos otros los quitaba porque no me gustaban o había que rehacerlos, solamente si era fundamental para este mosaico que yo quería mostrar, pues entonces lo trabajaba; pero por lo general, sí tenía la posibilidad de seleccionar y decir ‘este sirve para esto y para lo que yo quiero que sea este libro’”.
Finalmente, Estela Leñero se mostró contenta de esta segunda entrega de análisis y crítica teatral fundamental de la dramaturgia en México:
“¡Estoy muy contenta!, me da mucho poder tener esta publicación. A diferencia del anterior que no tiene un índice onomástico, este libro tiene al final un índice de personajes para que también se pueda recurrir a él para investigar ciertos personajes, obras de teatro, compañías; entonces tenemos un índice al final de autores, directores, personajes, todas las personas que participaron en las obras de teatro con su página, en donde están mencionados; y por otro lado, todas las obras de teatro que se mencionan y que aparecen reseñadas y todas las compañías que también aparecen mencionadas”.