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jueves, octubre 3, 2024
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Salma Hayek, otra víctima de Harvey Weinstein

A través de un texto que The New York Times tituló “Salma Hayek: Mi Monstruo, Harvey Weinstein”, el 13 de diciembre de 2017, la actriz mexicana hizo público el infierno que vivió en el proceso de “Frida” desde que logró que el productor se involucrara mediante Miramax. Amiga del director Robert Rodríguez y de su entonces esposa, la productora Elizabeth Avellan, lo conocía un poco, pero Weinstein no tardó en mostrar su verdadera esencia.

“Con lo que sé ahora, me pregunto si no fue solo mi amistad con ellos -así como con Quentin Tarantino y George Clooney-  lo que me salvó de ser violada… No sabía que muy pronto yo tendría que decir no. No a abrirle la puerta a cualquier hora de la noche en hotel tras hotel y locación tras locación donde se aparecía inesperadamente, incluido un sitio en el que estaba rodando una película en la que él ni siquiera estaba involucrado. No a bañarme con él. No a dejarlo que me viera bañarme. No a dejarlo que me diera un masaje. No a que un amigo suyo, desnudo, me diera un masaje. No a dejarlo que me hiciera sexo oral. No a desnudarme junto con otra mujer”.

Posteriormente, la actriz explica cómo cada negativa hizo que surgiera en Harvey una “ira maquiavélica” que incrementó hasta amenazarla de muerte: “Sus tácticas de persuasión iban desde hablar dulcemente y prometer cosas hasta aquella vez que, en un ataque de ira, dijo las palabras más temibles: ‘Te voy a matar, no creas que no puedo’”.

Firme en no acceder a sus peticiones, Salma estuvo a punto de perder el papel de Frida Kahlo e, incluso no recuperar los derechos de la película si abandonaba Miramax. Apoyada de abogados, la veracruzana consiguió que Weinstein mantuviera su palabra pero le dio la difícil tarea de reescribir el guión sin remuneración, conseguir financiamiento de 10 millones de dólares a un director reconocido y cuatro actores fuertes para papeles secundarios.

Con la ayuda de Edward Norton, Margaret Perenchio, Julie Taymor, Antonio Banderas, Ashey Judd y Geoffrey Rush, lo alcanzó, pero tampoco fue suficiente: “Me ofreció una opción si quería continuar. Me dejaría terminar el filme si acordaba tener una escena de sexo con otra mujer. Y demandó que hubiera desnudez total vista desde enfrente… Tuve que decir que sí…. había pedido tantos favores y sentía una presión fortísima para cumplir, al igual que un sentimiento profundo de gratitud por todos aquellos que creían en mí y me siguieron en el camino de la locura. Entonces accedí a hacer esa escena sin sentido”.

En las siguientes líneas, Hayek agregó: “Por primera y última vez en mi carrera, me derrumbé. Mi cuerpo empezó a temblar incontrolablemente, me quedé sin aliento y comencé a llorar y llorar sin poder detenerme como si estuviera vomitando lágrimas. No era porque iba a estar desnuda con otra mujer (Ashley Judd como Tina Modotti). Era porque iba a estar desnuda con otra mujer por Harvey Weinstein. Pero no podía decirles eso”. Después de realmente vomitar, la actriz ingirió tranquilizantes para hacer la escena y al finalizar se sintió “deshecha”, así que tomó distancia en la postproducción, cuyo resultado también tuvo trabas de estreno por parte del productor.

“Las estadísticas se explican por sí mismas: nuestras voces no son bienvenidas. Hasta que haya igualdad en la industria, que los hombres y mujeres tengan la misma valía en todos los aspectos de la producción, nuestra comunidad seguirá siendo tierra fértil para los depredadores. Los hombres acosan sexualmente porque pueden. Y las mujeres estamos hablando porque, en esta nueva era, por fin podemos hacerlo”, finaliza quien por su papel de “Frida” (2012) fue nominada a Mejor Actriz en los premios Óscar.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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