* 2017 no fue un año de satisfacción en lo que respecta al cuidado de los niños en Baja California
* En la PGJE quedaron registrados mil 781 procesos abiertos por maltrato a menores
* 10 niños fueron asesinados en Mexicali y 11 en Tijuana. Los menores están más vulnerados
* En las siguientes páginas, el Lector encontrará tres reportajes. Este inicial que da cuenta de las niñas y los niños que han sido asesinados en el Estado
* Páginas adelante, un trabajo periodístico que da cuenta de los niños que en condición de pobreza extrema, se ven obligados a trabajar en Oaxaca y forman parte de los 2.4 millones de infantes que en México laboran
* Finalmente, un trabajo sobre el grave problema de ludopatía (adictos al juego de azar) que están registrando niños en Ensenada, ante la proliferación de casinos en tiendas y abarrotes en las afueras de la mancha urbana
El asesinato del pequeño Jesús Alexander, de un año de edad, en el poblado Colonias Nuevas, es el quinto caso de un niño menor de 12 años que pierde la vida por agresiones directas por integrantes del núcleo familiar, pero detrás de él, existen registros de 300 casos de agresiones anuales, por parte de la Unidad de Violencia Intrafamiliar, quienes afirmaron que prácticamente reciben seis casos por semana.
Esto representa una sobrecarga de trabajo debido a los constantes casos de abuso que se registran en agravio de pequeños que no pueden defenderse. Lo peor: que la mayoría son por brutales golpizas o terribles abandonos por parte de los padres.
Altagracia Lozano Hernández, coordinadora de la Unidad de Investigación contra la Vida y la Integridad, aseveró que durante 2017 se han judicializado 70 casos contra familiares agresores de menores, pero ninguno de ellos terminó en prisión.
Los únicos cuatro individuos presos por este tipo de crímenes, son los que mataron a golpes a los infantes; en todos los casos el presunto responsable es el padrastro.
Cuatro de los cinco casos tuvieron un traumatismo craneoencefálico y torácico. El único caso diferente fue el de un pequeño de 9 años que perdió la vida cuando su madre activó accidentalmente un arma de fuego calibre 9 milímetros. La bala perforó su pierna y atravesó el torso de su hijo, quien pereció en el acto.
La historia se repite
Para el coordinador de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales (SIE), David Lozano Blancas, la historia se repite. Y es que existen patrones en cada caso, desde lo social y económico, hasta en el entorno familiar.
En cuatro de los cinco casos ocurridos este año por violencia doméstica, el padrastro es el presunto responsable, tenía poco tiempo como pareja sentimental de la madre de los pequeños y se le otorgó la confianza de cuidarlos y hacerse cargo de ellos.
Las mujeres salieron a trabajar esa mañana y al regresar a la vivienda descubrieron a sus hijos sin vida.
Otro factor que comparten estos cuatro de los cinco casos, son las causas de la muerte, pues según las pruebas forenses, todos presentaban múltiples lesiones provocadas por un objeto contuso. En el último caso, Jesús Alexander evidenciaba 16 lesiones en cabeza, pecho y abdomen, afirmó el director del Servicio Médico Forense (Semefo), César Raúl González Vaca.
Algunas de ellas provocaron escoriaciones y sería muy complicado que se originaran por una caída a una altura que se pudiera encontrar en una casa como en las que ocurrieron los hechos.
Lozano Blancas afirmó que cuatro de los cinco casos de violencia doméstica son en familias de condiciones humildes, las cuales comprenden familias divididas, donde la madre se vuelve la principal proveedora a causa de la ausencia de una pareja.
Sobre esto, Altagracia Lozano aclaró que la violencia física no se da solamente en este tipo de familias, pero reconoció que son quienes tienen más valor al momento de denunciar cualquier abuso.
El funcionario de la SIE pidió a las mujeres que procuren cuidar a qué personas les permiten la convivencia con sus hijos, ya que pueden ocurrir tragedias como las arriba mencionadas. De igual manera, Cruz Amelia Ahumada Luna, coordinadora de la Unidad de la Violencia Intrafamiliar (UVI) de la Policía Municipal, señaló que las agresiones tienden a ser graduales.
Es poco común que un individuo violento arremeta físicamente contra un pequeño de forma inmediata. Normalmente comienzan con agresiones psicológicas a través de gritos y acoso; conforme pasa el tiempo los ataques se vuelven más severos, hasta llegar a los golpes, por lo que se puede detectar cualquier situación potencial de violencia.
Acorde con Ahumada Luna, gran porcentaje de las denuncias que realizan se dan a través de hospitales. Es decir, cuando el niño ya fue lesionado de gravedad.
El coordinador de la SIE indicó que este año se superó la cifra de niños asesinados de 2016, pues en aquella ocasión solo se contabilizaron dos incidentes. Sin embargo, Altagracia Lozano considera que en 2017 hubo menos denuncias que el año previo, cuando se interpusieron más de 100 querellas, aunque reconoció que en esta ocasión se presentaron más hechos violentos.
Adicional a los cinco casos de niños asesinados por violencia doméstica en Mexicali, cinco han sido muertos como víctimas colaterales del narcotráfico y el crimen organizado.
Se judicializan, pero quedan libres
De las 291 atenciones realizadas anualmente por la UVI- alrededor de seis por semana-, 150 son por incidentes graves, tanto por lesiones como por omisión.
Ahumada Luna, de la UVI, dijo que son reportes realizados por Cruz Roja, por centros de salud u hospitales, debido a las severas lesiones sufridas por el menor, o bien, por detectar a un niño en un picadero o lote abandonado, sin comer y en total abandono por parte de sus padres, en un nivel tan grave que su vida corre peligro.
“Duele ver cómo en estos casos les compras unas galletas y se las comen desesperadamente”, compartió la oficial, quien agregó, son incidentes más comunes de lo que se piensa.
Todos fueron turnados al Ministerio Público, pero solo 70 se judicializaron debido a las severas lesiones identificadas en los infantes. En ninguno de los casos, los acusados terminaron en prisión, esto se debe a que obtienen criterios de oportunidad con los que pueden comprometerse a tomar responsabilidades a cambio de no pisar prisión.
Ahumada Luna expuso que existen terapias e incluso acciones para terminar con adicciones a las drogas a cambio de permitirles volver a tener contacto con sus hijos en caso que exista esta posibilidad por parte de las autoridades.
Aunque para la coordinadora de investigación de estos delitos en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), cada caso es distinto y debe evaluarse de forma específica para determinar qué tipo de acción se ejercerá en contra del agresor. Jurídicamente es necesario reforzar el marco legal para endurecer las penas contra los agresores de niños.
“Ahora imagínate, no es la misma capacidad de un adulto, en ese sentido se debe hacer más una punibilidad en los delitos contra menores que no puedan defenderse, podría legislarse para prevenir abusos”, opinó.
Por otro lado, consideró que la mejor herramienta para prevenir este tipo de tragedias es por medio de la denuncia de vecinos, ya que con frecuencia los integrantes de una familia no se dan cuenta de las agresiones, algunos por desconocimiento, otros por negación.
Recordó casos de menores reportados en escuelas por abuso sexual o lesiones, y cuando la UVI atiende el caso, la madre decide cambiarlo de plantel educativo, argumentando que su hijo está mintiendo, lo que complica la intervención de las autoridades.
Es por ello que la funcionaria pidió a los vecinos y profesores estar alertas para reportar cualquier indicio de violencia en una vivienda, máxime cuando se trate de menores que no pueden denunciar por su propia cuenta o defenderse.
Como dato, tres de los cinco niños fallecidos tenían características de niño maltratado, pero en ninguno de los casos se identificaron antecedentes.
La historia de Jesús Alexander
La mañana del martes 13 de noviembre, la madre de Jesús Alexander Palacios Pimentel salió de su casa ubicada sobre República de Cuba y Séptima, en la colonia Nuevas, una comunidad rural perteneciente a San Luis Río Colorado cuyas emergencias son atendidas por autoridades mexicalenses, por la cercanía.
La intención de la dama era buscar trabajo para obtener ingresos con los que mantendría a su familia. Su pareja sentimental, Jesús Raúl Fierro Herrera alias “El Rulo”, no trabajaba, por lo que ese día se quedó a cargo de la casa; solo vivían ellos tres en la casa, ya que el hijo mayor de la dama no estaba con ellos.
La mecánica de los hechos aún no está clara, pero la Policía Ministerial presume que el agresor golpeó al menor con los puños de una forma tan brutal que terminó con su vida. Según lo referido por el Semefo, el cuerpo del niño presentaba 16 lesiones en el rostro y el pecho, todas recientes, por lo que no había indicios que sugirieran maltrato.
Alrededor de las 2:30 pm, la madre regresó a su vivienda y todavía localizó a su consorte en la casa, quien le comentó que Jesús Alexander se había caído de la cama.
Ambos se dirigieron a la habitación y vieron al pequeño ya pálido y muy golpeado de todo su cuerpo.
Mientras la mujer pedía apoyo para salvar a su hijo -que ya tenía tiempo muerto-, el hoy imputado salió huyendo de la casa, por lo que al llegar policías municipales denunció a su pareja sentimental como principal sospechoso del crimen.
Agentes preventivos emprendieron un operativo de localización y lograron dar con el responsable, pero debido a que la flagrancia no se había concretado, optaron por no presentarlo al Ministerio Público.
Fue hasta la noche del jueves que obtuvieron la orden de aprehensión urgente y lo aseguraron formalmente.
Lozano Blancas dijo que con frecuencia existen omisiones por parte de la madre en estos casos, pero en lugar de buscar una doble acusación, prefieren utilizar sus testimonios para reforzar el juicio contra el autor material del crimen.
Fue así como Jesús Alexander se unió a la lista de niños olvidados y maltratados con un lamentable final. En la memoria colectiva se recuerdan casos como el de la pequeña Karina Vanessa, asesinada presuntamente por su abuelo; Diana Mía, golpeada hasta morir por su padrastro y en la que la madre biológica brindó apoyo para deshacerse del su cuerpo al amarrarlo a un inodoro y arrojarlo a un dren de la zona Sur de Mexicali.
Once en Tijuana
Durante 2017, en Tijuana han sido asesinados 11 menores de edad, tres de ellos, víctimas colaterales de los delitos de alto impacto que permean la región, mientras que ocho han perecido por violencia doméstica, en manos de las personas que debían brindarles protección y cuidado
A esta cifra mortal se suman 956 casos de niños y adolescentes víctimas de omisión de cuidados, maltrato físico y agresión sexual, todos registrados en Tijuana durante el año por concluir.
Este municipio mantiene la mayor proporción de casos de menores violentados contabilizados en Baja California en el presente año, con el 53.65 por ciento de una estadística total tasada en mil 781 procesos en los que las víctimas han tenido que recibir protección en contra de sus agresores, principalmente familiares o personas cercanas a ellos.
El escenario de agravio en la entidad es preocupante, si bien no ha incrementado con relación a 2016, año que cerró con la emisión de mil 934 medidas de protección, la reintegración de los niños y adolescentes al seno familiar ha sido en menor proporción al año pasado, reportó la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, a cargo de Consuelo Luna Pineda.
De acuerdo a datos de la dependencia, en 2016 fueron reincorporados a sus familias mil 674 rescatados ese mismo año, mientras que en 2017 se ha logrado reinstalar en sus hogares a mil 283.
Para que un niño o adolescente pueda ser retornado a su casa, explicó Luna Pineda, se debe garantizar la seguridad del menor, que las causas de vulneración de las que fue víctima no se ubiquen en ese entorno y si ahí fueron identificadas, primero deben solventarse. Caso contrario, se les retiene en albergues o con familiares que les provean un ambiente seguro.
La razón por la que se mantiene a un porcentaje mayor de menores desvinculados de su entorno familiar obedece a que en el 60% de los casos, los victimarios son los propios padres o familiares cercanos.
Otro aspecto por el que se opta por retener a las víctimas alejadas de sus hogares, es porque en ellos prevalece un ambiente de drogadicción y omisión de cuidados hacia los menores, que aunque evidentes, ni familiares ni vecinos denuncian ante la autoridad.
Descomposición social detona violencia contra menores
Para Oliva Margarita Vidal Plata, jefa de la Unidad contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, la descomposición del tejido social va en aumento, detonando principalmente en mayor violencia contra menores de edad y mujeres.
Pero a diferencia de los niños y adolescentes, las mujeres tienen en sus manos la opción de poner freno a la violencia doméstica, evitando que detone en homicidio, como el caso de ocho de los once menores asesinados durante 2017 en Tijuana, en el seno de sus propios hogares.
Tanto maltrato físico, como cualquier tipo de violencia en contra de los menores o estallada por ellos mismos, “todo nace en el núcleo familiar, es parte de la malformación de la propia sociedad”.
Para la funcionaria, el recobrar el tejido social requiere de un trabajo conjunto entre sociedad y gobierno, que va desde una pronta reacción para que los casos se denuncien, pero que también la autoridad tenga la capacidad de atenderlos con apremio, hasta la implementación de medidas que brinden protección a las víctimas.
Respecto a la actuación contra los agresores, consideró que además de aplicárseles sanciones penales o administrativas, deben ser sometidos a una rehabilitación integral para evitar el círculo vicioso, “generalmente primero fueron víctimas y siguen patrones de conducta que si como sociedad no atendemos, serán trasmitidos a otros, incluyendo sus propias víctimas”.
Vidal Plata anotó que para lograr esa premisa son necesarias mayores campañas de difusión, tanto para motivar la denuncia ciudadana, como para que la propia víctima se atreva a denunciar y se deje ayudar, “pero tienen que ser campañas permanentes para reeducarnos como sociedad, porque cambiar el chip no es fácil”, anotó.
Y recomendó, principalmente a las mujeres, “que no nos tapen los ojos, que no nos tapen la boca, denunciemos la violencia familiar, hagámoslo sobre todo si somos progenitores o cuidadores de un menor de edad”.
La Unidad contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil fue reabierta en marzo de 2017, desde entonces a la fecha ha recibido 3 mil 100 reportes de violencia intrafamiliar, de los cuales mil 200 han ameritado medidas de protección, ya sea en menor o mayor escala, misma que es determinada por la PGJE.
De los mil 200, alrededor de 300 corresponden a mujeres y 900 a menores de edad recatados, pero a excepción de los menores de edad que en forma automática se remiten al Sistema DIF, en los casos en que la víctima es adulto, es necesario contar con su consentimiento para brindarle protección y refugio. Durante 2017 solo 15 mujeres que se detectaron en riesgo de violencia han aceptado ser protegidas en refugios, lo que representa solo el 5% de féminas atendidas.
El resto de los casos derivan de conductas de agresión no permanentes, por lo que el seguimiento de Seguridad Pública se reduce a una vigilancia policiaca que va de 72 horas hasta llegar a los 80 días, dependiendo de la instrucción del agente de Ministerio Público que lleve el caso, y sin que la persona agredida tenga que dejar el hogar.
Menores asesinados
Entre los casos contabilizados de menores asesinados en Tijuana en 2017, al no tener oportunidad de ser rescatados de la violencia familiar, destaca el del niño Eitan, de 2 años de edad, quien murió la madrugada del 1 de octubre a causa de una golpiza que le propinó su padrastro, Luis Enrique Acosta.
Al crimen le antecedió el de la niña Valentina, de once meses de edad, quien murió el 9 de agosto por severos golpes registrados en cráneo y cuerpo; el de Jared, de 5 años, asesinado por su padrastro, Josué Rodríguez “El Huevo” el 5 de julio, al prenderle fuego junto a su madre y causando la muerte de ambos; y el de Yohan Solís, de un año de edad, apuñalado por su padrastro el 14 de junio, entre otros casos cuya constante es el maltrato físico.
Evaluar y dar seguimiento a la atención a víctimas
Para el psicólogo Gabriel Bello, lo que detona la violencia contra niños y adolescentes es la falta de información sobre el ejercicio correcto del rol paterno, “en la actualidad, con tanta información, se sigue ignorando cómo ser un buen padre”.
Estrés, tensión y ansiedad, son otros de los factores “a los que pueden ser sometidos los padres (a diario), que les lleva a manejar una personalidad irritable, intolerante, frustrante, que les complica la adecuada interacción con sus hijos”, anotó.
Para restablecer el tejido social que evite principalmente la violencia intrafamiliar, particularmente los actos de agresión contra menores de edad, es necesario crear una nueva conciencia en los padres a través de programa de valores -respeto, constancia, compromiso, responsabilidad-, de urbanidad y buenos modales, igualdad de género, antibullying o ciberbullying y escuela para padres de niños y de adolescentes.
Programas que deben ser de largo alcance, no solo remitirlos a pláticas escolares, sino trabajar más en llevarlos a todos los hogares, darles seguimiento y evaluar el avance para obtener resultados.