Maldito tiempo que vas corriendo
y entre tus patas te vas llevando
mi juventud, la vas deshojando
y en el camino la vas esparciendo.
Tiempo y polvo borran mi nombre,
ni quién se acuerde que fue de mí,
solo una tumba dice que ahí
yacen sepultos, restos de un hombre
que no hizo historia, ni allá, ni aquí,
y hoy en día ni quién se asome.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B. C.