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lunes, septiembre 30, 2024
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Los narcos impunes del sexenio

El Gobierno Federal presume que ha cumplido en más del 88 por ciento la tarea de reducir a los líderes de organizaciones criminales del país, al detener a 108 de los 122 denominados objetivos prioritarios de la delincuencia organizada. Faltarían 14 por ser aprehendidos, pero solo cuatro nombres son públicos, entre ellos “El Mayo” Zambada, “El Mencho” Oseguera, “El Chapo Isidro” y “El Azul” Esparragoza. Algunos de los detenidos han recuperado su libertad por pifias del Ministerio Público federal o por fuga. Rafael Caro Quintero, también buscado, es caso aparte, pues no integraba la lista cuando salió de prisión. El periodista Diego Osorno considera que existe una simulación en el combate al narcotráfico

Una lista con los nombres de miembros del narcotráfico, denominada “122 Objetivos Prioritarios”, que nunca se reveló de manera pública, sirvió de carta mediática de resultados para el gobierno que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto. Una lista desconocida ha permitido que cualquier detenido se convierta en uno de esos objetivos, y desde el inicio del sexenio presuntamente van 108 logros con la captura o abatimiento de delincuentes.

 

ISMAEL “EL MAYO” ZAMBADA GARCÍA

Nacido en el Estado de Sinaloa en 1948, es señalado como líder del Cártel del Pacífico o de Sinaloa, con influencia en todo el país, sobre todo en su misma entidad, así como en Sonora, Chihuahua, Durango y Jalisco. Se hace llamar Gerónimo López Landeros, Javier Hernández García, Jesús Loaiza Avendaño e Ismael Higuera Rentería. Existe una recompensa de 30 millones de pesos por su captura en México, donde se le busca por su probable responsabilidad en la comisión de delitos contra la salud, delincuencia organizada, acopio de armas de fuego y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Presuntamente tras la detención de su socio Joaquín “El Chapo” Guzmán, es el líder único de la organización criminal, y aunque tuvo algunas disputas internas, parecen haberse apaciguado con la detención de Dámaso López Núñez “El Licenciado”. Los hijos del “Mayo”, Vicente Zambada Nieblas, Serafín Zambada Ortiz e Ismael Zambada Imperial, se encuentran presos en Estados Unidos y en Puente Grande, Jalisco.

Conforme se acerca el fin de la administración federal, la meta parece cumplirse. “Es el objetivo prioritario número 105… 106… 107…”, hasta llegar hace unas semanas al 108 con la detención de Samuel Lizárraga Ontiveros “El Tortillero”, ex líder del grupo criminal “Los Mazatlecos”, brazo armado del Cártel Beltrán Leyva.

Otros 14 líderes de organizaciones delincuenciales, jefes de células y operadores financieros están en el inventario del Gabinete de Seguridad y falta cumplimentarse su aprehensión, pero solo los nombres de cuatro de ellos se han hecho públicos. El resto puede suponerse que son algunos de los que figuran en la anacrónica lista de los “más buscados” de la Procuraduría General de la República (PGR).

 

NEMESIO OSEGUERA CERVANTES “EL MENCHO”

Líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), nació en 1966 en el poblado de Chila, Michoacán. Desde los años noventa se vinculó en actividades de narcotráfico para la organización criminal de los hermanos Valencia, del Cártel del Milenio, de quienes fue lugarteniente. Emparentó con la familia de “Los Cuinis”, de apellidos González Valencia al contraer nupcias con su hermana Rosalinda, en Apatzingán. A principios de la década, estuvo bajo las órdenes de Jesús “El Chango” Méndez, y a la captura de este, escaló un peldaño para convertirse en mano derecha de Erick Valencia Salazar “El 85”. Con el grupo de los michoacanos se alineó bajo las órdenes de Ignacio “Nacho” Coronel, del Cártel de Sinaloa, pero al ser abatido el duranguense, hubo una división, formándose el Cártel de la Resistencia y el CJNG o “Los Torcidos”. A la detención del “85”, en 2012, “El Mencho” asumió el mando de la organización. Es considerado un hombre muy hábil para los negocios ilícitos, capaz de vender protección a otros poderosos jerarcas del narcotráfico como Rafael Caro Quintero, al que presuntamente ofreció sus servicios de custodia cuando este salió del penal de Puente Grande, según versiones extraoficiales. En México se ofrece una recompensa de 2 millones de pesos por su detención.

Capos, lavadores de dinero y lugartenientes relevantes sobran para alargar la lista a más de dos centenas de criminales que pudiesen ser “objetivos”, por lo menos relevantes para las autoridades. Sin embargo, los más visibles son Ismael “El Mayo” Zambada García, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, Fausto Isidro Meza Flores “El Chapo Isidro” y Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”.

Para el periodista y escritor regiomontano Diego Enrique Osorno, el gobierno emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) no ha sido transparente en el combate al narcotráfico, y uno de sus principales problemas es haber alcahueteado los yerros y absurdos del Presidente antecesor, Felipe Calderón Hinojosa, en los temas de violencia, inseguridad e injusticia desde las instituciones.

 

JUAN JOSÉ ESPARRAGOZA MORENO  “EL AZUL”

Fue uno de los fundadores del Cártel de Guadalajara en la década de los ochenta. Nació en 1949 en Sinaloa y le conocen como “El Azul” por el color oscuro de su piel. Fue miembro de los cárteles de Sinaloa y de Juárez, debido a su facilidad para las relaciones públicas. Desde joven se movió con mayor influencia en Jalisco, Sinaloa, Chihuahua y Baja California, donde vivió y fue detenido en Mexicali, en una de las dos ocasiones que estuvo preso. El legendario narcotraficante, por el que la Procuraduría General de la República (PGR) ofrece una recompensa de 30 millones de pesos, también operó en los estados de Querétaro, Morelos y Tamaulipas, donde presuntamente realizó actividades de blanqueo de capitales, delincuencia organizada y delitos contra la salud. A principios de junio de 2014, el semanario sinaloense RíoDoce informó que el capo murió en Guadalajara, debido a una fractura ocasionada en una caída. Las autoridades ministeriales no tienen certeza del hecho y le mantienen en la lista de los criminales más buscados.

A lo largo de cinco años de administración, Peña Nieto ha presumido avances en materia de seguridad pública y ha ponderado ir palomeando los nombres de la mentada lista de traficantes de drogas ilegales, e incluso anunciar de manera personal, como lo hacía Calderón, las últimas capturas, en un intento de transmitir que el poder de los narcos es neutralizado y el Estado mexicano está cumpliendo con sus obligaciones, a través de los cuerpos policiales y muy especialmente de las Fuerzas Armadas.

 LOS PRIMEROS EN CAER

En un gran porcentaje, los nombres de 108 delincuentes “objetivo prioritario” para el Gobierno Federal son curiosamente objetivos del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Varios de los arrestados se encuentran en la lista de cabecillas del narcotráfico y lavadores de dinero de la Oficina de Control de Activos extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), del Departamento del Tesoro, y tienen órdenes de aprehensión en cortes federales de Distrito de diversos estados de la Unión Americana.

La existencia de la lista se conoció hacia finales del primer año de la administración peñista, y en el primer informe de labores de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), rendido por el entonces titular Manuel Mondragón y Kalb, se conocieron los nombres de los pioneros del experimento. Entonces se supo que la de Édgar Adrián Zavala Bravo, de Los Zetas, fue la primera de esas detenciones en el Estado de Nuevo León, el 3 de diciembre de 2012.

 

FAUSTO ISIDRO MEZA FLORES “EL CHAPO ISIDRO”

Originario de Sinaloa, nació en 1982 y se incorporó al tráfico de drogas en las filas del Cártel de Sinaloa, donde también militaban los hermanos Beltrán Leyva y con quienes “El Chapo Isidro” sentía afinidad y fidelidad. A la detención de Alfredo “El Mochomo” Beltrán, en enero de 2008 por elementos del Ejército, se registró un rompimiento en el seno del grupo criminal, ya que la captura se atribuyó a una traición del líder de la organización, Joaquín “El Chapo” Guzmán. Los Beltrán Leyva, que tenían muchos de los hilos del trasiego y negociación de enervantes desde Sudamérica hasta Estados Unidos, formaron su propio cártel y Meza Flores decidió seguirles. Creó su propia célula, a la que llaman “Los Mazatlecos”, y desde entonces funge como brazo armado de la familia Beltrán. Autoridades norteamericanas ofrecen una recompensa de 5 millones de dólares a quien proporcione información veraz que lleve a la localización y captura del considerado uno de los principales enemigos de Guzmán Loera. La zona de operaciones de Fausto Isidro está identificada entre los estados de Nayarit, Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua. Sus correrías, principalmente en los municipios de Guasave y Ahome, en la región norte de Sinaloa, son muy conocidas, pues durante un tiempo tuvo en la nómina a los principales mandos de las policías de esas demarcaciones.

Se dijo que por instrucciones presidenciales, se privilegió el uso de la inteligencia sobre el uso de la fuerza en las tareas de reducir la delincuencia y la violencia, a través del fortalecimiento de la coordinación de la Policía Federal, dependiente de la CNS, con otras instituciones del Gabinete de Seguridad como el Centro de Información de Seguridad Nacional (CISEN), Secretaría de Marina (Semar), Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la PGR.

En ese primer año, fueron apresados Inés Coronel Barreras, suegro y lugarteniente de Joaquín Guzmán Loera, así como su hijo Inés Omar Coronel Aispuro, del Cártel de Sinaloa; Alberto Carrillo Fuentes “Betty la Fea”, líder del Cártel de Juárez y hermano de Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”; Manuel Aguirre Galindo “El Caballo”, coordinador financiero del Cártel Arellano Félix y Antonio Hernández Blanco, de Los Caballeros Templarios.

La lista continuó con Alejandro Arias Barrera, jefe de plaza del Cártel de Juárez, en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua; Ignacio Páez Soto “Nacho Páez”, presunto jefe de plaza del Cártel de Sinaloa en Sonora; Raúl Flores Hernández “El Tío”, narcotraficante independiente en Jalisco; Daniel García Ávila y Juan Antonio García Ávila, líderes del Cártel de la Laguna o Los Dannys; Gerardo Maza Juárez, operador financiero de Los Guerreros Unidos y Edgardo Azuara González, jefe de plaza del Cártel del Golfo, entre otros más.

 

JUAN PABLO LEDEZMA “EL JL”

Originario de Chihuahua, al que también apodan “El Dos Letras”, desde 2009 se advirtió su crecimiento al interior del Cártel de Juárez, donde operó para los hermanos Carrillo Fuentes, primero para Vicente “El Viceroy”, y después para Alberto alias “Betty la Fea”. Siempre se mantuvo cercano a los líderes y quedó como segundo de Jesús Salas Aguayo “El Chuyín”, quien al ser detenido hace un par de años, dejó el camino libre para que “El JL” ocupara el liderazgo vacío. Tiene su zona de operación en Chihuahua capital, maneja al grupo criminal conocido como “La Línea”, con el que mantiene vigiladas las entradas y salidas de Chihuahua, así como las carreteras hacia Ciudad Juárez. La PGR ofrece una recompensa de 15 millones de pesos por datos que ubiquen el paradero del fugitivo.

 

Los nombres aún no decían mucho, faltaban los traficantes de gran calado cuyos nombres aparecían con frecuencia en los medios de comunicación. Las autoridades adelantaban que para cumplir con la meta de detener a quienes estaban en la lista mexicana se establecieron mecanismos de intercambio de información de inteligencia con los gobiernos estatales y municipales, así como con agencias internacionales “para asegurar una mejor colaboración en la materia”. La CNS aseguró que ya operaba una red de 231 unidades de análisis en los tres órdenes de gobierno y con diez países.

 LOS “PECES GORDOS”

Entre los años 2014 y 2015, el Ejército, la Marina y algunas veces la Policía Federal detuvieron a los principales líderes de las organizaciones criminales más importantes de México. Así cayeron en manos de las autoridades Miguel Ángel Treviño Morales “El Z-40”, su hermano Omar Treviño Morales “Z-42”, Joaquín Archivaldo Guzmán Lorea “El Chapo”, Servando Gómez Martínez “La Tuta”, Dionisio Loya Plancarte “El Tío”, Héctor Manuel Beltrán Leyva “El H”, Vicente Carrillo Leyva “El Viceroy”, y Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero” o “El Alineador”.

Zetas, Sinaloa, Templarios, Beltrán Leyva, Juárez y Arellano Félix, en ese orden, los cárteles de las drogas más afectados hasta entonces. Después vino una batida contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la cual empezó con las detenciones de Víctor Hugo Delgado Rentería “Comandante Tornado”, Nicolás Balcázar López “El Bronco” y Abigael González Valencia “El Cuini” en diferentes fechas. El 1 de mayo de 2015, el Ejército inició la “Operación Jalisco”, siendo recibidos los militares con el derribo de un helicóptero y la muerte de ocho de sus elementos entre los municipios de Casimiro Castillo y Villa Purificación.

 

JUAN PABLO GUIJARRO FRAGOZA “EL MÓNICO” O “EL H1”

Joven chihuahuense que opera para el Cártel de Juárez, a través del control de diferentes pandillas, entre las que se encuentra la de “Los Aztecas” -según datos de la Administración Antidrogas (DEA) de Estados Unidos de América-, lo que hace que sus seguidores en la venta de drogas y el sicariato sean numerosos. Es señalado por autoridades ministeriales como una de las personas que mantiene altos índices de violencia en esa frontera del país con Texas. Presuntamente existen viejas averiguaciones previas y nuevas carpetas de investigación en su contra por su posible responsabilidad en la comisión de los delitos de delincuencia organizada y lesiones. Tiene como principal función surtir y realizar cobros por “tienditas”, a narcomenudistas, en antros y centros de prostitución. El gobierno mexicano ofrece una recompensa de 15 millones de pesos por su captura.

Otros de los que figuraban en la lista y fueron atrapados, son Rubén Oseguera González “El Menchito”, hijo de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder del CJNG; Mario Núñez Meza y Elvis González Valencia, otro de “Los Cuinis”, cuñado de Nemesio. Cayeron presos Alejandro Castro Alfonso, generador de violencia en Veracruz; Vicente Rufino Carrillo Salmerón, líder regional de una organización delictiva con presencia en la Sierra de Guerrero, en los límites con Oaxaca; Gerardo Javier Benítez Estrada, generador de violencia en el Estado de México y Rubén “N” “El Nene”, lugarteniente de un grupo criminal en la Costa Grande de Guerrero.

De los jefes Zetas fueron encerrados Juan Pedro Saldívar Farías, Tomás Mauricio Sifuentes García “El Mega”, Alfonso Zamudio Quijada “El Samurái”, Abdon Federico Rodríguez García y Carlos Antonio Ramírez Rodríguez “El Flaco”. Del Cártel del Golfo, Juan Francisco Carrizales “El Metro 98”, Julián Manuel Loisa Salinas “Comandante Toro”, Francisco “N” “Pancho Carreón”, Mario Armando Ramírez Treviño “El Pelón” y, recientemente, José Antonio Romo López “La Hamburguesa”. De Juárez, fueron capturados los sucesores de los Carrillo Fuentes, Arturo Vázquez Terrazas y Jesús Salas Aguayo “El Chuyín”.

Por los michoacanos Caballeros Templarios quedaron tras las rejas Gregorio Abeja Linares, Ignacio Rentería Andrade “El Cenizo” y Nicandro Barrera Medrano. Del CJNG, volvió a ser detenido “El Comandante Tornado”, pero ya con su nombre verdadero de Iván Cazarín Molina, Daniel Quintero Riestra “El Dany”, jefe de plaza de Guadalajara y Sergio Kurt Schmidt “La Pistola”, presunto operador financiero.

 

MAXILEY BARAHONA NADALES  “EL CONTADOR” O “EL 19”

También apodado  “El Max” o “El Maxiley”, es considerado el actual líder del grupo delictivo Los Zetas, con operaciones ilícitas en la plaza de Veracruz, aunque también incursiona en Chiapas y Tabasco para efectuar el tráfico de drogas y otros ilícitos. Se le ubica como uno de los delincuentes altamente peligrosos del país y bajo sus órdenes se han registrado diversos homicidios y secuestros, incluso se le atribuye la detonación de granadas de fragmentación en contra de oficinas de la PGR en meses pasados. “El Contador” colaboró durante un tiempo para los hermanos Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales, “Z-40” y “Z-42”. Actualmente sigue vigente el ofrecimiento de una recompensa por 10 millones de pesos.

Los Beltrán Leyva han tenido las bajas de Francisco Javier Hernández García “Panchillo”; Clara Elena Laborín Archuleta “La Patrona”, esposa de “El H”; Jesús Alfredo Beltrán Guzmán “El Mochomito”, hijo del extraditado Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”; y hace unos días, Samuel Lizárraga Ontiveros “El Tortillero”, ex líder del grupo criminal “Los Mazatlecos”.

También el Cártel de Sinaloa ha sufrido algunos golpes de la autoridad. Jefes de células de distintas plazas están en la cárcel, como Alfonso Lira Sotelo “El Atlante”, los hermanos Alejandro y Felipe Cabrera Sarabia, Abraham Inzunza Inzunza, José Ángel Carrasco Coronel “El Changel”, Misael Torres Urrea, Ismael Zambada Imperial “Mayito Gordo”, Orso Iván Gastélum Ávila “El Cholo Iván”; Inés Enrique Torres Acosta “El Kike”, Dilver Fidel Soto Alvarenga “El Gallero”, Javier Carrasco Coronel y Dámaso López Núñez “El Licenciado”. Dámaso López Serrano “El Mini Lic” se entregó al gobierno de Estados Unidos.

 

MUERTOS, LIBRES Y FUGADOS

Otros 14 presuntos delincuentes de los enlistados no pudieron enfrentar un juicio penal que probara su responsabilidad, pues murieron abatidos por fuerzas policiales. Entre los más renombrados estuvieron Nazario Moreno González “El Más Loco”, fundador de La Familia Michoacana; Gonzalo Inzunza Inzunza “El Macho Prieto”, del Cártel de Sinaloa; y Enrique Plancarte Solís “Kike Plancarte”, de Los Caballeros Templarios.

 

JOSÉ ANTONIO CUETO LÓPEZ

Ex funcionario del ámbito de la procuración de justicia presuntamente coludido con los cárteles de Sinaloa y Beltrán Leyva, cuando estos colaboraban con los primeros y ofrecían fuertes sobornos a cambio de obtener información privilegiada. Como subdelegado de apoyo de la Fiscalía Especializada en la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS), Cueto fue uno de los 25 servidores públicos acusados de recibir dádivas de narcotraficantes, muchos de ellos detenidos. El abogado es buscado por la PGR para llevarle a cuentas ante un Juzgado por su probable responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada y delitos contra la salud, ya que se dice que en el Estado de México y en el ex Distrito Federal efectuaba tráfico de enervantes. El programa de recompensas de la PGR sostiene una oferta de 10 millones de pesos para detener a este personaje.

Algunos de los 108 objetivos prioritarios que han sido detenidos, lo fueron hasta en dos o en tres ocasiones, pues fueron liberados por los jueces o escaparon de prisión. Entre los liberados varias veces se encuentran Rubén Oseguera “El Menchito” y César Iván Cazarín Molina “El Comandante Tornado” o “El Tanque”, quienes han estado privados de su libertad en diferentes Centros Federales de Readaptación Social del país.

También obtuvieron la benevolencia de autoridades judiciales Elvis González Valencia y Sergio Kurt Schmidt. El primero salió del penal de máxima seguridad “Altiplano”, en el Estado de México, en diciembre de 2016, y enseguida le fue dictada una orden de aprehensión, pero ya no le han localizado. Mientras que “La Pistola”, también fue exonerado y liberado en el fuero federal, señalando la Fiscalía General del Estado de Jalisco que le investigan por delitos del orden común.

Y si de restar números y personas a los objetivos alcanzados se trata, también habría que recordar que Joaquín “El Chapo” Guzmán escapó la noche del 11 de julio de 2015 de la misma prisión federal de Almoloya de Juárez, aunque fue recapturado en enero siguiente en Los Mochis, Sinaloa. Quien ya no fue localizado después de evadirse del penal estatal de Aguaruto, en Culiacán, Sinaloa, es Juan José Esparragoza Monzón “El Azulito”, hijo del capo del mismo nombre.

 

EDUARDO GONZÁLEZ QUIRARTE “EL FLACO”

Tras década y media “desaparecido”, quien llegó a considerarse uno de los posibles sucesores del ex líder del Cártel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”, dio señales de vida el año próximo pasado al promover un juicio de amparo en contra de viejas órdenes de aprehensión que existen en su contra. El gobierno de Estados Unidos designó a González Quirarte en su lista de cabecillas del narcotráfico el 31 de mayo de 2002, misma fecha en que Ismael “El Mayo” Zambada fue sancionado por el Departamento del Tesoro. “El Flaco” es también mencionado en expedientes de la Unión Americana con los alias de Gregorio González López, Héctor Manuel Orellana Erazo y Gabriel Gómez Chávez, con pasaportes mexicanos falsos.

 

LOS QUE HACEN FALTA

Hasta el momento, de las catorce personas que haría falta detener por parte del Gobierno Federal, según su lista, solo cuatro de los objetivos están identificados públicamente: Ismael “El Mayo” Zambada García, líder del Cártel de Sinaloa; Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, jefe del CJNG; Fausto Isidro Meza Flores “El Chapo Isidro” y Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, a quien versiones periodísticas dan por muerto desde hace un par de años.

Sobre el tema del viejo capo Esparragoza, Renato Sales Heredia, comisionado nacional de Seguridad, reconoció en mayo pasado que no se tiene noticia oficial de su defunción, por lo que para las autoridades continúa con vida y dentro de la lista especial. “Y sí, efectivamente está entre los 122, aunque se afirma en diferentes medios que ha perdido la vida. No tenemos la certeza, mientras no tengamos la certeza absoluta de que así fue, seguirá incorporado a la lista de los 122 objetivos”, dijo el funcionario.

De Nemesio Oseguera se sabe que es uno de los narcotraficantes que la Unión Americana reclama su captura, al ser el CJNG el de mayor crecimiento en México y en el trasiego de drogas hacia el país del norte. Y aunque la PGR nunca le ha incluido entre los delincuentes más buscados, existe una recompensa en contra del “Mencho” desde hace varios años.

De los otros diez enlistados se desconocen sus nombres públicamente, pero guiados por la página web de los más buscados de la PGR, se presume que son Juan Pablo Ledezma “El JL”, del Cártel de Juárez; Juan Pablo Guijarro Fragozo o Fragoza “El Mónico” o “El H1”, líder de La Línea, del mismo cártel juarense; Maxiley Barahona Nadales “El Contador” o “El 19”, actual líder de Los Zetas; y José Antonio Cueto López, del Cártel de Sinaloa. Por ellos se ofrece recompensa. Son vinculados a investigaciones relacionadas con la delincuencia organizada, y cuentan con orden de aprehensión, de localización o de presentación, vigentes.

RAFAEL CARO QUINTERO

Nación en 1952, en Sinaloa. Fundador del Cártel de Guadalajara en los años ochenta, es uno de los delincuentes más reclamados a nivel internacional. El ex director del penal de máxima seguridad del Altiplano, Juan Pablo Tavira, lo catalogaba como un “hombre primitivo e inquieto”. Cuenta con orden de detención provisional con fines de extradición internacional para ser llevado a Estados Unidos, donde tiene cuentas pendientes por delitos contra la salud. En México le espera una condena de 40 años de prisión por su plena responsabilidad en el secuestro y homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, pena que no pudo cumplir porque un Tribunal Colegiado le concedió erróneamente la libertad el 9 de agosto de 2013. Actualmente el capo tramita un juicio de amparo, cuya revisión se encuentra en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Caro Quintero es vinculado actualmente al Cártel Beltrán Leyva, con buena relación con los líderes de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, quienes respetan su jerarquía. No forma parte de la lista de los 122 objetivos prioritarios del Gobierno Federal, pues el documento ya existía desde antes de su excarcelación.

Los seis lugares restantes son un galimatías, pues criminales de alto perfil sobran de las diferentes organizaciones criminales. Basta mencionar a Homero Cárdenas Guillén “El Orejón”, hermano de Osiel y de Mario Cárdenas Guillén, del Cártel del Golfo; los hermanos Alfonso “El Aquiles” y René “La Rana” Arzate García, y José Antonio Soto Gastélum “El Tigre”, del Cártel de Sinaloa en Baja California; Trinidad Olivas Valenzuela “El Chapo Trini”, del Cártel Beltrán Leyva en Sonora; y Crispín Salazar Zamorano, de Gente Nueva, brazo armado del Cártel de Sinaloa en Chihuahua.

Los candidatos siguen con Luis Antonio Torres “El Americano”, de Los Viagras en Michoacán; Ramón Arellano “El Piloto”, del Cártel Arellano Félix; y desde luego, Iván Archivaldo Guzmán Salazar “El Greñas” o “El Chapito” y su hermano Jesús Alfredo, hijos del “Chapo” Guzmán. En duda quedan Eduardo González Quirarte “El Flaco”, del Cártel de Juárez, y Luis Valencia Valencia, del Cártel del Milenio, con más de 15 años sin ser localizados por las autoridades.

Mención aparte merece el caso de Rafael Caro Quintero, quien no forma parte de la lista de los 122 objetivos prioritarios, pues cuando esta se realizó, el sinaloense, fundador del Cártel de Guadalajara, aún se encontraba preso y recuperó su libertad el 9 de agosto de 2013 del penal de Puente Grande. Sin embargo, es uno de los más buscados, para que cumpla la pena de 40 años de prisión por delitos cometidos en México y cumplimentar la orden de detención provisional con fines de extradición internacional, aunque tampoco aparezca en la abandonada página de los más buscados de la PGR.

Apenas el 1 de noviembre último, Manelich Castilla Craviotto, comisionado general de la Policía Federal, dijo a medios de comunicación que la detención de Caro Quintero se había convertido en uno de los objetivos primordiales del Gabinete de Seguridad del Gobierno Federal. El funcionario refirió que aunque la lista se hizo desde antes, eso no condiciona que las instituciones de gobierno le busquen afanosamente e intercambien información para detectar las operaciones que realiza y detenerle.

Diego Enrique Osorno, periodista y escritor, no cree en la lista ni en los objetivos prioritarios del Gobierno Federal. “Yo creo que el PRI nos recetó la de siempre, que es la historia de la simulación. Una falta de transparencia total en el tema del combate al narcotráfico. A diferencia de Felipe Calderón, que hacía estridencia de la lucha al respecto, el priismo lo que hizo fue tratar de censurar y de presionar a los medios para que no reflejaran lo que estaba ocurriendo”.

El autor del libro “La Guerra de Los Zetas” afirma que “ya tenemos la experiencia y sabemos cómo se las gasta el PRI, y muchos medios, muchos periodistas, no caímos en la simulación de que ya había cambiado la situación en México y de que ahora estábamos en una época de paz, como al principio vendieron afanosamente”.

Crítico, el galardonado con el Premio Nacional de Periodismo en México en 2013, dejó en claro que “hay cosas que quizá se tengan que reconocer, como por ejemplo el mayor uso de la propia inteligencia que de la americana para ciertas operaciones y demás, pero creo que el gran error del gobierno de Peña Nieto fue haber ocultado todas las aberraciones que se cometieron en el gobierno de Calderón. Al momento de encubrir eso asumió como propia la impunidad e incluso ha generado nuevas situaciones de impunidad. Creo que ese fue el más grande error. Y otra vez el problema que tuvimos, es que los temas de seguridad se supeditaron a pactos políticos, que es el gran lastre de siempre en este asunto”. (Con información de Carlos Álvarez Acevedo)

 

Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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