Cuando pensó el Señor en crear el universo,
quiso que todo muy perfecto fuera,
a cada ser le dio inverso y anverso
y a cada espacio le dio su dentro y afuera.
Las aves con alas vuelan por el cielo;
en mares y ríos, peces con aletas;
las tortugas poco se alzan sobre el suelo,
mientras las serpientes se arrastran discretas.
A los que caminan con las cuatro patas
les dio hocico largo, sensible y con dientes,
lo mismo a los cerdos y a todas las ratas
y también a algunos de nuestros parientes.
Pero el ser humano nunca está conforme,
siempre inventa cosas que van contra todo;
si está narigudo se siente deforme,
y que las arrugas se quitan con lodo.
Si nació chaparro, quiere ser grandote,
usando calzado de mucha medida;
si nació lampiño se pinta bigote,
se pone peluca y barba partida.
Y él ya no quiere andar caminado,
descalzo, parado como un ser humano;
él mejor prefiere pasar manejando
un carrote nuevo y no verse enano.
Rodando, rodando sobre su automóvil
se irá haciendo viejo, sin haber vivido;
añejo, inconforme se quedará inmóvil,
añorando todo, peor, en el olvido.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B. C.