Guadalajara, Jalisco.- El padre Alejandro Solalinde llegó a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) el lunes 27 de noviembre para presentar su libro “Los migrantes del sur”, en coautoría con Ana Luz Minera, editado este año por Lince Ediciones.
Con prólogo de Carmen Aristegui, “Los migrantes del sur” cuenta, a través de diversas entrevistas de Ana Luz Minera a Alejandro Solalinde, no solo la historia del sacerdote católico sino la de los migrantes latinoamericanos en su ruta hacia el “sueño americano”.
“Es tiempo de que la gente conozca abiertamente la gran injusticia que se está cometiendo con nuestros más pobres del sur: que se sepa de una vez por todas que se trata de una masacre, un genocidio, ¡un holocausto!, advierte el defensor de los Derechos Humanos.
“Es posible que el siglo XXI no tome conciencia aún de la magnitud de esta destrucción humana, perpetrada desde el siglo XX y continuada sin interrupción hasta nuestros días. Cuando generaciones venideras tomen conciencia de ello, el mundo se llenará de horror y de vergüenza y experimentará sentimientos de culpa, pero ya ni siquiera estarán los responsables de esta brutal agresión contra la humanidad. Aunque estos crímenes no prescriban, será tarde para llamar a cuentas a los perpetradores. Porque el sistema tiene nombres y apellidos”, de acuerdo con el sacerdote que decidió dedicar su vida a velar por los derechos humanos de los migrantes.
Al siguiente día, martes 28 de noviembre, expresó en conferencia de prensa: “Los migrantes visibilizaron cosas que antes no veíamos, por ejemplo, desde ellos se ve la corrupción del gobierno, la perversidad de la política migratoria en complicidad con Estados Unidos”.
“Hay algo que me preocupa mucho: Durante el gobierno de Felipe Calderón, también de Peña Nieto, que para mí han sido igual de nefastos, se ha volteado la espalda de México a nuestros hermanos de Centroamérica, para mí es algo dolorosísimo, no solo los migrantes que salen son los que están sufriendo, los migrantes que se quedan, las personas que se quedan, las familias que se quedan también sufren mucho; y en lugar de encontrar un apoyo de parte de México, se encuentran con que les voltean la espalda y a sus hijos que salen por necesidad, por la violencia y por el hambre, aquí se los secuestramos, se los matamos y los convertimos en mercancía, es algo inaudito”.
Sentenció Alejandro Solalinde: “Yo espero que algún día haya en México un gobierno decente, un gobierno honesto, que pueda reanudar las relaciones con nuestros hermanos de Centroamérica y nuestros hermanos de Sudamérica”.